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El rabino que logró tucumanizar a una australiana: "Mi objetivo está cumplido"

POCO ORTODOXOS

"¡Meta changos, apuren!", poco ortodoxos en Tucumán: el rabino Eli Levy y su esposa Devy Lieder se adaptan a un Tucumán pandémico en medio del amor por las empanadas, el deseo por probar un panchuque, y la adopción del tucumano básico.

Eli, Devy y sus hijos Yoel, Meir, y las mellizas Sara y Rina. Fotos: Fernando Gutierrez para La Nación.





      • En el 2003, Eli Levy, tucumano de nacimiento e hijo de un rabino de la capital tucumana, viajó a estudiar a Israel, el camino siguió hacia Estados Unidos, y desembocó en un lugar en donde conocería a la mujer que, al poco tiempo, se convertía en su esposa y futura madre de sus hijos, es decir, Australia.

        “Él (Eli) me dijo que vayamos a Argentina por un año y ya van 17, nos quedamos”, cuenta Devy Lieder.

        “Cuando nos casamos había muchos problemas en nuestra comunidad, relacionados a la educación en la escuela en Australia, y por eso nos vinimos a probar acá”, explica Levy, que confiesa a eltucumano que después de 14 años y un último año difícil, volvió al Tucumán que lo vio nacer y crecer, pero ya acompañado de sus 4 hijos, y su esposa australiana.

        Sin embargo, el choque cultural de Devy al llegar a nuestra provincia no es de ahora, sino que empieza en el 2004, cuando vinieron de visita apenas se casaron: “Al llegar a Tucumán vi caballos con carruajes y no lo podía creer (hablando por los carros y los sulkys, seguramente). Yo dije ‘¿a dónde me trajeron? Parece medieval, es muy antiguo’. Venía del primer mundo y dije ‘WOW’. En el bowling había un hombre que tiraba los pinitos con la mano, si tirabas la bola muy al costado le dabas al hombre. Ese era el levantador automático, me acuerdo y me río, nunca pensé ver algo tan divertido. Ahora que volví después de 15 años, cambió muchísimo Tucumán, es muy moderno, hay lugares hermosos, los bares y restaurantes más hermosos. Muy moderno”, nos confiesa Devy, entre risas.

        Nunca se imaginó vivir aquí

        A mediados del 2004, mientras Eli se formaba como Rabino en Australia, le ofrecieron salir con una joven australiana de una familia ortodoxa de Sidney, que era hija de rabinos también. “Nosotros somos judíos ortodoxos. Hicieron la presentación, la que tuvo la idea de la unión fue mi suegra, ella es casamentera, se dedica a eso”, nos cuenta.

        “Una noche fui a cenar en casa de la familia de Devy, pero mi esposa vivía en Nueva York y no la conocia. En septiembre de ese año salimos, nos conocimos. La primera noche que salimos fue a tomar algo, íbamos caminando por la calle y pasamos por una agencia de viaje. En la puerta había un mapamundi muy grande y yo le digo ‘yo soy de acá’, le mostré el mapa de Sudamérica, Argentina, Tucumán. Ella no tenía idea, y mirá donde terminó”, revela muy divertido el Rabino Levi, de 38 años.

        Dévora cuenta que no sabía hablar nada de español, y lo aprendió a la perfección con Eli. “Siempre digo, chango, meta, ya es parte mía, cuando me hablan rápido no entiendo mucho, y a veces tampoco cuando cambian la ‘erre’, es divertido, los tucumanos hablan como cantando. La gente de Tucumán es distinta que en Buenos Aires, acá es más tranquilla, mucho más buena onda, los vecinos saludan. El choque cultural fue muy grande cuando vine”, confiesa.

        Deby es fanática de las empanadas”, revela Levi y ella se confiesa sobre un deseo en particular que no puede cumplir (por el momento): el panchuque.”Tengo ganas de probar panchuque, pero no es kosher, no podemos, quizás con otra receta sin leche”, resuelve la australiana.

        “Ayer mi esposa australiana me dice ‘Meta! Apuren’. Se me cayó una lagrimita, soy el único tucumano que logró tucumanizar a una australiana. Mi objetivo en esta tierra está cumplido”, escribía el tucumano en Twitter, causando que cientos de personas se divirtieran con la ocurrencia.

        “Cuando mi esposa dijo ‘meta chicos suban, apuren’ y yo dije ‘ no lo puedo creer, lo conseguí, tarea cumplida’. Cuando me casé era 2003, 2004, era la crisis grande y no vivía en Argentina. Miraba las noticias por internet, cuando me casé en ese momento dije ‘a Argentina no vuelvo más’, y mirá ahora, estoy en Tucumán con una esposa tucumanizándose”, cierra, el rabino.

        La curiosidad por la forma en la que transitan sus vidas las familias judías ortodoxas se encendió fuertemente durante el 2020, con el éxito de la miniserie “Poco ortodoxa”, que relata la manera en la que una mujer norteamericana escapa del mandato religioso de su comunidad en Nueva York. Esta misma miniserie llevó a que crezca la curiosidad por la comunidad, y de la misma manera repunte el rating de la serie “Sthisel”, que trata sobre la vida en Israel de los miembros más ortodoxos de la comunidad. Por eso, La Nación visitó a la familia en su departamento de Once hace un año, en donde hablaron sobre los desafíos de criar a un hijo adolescente en medio de los cuestionamientos a la manera en la que deciden transitar sus vidas: “La idea de irnos a Israel es una apuesta por él (Yoel, de 14 años). La verdad es que acá en la Argentina, un chico salido de una casa ortodoxa no tiene tantas opciones a la hora de salir a buscar un trabajo. A él le cuesta la parte académica. En Israel podés tener un trabajo como chofer de colectivo, por ejemplo, y seguir teniendo una vida kasher, tomarte tu shabat, cosas que acá son difíciles de compatibilizar”.

        Mientras este mundo pandémico se acomoda, el trabajo online de Eli continúa, el cual consiste en manejar una página web de judaísmo online por lo tanto, tendremos a los Levy con su integrante australiana viviendo en Tucumán por un tiempo más, sin duda alguna.