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"Es un milagro, todos dicen lo mismo": el accidente y la increíble recuperación de Mateo

Historias de acá

El niño de un año y siete meses se cayó a la pileta de su casa y llegó sin respirar al sanatorio. Contra todos los pronósticos médicos, logró recuperarse para volver junto a su familia: “Que la gente crea porque los milagros existen”. Los emotivos videos.





Ramiro Cena sintió que el mundo se le venía abajo la mañana del viernes 26 de noviembre cuando vio a su hijo, Mateo Ignacio Cena Garzón, inconsciente en la pileta de la casa. Desesperado, juntó coraje y sacó al niño de un año y siete meses del agua. Afuera, le dio respiración boca a boca y le hizo masajes cardíacos. No había caso, no respiraba. Lo alzó y fue corriendo con el niño en brazos hasta la guardia del Sanatorio Galeno que queda muy cerca de su hogar. Ahí, la doctora María Almeida logró reanimarlo, pero su estado era crítico, no lograba respirar por sus propios medios. De esa escena dramática, al momento en que Mateo salió caminando del Hospital de Niños pasaron sólo cuatro días; cuatro días en que los médicos hicieron su mejor esfuerzo contra un pronóstico desalentador y donde la fe aportó lo suyo. Hoy su familia habla de un auténtico milagro.

“El bebé entró al sanatorio con paro cardiorrespiratorio y a los diez minutos salió del paro… A la media hora decidieron intubarlo, no sabían cuánto tiempo había pasado en el agua. Cuando yo llegué no entendía nada, estaba en estado de shock, sólo me acuerdo que lo noté frío. Me dijeron que ya estaba viniendo una ambulancia porque lo trasladaban al hospital de niños, que esa era la mejor opción”, relata Lourdes Garzón, la mamá de Mateo, los momentos desesperantes que siguieron al accidente de su pequeño hijo.

Cuando llegaron en la ambulancia al Hospital de Niños, el personal médico ya estaba esperando el ingreso de Mateo. Mientras a sus familiares directos les realizaban test de Covid para que puedan luego acompañar al niño en su estadía en la terapia intensiva, a Mateo le realizaron una tomografía. Tras los estudios, las novedades no fueron para nada alentadoras: “Los médicos nos decían que tenía muy inflamado el cerebro, que el bebé tenía que luchar para poder sobrevivir. Cuando la doctora salió me dijo que ellos ya habían hecho todo lo que estaba a su alcance, que no podían hacer más, a partir de entonces dependía de la fortaleza del bebé… No nos daban buenas noticias”. En ese momento Lourdes no lo supo, pero después los médicos le confesarían que el pronóstico era verdaderamente crítico: “Después me dijeron que tenía entre cero y un 25% de posibilidades de sobrevivir, sin contar la posibilidades de que quede con secuelas”.

Mientras Mateo luchaba por su vida en la terapia, su familia se refugió en la fe religiosa. “Siempre nos sentimos muy contenidos, tanto por el personal médico como por nuestros familiares y amigos. Nosotros somos muy creyentes, todas las noches prendíamos una vela y rezábamos un rosario.  Empezamos a hacer una cadena de oración. La gente iba al hospital y nos dejaban escapularios, rosarios, agua bendita. Estábamos muy mal, nunca nos habíamos separado tanto tiempo de nuestro bebé”, comenta la madre de 23 años.

El parte médico del sábado por la mañana fue que el estado de Mateo era muy crítico. Afuera del hospital, decenas de creyentes se mantuvieron en vigilia rezando por la salud del niño y el grupo de Salesianos cooperadores, al que pertenecen Lourdes y Ramiro, inició una cadena ininterrumpida de oraciones por 48 horas. “En toda partes estuvieron rezando por él. Te juro que hemos movilizado todo allá arriba y acá abajo”, destaca sobre cómo fueron las horas más difíciles para la salud del niño. Esa noche, en un recital que brindó en Córdoba, el popular cantante Carlos “La Mona” Jiménez subió al escenario con una remera con la foto de Mateo: “Mi marido tiene familia allá y ellos le pidieron a la hija de La Mona”.  

“El domingo yo entré a la terapia y cuando lo veo el bebé se movía. A las cuatro de la madrugada le habían sacado el respirador. Afuera había un montón de gente rezando y, como ya no tenía ni el respirador ni la sonda, la doctora me autorizó para que lo asomemos por la ventana. Entonces lo levanto con cuidado y no sabés la emoción que he sentido en ese momento porque, cuando lo veo, era su mirada… él siempre tuvo esa mirada picara. Todos gritaban de la emoción y lloraban… él levantó un bracito y quiso saludar”, relata lo que fue el cambio en la salud del niño: “El lunes, ya caminaba, es más, corría, pero lo dejaron en observació. El martes a la mañana le dieron el alta. Afuera, el padre lo estaba esperando con el jugo Ades que le gusta a él. Como somos súper hinchas de Boca, le pusimos la camiseta para que salga como un campeón. También soltaron globos con helio en ofrenda a la virgen”.


Hoy Mateo tiene la vida de cualquier niño de su edad y, si bien tiene que continuar con diferentes estudios médicos, no presenta ninguna secuela física: “Por ahora no tiene nada, camina, corre, juega y recuerda cosas de antes del accidentes, es más, no le tiene miedo al agua”. A la hora de buscarle una explicación a la sorprendente mejoría de su hijo, Lourdes no duda que el esfuerzo de los médicos estuvo acompañado por la gracia divina: “Para nosotros es un milagro, todos dicen lo mismo, toda la gente que lo ha vivido, incluso los médicos. Después nos dijeron que podría haber estado entre quince y treinta minutas abajo del agua. Yo confiaba en que la voluntad de Dios sea que mi hijo vuelva conmigo. Nosotros estamos enamorados de nuestro hijo, creo que él también ha puesto lo suyo con su fortaleza, es un guerrero”.  

“Estamos agradecidísimos con todo el personal médico, desde los enfermeros, a los doctores y hasta la gente de seguridad del Hospital de niños que rezaban con nosotros. También con toda la gente que nos acompañó y rezó por Mateo. Ahora, nosotros seguimos rezando por todos los niños que están internados ahí, es una situación que nadie como padre quiere vivir. Les agradecemos eternamente lo que han hecho por nosotros y les quiero decir que crean porque los milagros existen”, dice emocionada Lourdes con gratitud y fe de madre.

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