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"Reaccionaron con mucha violencia, con amenazas y pedidos de censura"

Polémica en la Casa Histórica

Amenazas anónimas, pedidos de censura y hostigamiento en las redes; la artista tucumana Carlota Beltrame cuenta lo que vivió, el sentido de su obra y la polémica que se generó: “Pretenden achicar la realidad para que quepa en un cerebro pequeñito”.

La Casa Histórica en el centro de la polémica.





Una movilización en las puertas de la Casa Histórica. Un tsunami de insultos y expresiones agraviantes en sus redes sociales. Amenazas anónimas y pedidos de censura. Noticias falsas y repercusiones en los medios locales y nacionales. La artista tucumana Carlota Beltrame vivió horas de angustia tras la encendida polémica que suscitó su obra “Revés de la trama” en una muestra que se exhibe en el museo Casa Histórica de la Independencia. El arte que se concibe como tal no es inocuo, sino que incomoda y desestabiliza. Está ahí para ofrecer nuevas perspectivas ante una realidad que, muchas veces, se presenta demasiado homogénea, monolítica y llana; sin matices ni contradicciones. Como artista, investigadora y docente, Beltrame lo sabe y esperaba la reacción del público, pero nunca la inusitada violencia de la que se ha vuelto blanco su obra y también su persona en las últimas horas: “Era muy consciente de que podía generar resquemores. La historia hegemónica en Tucumán ha ocultado ese hecho al que remite la obra, a tal punto de que recién se está conociendo masivamente. Pero esos problemas no sucedieron cuando se inauguró la muestra ni en estos dos meses que estuvo montada. Además, todo esto se generó por gente que ni siquiera vio la muestra”.

“Montoneros” es la palabra que puede leerse en la obra “Revés de la trama” que se exhibe actualmente en el museo de la Casa Histórica como parte de la muestra “Randa testigo”. Según explica Beltrame, la obra realizada con la técnica textil ancestral de la randa es una traducción de una de las fotos que registraron el operativo realizado por el grupo Montoneros el 15 de febrero de 1971. Ese día, un grupo comando integrado por cinco jóvenes, tres hombres y dos mujeres, redujeron al guardia y accedieron al salón donde se declaró la independencia para pintar consignas peronistas en las paredes y dejar estampados los rostros de Juan Domingo Perón y Eva Duarte.

La obra fue realizada especialmente para esta muestra después de que la artista obtuvo el Primer Premio del Salón Nacional de las Artes Visuales en 2018. La pieza premiada consta de 29 cuadros que incluyen símbolos de Montoneros, del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y del Partido Comunista, entre otros. “Traer toda la obra era muy costoso, por eso me propusieron hacer una pieza especial para la exposición. El premio lo recibí con esa obra que es profundamente política y me lo dieron durante el gobierno anterior, de signo contrario al actual. Los que se manejan en el mundo de las artes visuales son profesionales, no funcionarios de turno, son técnicos, pero hay un gran desconocimiento de cómo se manejan los subsidios y demás”, explica Beltrame quien calificó de “sobreactuación” reducir la recepción de la obra a cuestiones ideológicas.

“Con la obra buscaba hablar del lado de la historia del que no se habla. Yo quise mostrar aquel episodio controvertido para decir que esto también sucedió en ese solar histórico en el que todos nos reconocemos. Hay una interpretación literal, que es poco rica, de lo que puede ser una obra de arte. Por eso, lo primero que pensaron era que se trataba de un homenaje a Montoneros y no es un homenaje. Cuando aprecio una obra de arte tengo que ser capaz de darme cuenta de que en ese señalamiento hay una crítica. Esas personas que se indignaron hacen una lectura demasiado plana y literal de la pieza porque son incapaces de visualizar la construcción de una metáfora. Pasa que, cuando las cabezas no se agrandan para comprender realidades complejas, lo que pretenden es achicar la realidad para que quepa en un cerebro pequeñito”, comenta la artista respecto de la lectura que suscitó la polémica.

La obra en el museo Casa Histórica. 

La obra de Beltrame persigue la vieja premisa postulada por el filósofo alemán Walter Benjamin de pasarle a la historia el cepillo a contrapelo, es decir, indagar en las zonas opacas de los grandes relatos históricos: “Detrás de cada hecho histórico hay un montón de detalles de los cuales no se habla y que son protagonistas de la historia. Eso también constituye nuestro legado, aunque no nos queramos reconocer en ellos. Esto sucedió. No es que si yo no hablo de eso, eso no sucedió. Sería interesante que los tucumanos y las tucumanas podamos hablar de esto y reflexionar acerca de la dolorosa historia que le ha seguido a eso. Son las heridas de nuestra sociedad que siguen sangrando y sobre las cuales no nos ponemos de acuerdo aún. Pero no se puede hacer desaparecer la historia”.

La polémica y los pedidos de censura habían comenzado el jueves pasado cuando el diputado de Neuquén Franciscó Sánchez preguntó en su cuenta de Twitter “qué carajos hacía el nombre de Montoneros contaminado la Casa Histórica”. En el día de ayer, distintos políticos tucumanos de sectores de la oposición fueron sumando voces de repudio, entre ellos José Cano, la senadora Silvia Elías de Pérez y el intendente Mariano Campero, de Juntos por el Cambio. El punto más alto de esta indignación lo protagonizó el legislador Ricardo Bussi, líder de Fuerza Republicana, quien encabezó una movilización en la puerta del museo en contra de la muestra.

En este contexto, tanto Beltrame como las autoridades de la Casa Histórica fueron blanco de agresiones y amenazas: “Reaccionaron con mucha violencia, con amenazas y pedidos de censura. Escuché el mensaje anónimo que llegó al museo y la verdad que es muy feo porque es una amenaza. Después, comenzaron a insultarme en mi muro de Facebook personas a las que no conozco para nada. Fue algo muy impresionante. Incluso en la nota que hizo Infobae en el título se habla de homenaje a Montoneros cuando no lo es. Esta fue una forma de poner sobre la mesa verdades que están en el mundo y de las que hay que hacerse cargo. Mi primera reacción ante todo esto fue angustiarme mucho hasta que escuché lo que dijo la directora del museo y eso me tranquilizó”.  En este sentido, la artista considera que no es casual que estas expresiones surjan en pleno proceso electoral, ya que la muestra lleva exhibida más de 20 días y no hubo hasta ahora manifestaciones en contra de parte del público.

Esta mañana la directora Cecilia Guerra brindó una rueda de prensa en la cual aclaró los alcances de la obra de Beltrame:La intención nunca fue un homenaje ni una reivindicación a la violencia. Estamos muy tranquilos con nuestro trabajo y como estamos llevando adelante las actividades. Nos da pena que la gente no lo pueda ver de esa manera y que nos ceguemos en la palabra y en este grupo que genera toda esta controversia y esta grieta. Entendemos lo que significa Montoneros, pero nada más alejado a lo que tenga que ver con la reivindicación de la violencia”.

Distintas agrupaciones y personas vinculadas al arte local también salieron a defender la obra de Beltrame de las acusaciones y las agresiones recibidas. “Repudiamos el atroz ataque y censura a nuestra compañera Carlota Beltrame y a su obra el 'Revés de la trama' y a la libertad de expresión, por parte de lo más rancio del arco político tucumano, impulsado por los candidatos bussistas, radicales y macristas. A raíz de la convocatoria en Casa Histórica y la cobertura de los medios que se hacen eco sin el más mínimo reparo o reflexión sobre la obra, colaborando con la desinformación y la censura”, expresaron desde la organización de trabajadores del arte Lola Mora.

Para Beltrame no hay peor ciego que aquel que no quiere ver y con su obra pasó eso: los indignados no apreciaron nunca la muestra y se guiaron, en muchos casos, por noticias falsas e imágenes adulteradas que mostraban el salón de la jura pintado con consignas peronistas: “Había gente que pensaba que habían puesto una placa de homenaje a Montoneros en la Casa Histórica. Hay que ir al museo y ver la pieza antes de hablar. La gente que se ha indignado no creo que cambie su posición porque no saben acerca de la obra ni siquiera la han visto. Creo que, gracias a todo esto, mucha gente ha conocido acerca del episodio que era desconocido. Hay gente que no va a entender porque, simplemente, no quiere entender. Creo que son personas que no quieren negociar con la realidad. No lo hacían antes ni lo van a hacer ahora”.  

La obra fue sacada del contexto de la muestra y se omitieron aquellos elementos que permiten recuperar la dimensión histórica del episodio al que remite: “Hay un pequeño video que se proyecta en el cual se explica aquel suceso para darle el contexto histórico de la pieza. También hay un pequeño texto que explica que nuestra historia no está hecha solo de los momentos gloriosos, sino que tiene muchos pliegues; momentos oscuros, conflictos, peleas… La historia también debe mostrarse a través de los que resultaron perdedores”.

Según cuenta la artista, en la producción de esta obra trabajaron cinco randeras durante dos meses. Esa realización fue posible gracias a la obtención de un subsidio que, aclara, no implica ningún condicionamiento acerca del contenido de la pieza: “Cuando el Estado subsidia una obra, no es que me dice que haga lo de Montoneros, me dice que haga una obra. Es un grave error presuponer que (Juan) Manzur tiene poder sobre la muestra. Él no tiene nada que ver con esto y ningún poder político tiene relación alguna con la obra. Lo que pasa es que las personas que denuncian la obra tampoco saben cómo funciona el museo ni los subsidios en el mundo del arte”.

Este episodio recuerda al que se produjo en 2016 cuando el fotógrafo cordobés Res vio destruida la intervención artística que preparaba en el frente de la Casa Histórica en el marco de la inauguración de la VII Bienal Argentina de Fotografía Documental. En esa ocasión, el fotógrafo montó la intervención denominada “Una puerta, dos ventanas” colocando alambres de púas y pilas de diarios que daban cuenta de grandes episodios históricos en el portal de la antigua casona. Pero un comerciante irrumpió en el edificio y comenzó a destruir la obra al grito de: "A la Casa Histórica se la respeta; es de los tucumanos y no se puede hacer lo que quiera con ella”. Para Beltrame, desde los sectores más conservadores de nuestra sociedad perciben a la Casa Histórica como un espacio solemne que no puede ser reinterpretado ni repensado: “Para los tucumanos la Casa Histórica es un símbolo que supone la historia de un pasado glorioso donde se vuelcan todos aquellos valores que asociamos con lo bueno.  En ese sentido, creo que tenemos una posición totalmente acrítica. La gente se olvida de que esa casa es falsa porque fue demolida en el centenario para construir un templete de tipo francés. Luego, el peronismo la reconstruye y la inaugura pagando la deuda externa y anunciando la independencia económica.  El operativo del 71 era para reivindicar ese hecho, por eso pintaron los rostros de Perón y Evita. La gente no quiere enterarse de eso, de esas luchas intestinas que forman parte de nuestra historia. La historia no se construye sólo con la sucesión de momentos gloriosos de un pueblo. Detrás de todas esas luchas lo que hay no es una verdad única, hay distintas interpretaciones y ninguna es la verdadera. Este hecho, nos guste o no nos guste, sucedió”.

El músico Litto Nebbia escribió en una canción: “Si la historia la escriben los que ganan. Eso quiere decir que hay otra historia. La verdadera historia. Quien quiera oír que oiga”. Vencedores y vencidos, relatos y contrarelatos, ruidos y silencios. El arte, como espacio de libertad, invita a revisar las verdades establecidas por sólidos que sean los pedestales sobre las cuales se levantan; cepillar a contrapelo, para ver que tramas ocultan los grandes relatos. Carlota Beltrame reivindica esa potestad del arte y de su obra: “El arte propone perspectivas diferentes, otras maneras de mirarlo todo. Una persona adulta debería hacer el esfuerzo por comprender esas nuevas perspectivas y no forzar el mundo para que sea como esa persona quiere que sea”.

La destrucción de la obra de Res: