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"Fui entregada en Lavalle y La Rioja": Constanza, la verdad sobre su mamá y el secreto en Tucumán

HISTORIAS DE ACÁ

Recuerda que todo empezó cuando tenía seis años y almorzaba con sus amiguitas de la escuela en la mesa de las nenas, lejos de los adultos. "Empezamos a hablar con mis compañeritas de dónde veníamos y todas me hablaban de las panzas de sus mamás. Pero yo nunca había visto una foto de la panza de mi mamá". La historia de una búsqueda que, en las últimas 24 horas, cobró un giro inesperado. Su primera foto de niña. ¿Quién es Marta?

Constanza busca su verdad.





Constanza recuerda que todo empezó cuando tenía seis años. Recuerda que almorzaba con sus amiguitas de la escuela en la mesa de las nenas, lejos de la de los adultos, en un restorán de Lomas de Zamora, en Buenos Aires. “No sé cómo, pero empezamos a hablar con mis compañeritas de dónde veníamos y todas me hablaban de las panzas de sus mamás. Pero yo nunca había visto una foto de la panza de mi mamá”.

Constanza fue corriendo con las nenas a la mesa de los adultos y le preguntó a su mamá por la foto: “Imaginate: éramos diez nenas corriendo a preguntarles a los grandes por las panzas de nuestras mamás, le pregunté yo a la mía, a la que creía que era mi mamá, se quedó blanca y me respondió delante de todas las nenas: ‘Cuando lleguemos a casa, hablamos’. Me sentaron en la punta de la mesa del comedor y me dijeron que no había salido de la panza de mi mamá. Y yo les pregunté: '¿Que salí de la panza de mi prima?'

Pero no. Tampoco Constanza había salido de la panza de su prima: “Yo sabía una verdad que no era la verdad. Fui creciendo y a los 9 años empecé a preguntar más, de dónde había salido. A los 8 años empecé a ir a terapia. Quería saber de mí, pero mis padres adoptivos siempre me pusieron una traba. Me decían que preguntarles era traicionarlos a ellos, que era una falta de respeto querer saber más, que cómo no me alcanzaba con todo lo que ellos habían hecho por mí. Pero yo nunca dejé de agradecerles todo lo que hicieron por mí: solo quería saber quién era mi mamá”.

Esa búsqueda en Constanza, esa incertidumbre, ese silencio cada vez que preguntaba, esas sesiones en terapia con apenas 8 años, comenzaron a convertirse en una mochila, en una carga, en un peso, en un gran nubarrón negro en la mente de una niña que, un año después, a los 9, tomó una terrible decisión: “Lamentablemente tuve mi primer intento de suicidio, poco antes de cumplir los 10. Fue ahí cuando, a través de mis papás adoptivos, escuché por primera vez quién era Daniel”.

Ese hecho, ese hombre llamado Daniel, claro, marcó un precedente que alarmó a la familia adoptiva de Constanza, y de repente la palabra Tucumán empezó a ser algo más que una Casa Histórica dibujada en las páginas rayadas de un cuaderno Rivadavia cada 9 de Julio: “Mi papá adoptivo era viajante de una librería, viajaba mucho. En un determinado momento, me empezaron a hacer hablar con ese amigo de él que es de Tucumán, con Daniel. Siempre me hacían hablar con él, me decían que era mi tío Daniel".

"Yo les preguntaba por qué yo hablaba con él. Y recién lo supe bien hace poco tiempo, cuando perdí a mi madre adoptiva hace dos años y a mi papá adoptivo hace un año. A los dos los perdí en menos de un año. A los 16 años había tenido el segundo intento de suicidio y el tercero fue después de las muertes de ellos. Habían partido de este mundo sin decirme qué había pasado verdaderamente conmigo”.

Pero fue después del último funeral que los familiares adoptivos empezaron a contarle a Constanza quién era el tío Daniel de Tucumán: “Me decían que es la persona que tiene que ver con mi nacimiento en Tucumán. Yo hablaba por teléfono con Daniel, pero no sabía bien quién era hasta que empecé a preguntar quién es Daniel. Recién ahí me dijeron: ‘A vos te fuimos a buscar a Tucumán’. Y después de eso yo pensaba que había nacido en una clínica de Tucumán, pero no: nací en una casa”. 

Mis familiares empezaron a decirme que yo tenía hermanos, que mi mamá biológica no me quería, pero que mi papá biológico sí, pero que le dijeron a mi papá biológico que yo había nacido muerta. De todo esto que te cuento yo nunca había hablado con Daniel. Mis papás adoptivos me habían pedido que nunca hablara del tema con Daniel, que si yo quería saber de mi adopción nunca lo contactara. Pero ayer por la mañana hablé con Daniel”, le cuenta Constanza al diario eltucumano, Constanza, quien hoy tiene 26 años.

“Daniel fue quien me contó otra historia que no era la versión de mis papás adoptivos. Sí, es verdad que mi mamá biológica era una chica jovencita, pero Daniel me dijo que no le sabía bien la edad aunque me dijo que más de 30 años no tenía. Ahí me enteré que mi tío Daniel tenía una empleada doméstica que le planchaba las camisas. Esa señora se llamaba o se llama Marta".

"Mi tío Daniel le dijo un día a Marta que mis papás adoptivos, Alfredo y Leticia, no podían tener hijos. Como en Buenos Aires era más difícil adoptar por los papeles, existía la oportunidad de adoptar en Tucumán. Así fue que Marta, la empleada, le dijo a Daniel que iba a averiguar qué se podía hacer y así fue que apareció mi mamá biológica, una persona chica que no tenía recursos para cuidarme y que decidió darme en adopción. Y el dato más concreto fue que yo, el 27 de septiembre de 1994 fui entregada en la esquina de Lavalle y La Rioja”.

“Daniel me asegura que no hubo plata de por medio. Según Daniel, y te lo cuento así porque todo lo agarro con pinzas, me dice que no tiene ningún dato de Marta. Es raro: si metés a alguien en tu casa para planchar tu ropa, ¿no sabés quién es o dónde vive? Le pregunté a Daniel por cualquier mínimo detalle de Marta, si tenía un hijo, dos hijos, un marido. Pero nada. Lo que sí me dijo ayer es que aquel día Marta, luego de contactar a mi madre biológica, se encontró en la esquina de Lavalle y La Rioja con mi papá adoptivo Alfredo y con mi tío Daniel”. 

“Lo raro de todo lo que me cuenta Daniel es que Daniel se acuerda hasta cómo estaba vestida Marta: campera negra y jean azul. Y una pashmina de color lila. Y que mi mamá biológica lo único que quería saber era si iba a estar bien económicamente y nunca más se habló del tema. Pero yo quería saber, después de que me entregaron ahí, ¿quién asistió en el parto? Si fue en una casa, lo mismo tuvo que ir un médico, más si nací en una cesárea como me dijeron, o quién fue la partera. Pero no hubo caso: en el papel que sería mi partida de nacimiento figura que yo nací en la casa de Daniel, y que mi mamá adoptiva figura en todos los papeles, que tenían contacto en el Registro Civil de acá y que todo lo que figura en mi partida de nacimiento es trucho”.

Madre de un niño de 3 años, la búsqueda de su identidad nunca cesó en la vida de Constanza, quien intentó volverse a contactar con Daniel sin éxito durante las últimas horas hasta que Daniel le devolvió el llamado. “Me devolvió el llamado Daniel. Se dio cuenta que no me quedé conforme con lo que me dijo. Siempre quise ir a Tucumán, pero nunca me dejaron. Le pregunté si no había habido algún pacto con mi papá adoptivo Alfredo. Me dijo que no. Y que habló con su exesposa sobre Marta, pero que no se acordaba".

Ante este escenario, Constanza ha tomado una decisión y vendrá a Tucumán a buscar la verdad: "Siempre dije que yo quería ir, que quiero conocer dónde nací. Y voy a ir, la idea es ir a Tucumán. No sé si encontraré algo. Creo que no voy a encontrar nada. Pensé en un montón de hipótesis. No lo conozco a Daniel. Y de Marta no pienso nada. Pero de mi madre biológica sí: siento que vive, que tiene más hijos. No sé si me habrá querido dar, que quizás era jovencita y no sabía cómo criarme. Pero quiero que sepa que nunca voy a juzgarla, ni preguntarle por qué lo hizo. Ella habrá tenido sus razones y son suyas. No preguntaría nada. Pero sí conocerla porque me da mucha curiosidad”.

Esa curiosidad acompaña cada día de su vida a Constanza: “Por ejemplo: mido 1,52. Siempre pensé a quién saqué esta estatura. O de chiquita era más bien morochita, pero después se me fue yendo lo morocho. Desde niña me sentía súper distinta a mis papás adoptivos, como mi papá que medía 1,75, o mi mamá que era súper blanca. Yo me sentía que éramos el agua y el aceite. Es tal la curiosidad que me acompaña que desde que me dijeron que me entregaron en la esquina de Lavalle y La Rioja, lo primero que hice fue buscar la esquina en el Google Map. Necesito saber, buscar. Creo que alguien a Marta la debe haber conocido. Daniel me dijo que él vivía en un edificio y quizás otros vecinos conocieron a Marta”.

Es tal la necesidad de saber quién fue, de haber emprendido esta búsqueda para Constanza, que revela una intimidad, algo reciente, lo que le pasó anoche: “Te cuento algo para que sepas lo importante que es para mí: no fue fácil mi infancia, hago terapia desde chica, tuve muchos momentos de depresión, y siempre sentí que todo tiene que ver con mi identidad. Es un tema que siempre estuvo trabado. Vengo de meses de depresión muy grande, pero anoche, después de hablar con Daniel, de empezar a acercarme un poco a mis orígenes, anoche fue la primera vez que dormí".

"Hace dos semanas que no comía, y hoy estoy mucho mejor: el solo hecho de empezar a querer saber quién soy fue como sacarme una mochila, más allá de que los encuentre o no. Ojalá encuentre a mi mamá, ojalá que no piense que la voy a juzgar porque no es así. Muchos hijos adoptivos tienen odio por lo que les pasó. Yo no tengo odio. Ni con mis papás adoptivos que me dieron a su manera lo mejor para mí. Ni con mi mamá biológica, que me entregó a mí y se lo agradezco. No quiero que sienta que la voy a presionar. No es así. Solo quiero conocerla. Y si es ella, si está leyendo esta nota que me estás haciendo vos, quiero que sepa que no voy a juzgarla, nunca, que solo quiero conocerla, es lo único que quiero”.