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"Tengo 32 pollitos y me faltaba uno": el gesto que emociona de una señorita a su alumno con covid

HISTORIAS DE ACÁ

María Barros enseña en la Escuela Municipal Nueva Argentina desde hace 13 años. Durante el acto de colación, el único que faltaba era Juli, de la sala de 5: "Cuando me vio, lloramos todos". La foto que conmueve.

La seño María junto a Juli y su familia. La mamá no contuvo las lágrimas.





“Tengo 32 pollitos y me faltaba uno”, dice la señorita María Barros en diálogo con eltucumano y vuelven las lágrimas que vivió este jueves en Las Talitas. El pollito que faltaba en el acto de colación era Julián, Juli, su pequeño alumno de la sala de 5, quien está aislado junto a su familia por covid y no pudo asistir al acto para el cual había ensayado desde principios de noviembre, antes de contagiarse.

Lo que nunca imaginó Juli ni su familia era que la seño María, después del acto en la Escuela Municipal Nueva Argentina, se subiría a su auto y conduciría las 25 cuadras hasta la casa de Julián y, a la distancia, le acercaría el diploma: “La verdad que ha sido un momento muy lindo por el cual no esperaba tantas repercusiones. Cuando terminé el acto, no lo dudé y me mandé en el auto”, dice la seño amada por la comunidad de Las Talitas con 13 años ya en la escuela.

“Sé lo importante que es para mis pollitos este momento. Venimos de vivir momentos difíciles: con clases virtuales para la sala de 4 y semipresenciales para la sala de 5. Juli y su familia están con covid desde hace una semana, le falta una semanita más, pero este momento no podía esperar. Cuando llegué, quería decirle unas palabras mientras mi esposo filmaba, pero cortó el video porque me quebré al segundo. La mamá lloraba, yo lloraba, Juli lloraba, todos llorábamos de la emoción”.

“Desde que dio positivo, siempre lo sigo a Juli por teléfono y me iba en el auto para preguntarle, sin bajarme, cómo estaba. Es un compañerito muy especial para el resto de los chicos, quienes también lo extrañaban. Las mamás de los alumnos tenían que llevar un corazón con el nombre de cada alumno y también llevaron uno con el nombre de Julián. Todos lo queremos”, dice María, quien ya había tenido una alumnita contagiada que se recuperó sin problemas.

De vuelta a la emoción del día, la seño reconoce: “Los adultos sabemos todo lo que hemos pasado y somos conscientes de ello. Los chicos no entienden mucho todavía qué es lo que están viviendo, pero te juro que cuando Juli vio su diploma, la emoción lo invadió y solo me quería abrazar, pero no podía. Queda un abrazo pendiente con mi pollito. Falta una semana. Y a ese abrazo se lo voy a ir a dar”.