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Cavaron en el patio de su casa y tocaron lo impensado

HALLÁZGO

"Después de la muerte, la vida continúa": un hallázgo que le resultaría espantoso a la mayoría, culminó en una emotiva ceremonia de la que participó toda una comunidad tucumana.





No es extraño saber que en nuestros valles calchaquíes la historia de los pueblos que habitaron estas tierras milenariamente, está viva. Esta vida se hace orgánica, gracias a la convivencia de múltiples factores, entre los cuales podemos mencionar no solamente a las políticas públicas que buscan preservar la historia de los originarios, sino que es básicamente un logro de las comunidades indígenas que mantienen vivas sus costumbres y su cultura gracias al cuidado y a la preservación de su patrimonio cultural y simbólico.

Hace un año, en pleno transitar de las restricciones más duras de la primera parte de la cuarentena, en casa de la familia Navarro en Ampimpa, se comenzó a trabajar en el cavado de una cámara séptica, algo que se acostumbra en esta zona de Tucumán. Lo que don Navarro nunca se imaginó fue lo que encontraría: dos tinajas gigantes, repletas de huesos.

Rápidamente, el comunero dio aviso a las autoridades de la comunidad de Amaicha. Debido a las restricciones, los arqueólogos a cargo de esta zona de Tucumán no pudieron trabajar, pero la solución llegó con rapidez: a pedido del cacique Eduardo Nieva, la doctora Bárbara Manasse, residente de Tafí del Valle, investigadora y docente de la escuela de arqueología de la universidad de Catamarca y del instituto de arqueología y museo de la facultad de Ciencias Naturales de la UNT, pudo tomar cartas en el asunto.

Con un trabajo a cargo de la Dra Patricia Arenas en coordinación con el Cacique “Lalo” Nieva, y las investigadoras Anita Leiva y Soledad Ibáñez, se comenzó a investigar el patio de la familia Navarro con un resultado sorprendente: hace 550 o 600 años, los restos de al menos 7 individuos yacían en su patio.

“Hicimos este trabajo intenso de excavación por 4 días. Si bien ya habían sacado una cantidad importante de cosas, todo un sector de una pared del agujero tuvo que ser ampliado para sacar el resto de dos ollas muy grandes”, le cuenta la Dra. Manasse a eltucumano.

“Podemos llamar a este hallazgo de muchas maneras, se trata aparentemente de una ceremonia o ritual realizado hace 550 o 600 años atrás realizado por la comunidad Diaguita de la región, una práctica muy conocida por los pueblos Diaguitas de todo el norte argentino, que es desenterrar cuerpos de un lugar, cuando ya no hay tejido blando, y depositar todos los restos en tinajas”, explicó.

Un hallazgo distinto

Según Bárbara, esta no es la clásica interpretación de la urna y podría dar lugar a confusión. “Depositaron los restos humanos de – por lo menos – 7 individuos. Si hubiéramos podido excavar esto desde el inicio, la información sería más certera y más rica, porque cuando uno está excavando y haciendo las casas salen piedras y cosas, y siguen sin darse cuenta. En este caso avanzaron bastante y esto significa destruir un poco el contexto de hallazgo, pero a diferencia de muchas personas de la zona, alertaron, siguieron los pasos formales como corresponde”, detalló, destacando la responsabilidad de la familia Navarro sobre su terreno.

“Es común que se encuentren estos restos arqueológicos. En los valles es permanente, cuanto mayor cantidad de obras se hagan se va afectando un patrimonio cultural muy valioso. Pero este es muy peculiar, corresponde justamente a la época de cuando el imperio Inca ya estaba presionando en Tucumán”, remarcó.

Cráneos modificados, una puerta al pasado de los restos humanos

“Entre los cráneos recuperados (4), se estima que son dos de varones y dos de mujeres, según Anita Leiva y Soledad Ibáñez, parecerían de este sexo. Pero son 7 adultos, lamentablemente ahí tenemos que jugar con lo que tenemos, a veces las cosas se descomponen, había un canal que tenía una pérdida que caía justo sobre la olla, tuvimos que limpiar, orear, secar, preservar, pero todo se hizo en Amaicha del Valle, en casa de Gobernanza. La comunidad estuvo todo el tiempo colaborando, acompañando, haciendo ritualidades propias”

Este lunes 11 de octubre, los restos diaguitas fueron sepultados nuevamente en un ritual emotivo que tuvo la participación de toda la comunidad y del equipo de investigación, que respetuosamente volvió a colocar todo en un espacio sagrado espiritual elegido por integrantes de la comunidad, que también eligió esa fecha como un acto elocuente de resistencia, de exposición de lo que significa la auodeterminación, en este caso sobre su patrimonio cultural ancestral. Estuvieron presentes miembros y autoridades de otras comunidades, como el cacique Pancho Chaile de la Comunidad India Quilmes, y el cacique Enrique Cruz de la Comunidad Indígena Diaguita El Mollar.

“Hace unos 550 años atrás, en este lugar que hoy habita la familia de don Navarro en Ampimpa, se llevaban a cabo unas ceremonias que, de algún modo, honraban a los ancestros. Como una práctica de alto valor simbólico y político los pueblos diaguitas realizaban prácticas rituales que ‘actualizaban’ sus vínculos con aquellos y aquellas que los precedieron y así lograban su participación armónica, aún después de su muerte biológica, en las vidas que continuaban”, escribía la Dra. en sus redes.

Con respecto a la cermonia de reintregro de estos hallazgos a los valles, aclaró la metología utilizada: “Se pusieron los fragmentos de las tinajas grandes abajo, luego se depositaron los huesos envueltos en un lienzo totalmente natural, un hilo natural. Las mujeres los envolvieron y se los dieron a hombres para que los colocaran ahí”

¿Qué tengo que hacer si encuentro este tipo de ofrendas en mi terreno?

“Si alguien encuentra algo, debe llamar a las autoridades policiales de la zona. Hay una Ley que exige que den cuenta por un lado a las autoridades policiales y aparte a la dirección de patrimonio del ente cultural de Tucumán. Ellos tienen personal idóneo para realizar la revisión e inspección y para definir los pasos a tomar. Ocultar el hallazgo de restos es ilegal”, detalló la arqueóloga.

Fotos: Eliseo Jantzon

Fotos: Eliseo Jantzon