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"Me he cagado de miedo": los que escucharon al diablo en los discos de Xuxa

historias de acá

Fue uno de los grandes mitos de la década del noventa: las canciones de la diva brasilera ocultaban mensajes satánicos. ¿Fue real? ¿Qué decían? Los tucumanos que oyeron al diablo rompen el silencio por primera vez. Videos.





- ¿Quieren escuchar el lado diabólico de Xuxa? – invitó Leo Molina desde su puesto de DJ detrás de la bandeja. Se trataba acaso de un simple juego infantil, pero quizás nunca lleguemos a comprender la naturaleza de ese juego.

A comienzos del noventa, las jodas que se armaban en la Don Bosco al 4600 gozaban de cierta celebridad. Arrancaron como pequeñas celebraciones barriales que se fueron popularizando conforme avanzaba la década. Cada fin de año, se cortaban las calles de la cuadra y la fiesta se estiraba hasta el sol del nuevo día. Uno de los grandes protagonistas de esos festejos era Leo Molina, el joven DJ del barrio que se daba maña con la bandeja. Aquella tarde en que las chicas escucharon al diablo en el vinilo de la reina de los bajitos, él fue el encargado de realizar la musical invocación. Eran los noventa y eran muchos los mitos que circulaban: las figuritas Basurita contenían droga, si se escuchaban al revés las canciones de Xuxa se oían mensajes satánicos, un peso valía un dólar. Era cuestión de creer o reventar. Algunos creyeron, otros reventaron. Pero ese día todos lo escucharon.

Sonaba “Gomazo” de Ritmo de la Noche. Sonaba “Tirá la goma” de La Sonora de Bruno Alberto. Sonaban también los lentos a la hora de chapar. Y sonaba mucho también Xuxa. Así lo recuerda Leo, por entonces un adolescente que hacía sus primeras armas como DJ: “Tengo hermosos recuerdos de esa época, todo era muy a pulmón: armar los parlantes, comprar una bandejita, que tu viejo te traslade o te preste el auto para llevar los equipos. En ese momento nos iniciábamos con los vinilos porque era la única forma que teníamos de pasar música. Eran unas bandejas antiguas aggiornadas porque no nos daba el cuero para comprar una nueva. Le cambiábamos las cápsulas de cerámica por las magnéticas. Me acuerdo que era difícil conseguir música y los discos de vinilo eran caros, por eso organizábamos fiestas con la gente del barrio y poníamos un peso cada uno para comprar más discos… Había un feedback entre el DJ y el público. Los de Xuxa eran discos infantiles, pero también sonaban en boliches como Gasoil o La Fábrica. Se la escuchaba mucho en esa época”.

“A la bandeja del tocadiscos vos le sacabas la tracción y lo hacías girar al disco a 33 revoluciones por minuto en sentido contrario, traccionando a mano, y había dos o tres temas en los que se escuchaba una voz, una frase que, puede haber habido alguna sugestión, pero parecía el diablo… La jodita era hacerlo escuchar para que los demás se asusten. Nos poníamos a escucharlos al revés hasta que percibíamos esa frase. Fue una búsqueda porque siempre había alguien que te decía o alguien que contaba que lo había escuchado… Era un dicho entre amigos, imagináte, en esa época no había ni internet ni redes sociales. Nosotros pudimos hacer la prueba, pero no somos los únicos testigos”, relata Leo cómo era el mecanismo para escuchar los mensajes diabólicos en las canciones de la diva brasilera.

Leo Molina en sus primeros tiempos como DJ. 

La prueba para corroborar el mito fue en la casa de Leo y el público fue el grupo de amigas de su hermana menor, Ana. El DJ hizo la invitación y nadie pudo resistirse al juego que invitaba a revelar una de las grandes leyendas para aquella generación. Cuando puso uno de los discos de Xuxa y lo hizo girar en reversa, se escuchó una voz gutural y distorsionada que arengaba en nombre del rey del averno. Esas palabras han quedado grabadas como un recuerdo difuso y, a la vez, imperecedero para quienes asistieron al ritual. ¿Qué decía Lucifer?: “Uno de los temas decía ‘el diablo es magnífico’ y en el otro lo nombraba al anticristo como Belcebú. En ese entonces, yo no sabía que esa era una forma de nombrar al diablo. Si no me equivoco, lo que decía era: ‘Belcebú, Belcebú, a Dios vencerá”. Sin bien no recuerda con precisión cuáles eran las canciones que incluían los mensajes satánicos, cree que una podría tratarse de “Juguemos a los indios”; uno de los grandes hits de la animadora infantil.

“La reacción fue, primero, de asombro y, después, de miedo. Era una cosa de chicos, en ningún momento lo hemos tomado muy enserio como para dejar de escuchar el disco. Te puedo asegurar que ponías ese mismo tema en una fiesta y la gente lo bailaba”, rememora Leo quien, según define, entonces era un DJ itinerante que iba de fiesta en fiesta. Tiempo después, pasó por las pistas de algunos de los boliches más emblemáticos de Tucumán como Lancaster y Vivai (en Tafí Viejo), Fly (en Lules), 2044 (en Yerba Buena), Macarena y Monóxido, entre otros: “Eran todos boliches cachengueros. Esa era una época en que el DJ era todo terreno y tenía que pasar por todos los géneros musicales. En esos tiempos a la música electrónica se le decía marcha… Ponías un poco de marcha, rock nacional, cuartetos, cumbias y también lentos. Yo llegué a poner lentos hasta que, a mediados del noventa, empezaron a desaparecer. En esa época los DJ no eran los rockstars que son ahora… Eran trabajadores de la noche equiparables a los mozos o lavacopas. Ahora parece que les interesa más el beboteo para la foto que la música”.

Quien puede dar fe de aquella manifestación diabólica es la periodista Lorena Tapia Garzón, una de las que estuvo presente aquella tarde en que la voz oculta de un ronco satanás se escuchó en la casa del DJ: “Nosotras éramos todas pendejas, teníamos 13 años y andábamos de una casa para otra. En una de esas fuimos a la casa de Ana Molina. Leo tenía los equipos y me acuerdo que nos dijo: ¿quieren escuchar el lado diabólico de Xuxa? Él era popular en barrio, era más grande y era el que ponía música en todas las fiestas. Para nosotras era todo un acontecimiento que él nos llame. Sabíamos que se rumoreaba eso de los mensajes ocultos. Me acuerdo que nos hemos puesto todas en ronda y que ha sido algo muy zarpado… Nos quedamos con la boca abierta escuchando”.

El poeta Charles Baudelaire dijo alguna vez que el mejor truco del diablo es convencerte de que no existe ¿Será por eso que permanecía agazapado entre las pistas de la blonda monarca de los bajitos? Si Dios actúa de formas misteriosas por qué no habría su antagonista de hacer lo mismo. Son muchas preguntas para responder, lo cierto es que esa tarde alguien habló y sonaba como satanás: “Eran voces distorsionadas muy de diablo, no era un sonido amorfo, sino que decía cosas que tenían sentido. No me acuerdo con exactitud qué era lo que decía. En ese momento, nos hemos quedado heladas. Me acuerdo que después le hemos contado a todo el mundo, mucha gente del barrio ha ido a escuchar si era real. Nosotras cantábamos los temas, los sabíamos, pero no éramos fanáticas de Xuxa. Escuchábamos y cantábamos Luis Miguel y hacíamos la coreo de Jugate Conmigo”.

“Hemos escuchado ‘el diablo es magnífico, muerte a los que dicen Jesús’. Yo me he cagado de miedo, no he dormido por tres días después de eso… Las madres nos decían por qué se han puesto a escuchar eso”, confiesa el músico de 45 años Julio Zavalía lo que vivió al escuchar las canciones de Xuxa al reverso. El experimento lo realizó cuando era un niño junto a su primo León Juan Méndez. Entre ambos habían creado una radio que transmitía a una cuadra a la redonda y, en uno de esos programas improvisados, realizaron la prueba que terminó revelando el mensaje satánico que, hasta entonces, no era más que un rumor de esos que espantan y seducen a los infantes.

En aquellos años Julio y León se juntaban a escuchar discos de Charly García, GIT, Scorpions y las bromas telefónicas del Doctor Tangalanga a quien intentaban emular: “Hacíamos maldades como llamar a un teléfono y decir que se habían ganado un premio en un concurso de la radio y que tenían que ir a buscarlo en tal o cual lado… No valíamos un pingo, eran jodas inocentes, pero maldades de todas formas”. Entre esos juegos y bromas surgió lo de la ouija musical en los temas de la animadora infantil, pero las suyas no eran las únicas canciones que encubrían mensajes subliminales infernales: “A la canción la hemos escuchado un par de veces después, pero ya no surgía efecto. Evidentemente era una sugestión, pero para nosotros era bastante real en ese momento. También lo hicimos con otros discos como El número de la bestia de Iron Maiden”.

Diablo, Satán, Belcebú, Demonio, Leviatán, Lucifer; muchas formas de nombrar a una misma entidad y una manera insospechada de invocarlo. Del mito a la realidad, del infierno a la tierra, de Brasil a Tucumán. Escuchar para creer; escuchar y no morir del susto en el intento.

 

¿Pacto con el diablo?

El mito de los mensajes satánicos que encubrían sus canciones se divulgó en 1990 cuando Xuxa se encontraba en la cresta de su carrera artística. No fue sólo un rumor que niños y adultos repetían, sino que llegó a la portada de los principales medios internacionales. Sin ir más lejos, en agosto de 1991 la revista Gente le dedicó su portada a la polémica. “Xuxa y El Diablo” rezaba el título acompañado por una foto invertida de la popular cantante y animadora. Hasta pusieron a un equipo de peritos a analizar las grabaciones.

¿Cómo surgió la versión que conmovió a la industria musical en los noventa? Informes periodísticos indican que todo se originó en una pequeña radio de la ciudad chilena de Antofagasta en 1990. Durante la emisión del programa “Los Cariñositos”, un oyente llamó para alertar que, mientras escuchaba un cassette de Xuxa, la cinta se había dado vuelta de manera accidental y se podía oír un mensaje diabólico. Los conductores de la emisión radial decidieron hacer la prueba en vivo y, al escuchar de forma invertida la canción “Danza de Xuxa”, se escuchó con claridad el mensaje: “El diablo es magnífico”. La primicia se expandiría poco tiempo después a todos los rincones del globo terráqueo en un verdadero escándalo internacional.

 No fue esa la primera vez que la diva debió afrontar acusaciones de satanismo. Desde rumores que deslizaron ex empleados de la Red O Globo, canal que emitía “El show de Xuxa”, que denunciaban rituales de magia negra en el set donde la brasilera grababa su programa, hasta un informe periodístico que daba por cierto el pacto entre la rubia cantante y el diablo. Fue en 2008 cuando el diario “Folha Universal”, un semanario relacionado con la Iglesia Universal del Reino de Dios, presentó el reportaje “Pacto con el mal” en el cual se aseguraba que Xuxa le había vendido su alma a satanás a cambio de 100 millones de dólares y que su nombre artístico derivaba de las palabras “O-xu” y “Ori-xa”, dos deidades del credo umbanda considerado por muchos como satanista. La artista demandó a la publicación por injurias y, tres años después, un tribunal brasileño condenó al diario a pagarle 90 mil dólares de indemnización.

El dramaturgo William Shakespeare postulaba que uno ve más demonios que aquellos que el vasto infierno puede llegar a tener. Y también los escucha. Para el DJ Leo Molina, más de tres décadas después de aquella prueba que reveló la voz infernal, todo se trató de mera sugestión: “Lo nuestro fue un experimento casero, más que nada, para mostrarles a los amigos. Pienso que fue sugestión porque, si bien se escuchaba algo extraño, también hay que querer escucharlo. De repente, escuchabas lo que parecía una frase, pero los sonidos de esas pistas son fonéticamente complicados. Por ahí hay que tratar de escuchar y querer escucharlos… Y el que busca, encuentra”. Y cuando esos tucumanos buscan en sus recuerdos infantiles, el diablo sigue ahí; vivito y cantando con Xuxa.

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