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"Me duele el alma": Luca tiene autismo y no consigue un colegio en Tucumán

TEA

"Tengo mucho miedo de que mi hijo no tenga asiento. Tiene derecho a aprender": el dolor de Natalia, una mamá que peregrina de un colegio a otro en San Miguel de Tucumán, buscando un lugar para su hijo diagnosticado con TEA.

Lucas (Titi)





Luca (Titi para sus familiares) tiene 5 años, y desde los 2 años de edad fue diagnosticado con TEA, es decir, Trastorno del Espectro Autista. A raíz de este diagnóstico, Natalia y Sebastián, sus padres, comenzaron con todo lo que se pide para que el niño avance en su desarrollo y aprendizaje. Dócil, amable y muy cariñoso, según revela su familia.

“Ni bien supimos este diagnóstico, comenzamos con fonoaudióloga, psicóloga, terapia ocupacional y equino terapia, además de que tiene maestra integradora”, le cuenta Natalia a eltucumano.

Esta familia que tiene también una nena, Isabella, vive en barrio Sur, lugar en donde encontró un espacio para que Titi transcurra sus primeros pasos por la educación: “Lomas Kids”, un maternal.

El drama que se está presentando ahora es que el año entrante, Luca necesita estar en un jardín de infantes al que le continúe la escuela primaria en el mismo establecimiento, y sus padres ya llevan mucho tiempo peregrinando sin tener ninguna respuesta positiva: “Hace más de dos meses que venimos en entrevistas, mandando solicitudes de admisión online para el ciclo lectivo 2022, tuvimos cuatro entrevistas presenciales finalmente que quedaron en llamarnos y nada. Mandamos mails y no nos llaman. Insistimos a través del teléfono y no pasa nada. Se desaparecen”, revela la mamá.

Como la mayoría de los padres con más de un hijo eligen, este matrimonio busca de inscribir a los dos hermanitos en la misma institución para llevarlos juntos a clases, y lo insólito es que en dos de los cuatro lugares que van visitando, quieren admitir a su hermanita pero no a Tití.

“Tengo miedo de que mi hijo quede sin asiento. Me duele el alma porque tiene el derecho de estudiar y de aprender, el autismo no es una discapacidad motriz ni motora, ellos aprenden, diferente pero aprenden, capaz que se demoran más que otros pero aprenden”, nos dice, indignada.

“Las autoridades nos explican que el cupo es limitado a dos niños con integración por sala. Por supuesto que a eso lo entendemos, y yo personalmente lo apoyo, pero si ves que en la actualidad cada vez crece más la cantidad de niños con discapacidad y solo se permiten dos por curso, ¿por qué no abren más salas? ¿Qué pasa con los que quedan afuera como mi Lucas?”, interpela la entrevistada.

Aparentemente la situación del pequeño Luca no es la única, pues los padres que tienen hijos dentro del TEA peregrinan cada año entre una institución educativa y otra, buscando un lugar en donde sus pequeños sean recibidos, incluidos y educados.

Si tenés algún dato para aportar a Natalia Gutiérrez sobre alguna institución educativa que pueda recibir a Luca y su hermanita Isabela, podés escribirle al 3815109298.