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"Padre nuestro que estás en el cielo": la terrible noche del camionero que llegó a Tucumán

PARANORMAL

Conducir un camión es uno de los trabajos más difíciles y solitarios: son muchas horas al volante, larguísimos kilometrajes sin compañía, y con la ruta como única testigo de las noches. ¿Qué pasó?

Las rutas esconden miles de historias de terror.





Conducir un camión es uno de los trabajos más difíciles y solitarios del mundo: son muchas horas al volante, larguísimos kilometrajes sin compañía, sin horario, con un destino y una hora puntual a la cual llegar y con la ruta oscura como única testigo de las noches largas.

Eso lo sabe un camionero que dejó las rutas de Salta y llegó a Tucumán con dos unidades más. Es la voz de un hombre que, luego de lo que vivió a la noche, no volvió a ser el mismo. Así compartió su relato estremecedor en Tucumán Paranormal, un relato que comenzó a las 23.30: “Veníamos tres compañeros, cada uno en sus camiones. Yo venía en el medio y ví que al compañero de adelante se le reventó una rueda del segundo remolque y por la radio le empecé a decirle que nos detuvieramos a la orilla”.

El compañero al que hace referencia no tenía mucha experiencia al volante: “Tenía un mes que empezó en este trabajo. Tenía 25 años de edad, le ayudamos a cambiar la rueda y entre charla nos empezamos a reír y en eso escuchamos como si dijeran: ‘Padre nuestro que estás en el cielo’. Y lo demás del rezo se escuchaba como murmullos”.

“Los tres en ese mismo momento volteamos a ver a nuestro alrededor como buscando a alguien. Yo en ese mismo instante supe que no había sido el único que había escuchado, pero nadie dijo nada. Seguimos cambiando la rueda y entre broma y broma nos volvimos a reír y volvimos a escuchar: ‘Padre nuestro que estás en el cielo’. Y después puros murmullos”, relata.

La risa a todos los camioneros se les borró de inmediato: “Uno de mis compañeros dijo: ‘¿Escucharon?’. Y dijimos: ‘Sí, sí lo escuchamos desde hace rato’. Les pedí que nos apuremos. La verdad me empecé a poner nervioso, yo veía la cara de mis compañeros, que también reflejaban miedo. Nos apuramos y escuchamos pasos como si más personas nos hicieran compañía pero no se veía nada”.

Puede variar el tiempo en cambiar una llanta, pero el tiempo se detuvo: “Seguimos nuestro camino unos 600 metros y adelante ví cómo el camión de mi compañero se hacía de un lado a otro, como si estuviera perdiendo el control. Yo empecé a hablarle por la radio y me respondió con una voz muy agitada diciéndome: ‘¡Ayúdenme, viene alguien aquí conmigo!’. Y después de que dijo eso controló la unidad y se detuvo. Lo vimos bajar del camión, estaba todo sudado, pálido y helado de su cuerpo”. 

¿Quién estaba a su lado? “Dijo que una mujer de cabello blanco sin rostro estaba ahí en el asiento del acompañante y que le decía: ‘¡Te vas a matar!’ y que le movía el volante. Dijo también que él nunca nos respondió la radio”, concluyó y confesó: “Después de aquel suceso, el compañero nunca más volvió a manejar un trailer”. De terror.