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¡Jallalla! Entre coplas y llanto, el Valle despide a su Pachamama 2014

LUTO

"Se murió la Pachamama": doña Felisa Arias de Balderrama era combativa, luchadora, trabajadora de la tierra, coplera y maestra artesana. Durante la dictadura, corrió a los militares de su casa ella sola. Trabajó y vivió con sus propias tierras y animales hasta los 98 años. Entre coplas y llantos, el valle la despide.

Doña Felisa.





    • "Cuando me vaya quiero que me despidan cantando y bailando": Allá en lo más alto de Tucumán, primero en su casita de Encalilla y luego en el pueblo de la Puntilla, por 98 años vivió doña Felisa Arias de Balderrama, que a pesar de que tan solo en el 2014 fue nombrada como Pachamama por la comunidad de Amaicha y los valles, fue considerada como un sinónimo de la madre tierra por muchos años más para la gente de la zona. Alicia Gasparini es una vecina que desde hace algunos años integra la comunidad amaichense, y ni bien salió del velorio de Felisa, nos cuenta su experiencia con esta mamá del corazón que la adoptó cuando llegó desde Buenos Aires, enamorada de las tierras calchaquíes: “Ella me adoptó como hija del corazón y yo como madre del corazón, cuando las hijas y nietas no podían acompañarla yo iba con ella. Era muy querida. De todas las viejitas de aquí que son Pachamama, ella fue una gran referente cultural, una referente para mucha gente, espiritual sobre todo”.

      El humor y una energía envidiable eran la bandera que enarbolaban a la figura de esta mujer que sobrevivió a una cirugía al corazón hace unos años y también al covid-19, pero cuya partida en el día previo al Día Internacional de los Pueblos Originarios golpeó a todos los habitantes de los valles que se agolparon para despedir los restos físicos de esta mujer que ahora volvió a la madre tierra para ser parte de ella nuevamente: “En el velorio estábamos todos conmovidos, había copleras (algunas hijas y nietas de Felisa, herederas de su gran bagaje cultural), cajas, tambores y sikus. A pesar de que casi tenía 100 años y de que un fallecimiento a esa edad es esperable, ella tenía un espíritu tan grande e inmenso que nadie esperaba que partiera”, le cuenta Alicia a eltucumano.com.

      “Ponéte un gorro y yo digo que sos hija del pata de lana” le decía Felisa a su hija del corazón cuando viajaban hasta la capital tucumana por algún trámite: “, era una conquista corazones. Cuando íbamos a San Miguel de Tucumán ella despertaba un cariño natural, la seguían mucho”.

      Ella se levantaba a las 4 de la mañana para vender sus productos en burro y volvía a vestir a sus hijos para llevarlos al colegio

      Y es de destacar que esta referente espiritual que fue despedida no solamente por la casa de Gobernanza de Amaicha sino que también por el Ente Cultural de la Provincia, tenía una especial relación de respeto y de amor por la madre tierra y por los animales: “Se caracterizaba por la lucha, era combativa de su territorio. A pesar de no haber terminado el primario tenía una inmensa política indígena de la tierra, del cuidado de la misma y de los animales”.

      Gabriela Balderrama, integrante de la comunidad originaria, coincide con Alicia en el especial trato que tenía la Pachamama 2014 con el territorio en donde estaba: “Su forma de vida dejaba ver que tenía muy arraigada la cultura del trabajo y  la tierra. Siempre tuvo esa producción de vegetales y con sus propias manos pudo darle vida a todo”.

      La pérdida de doña Felisa no solamente representa la partida de una persona en particular, sino que significa para los vecinos del valle el fallecimiento nuevamente de una de las personas que quedan para retransmitir los conocimientos y la cultura ancestral que cada vez es más difícil de defender y de sostener.

      En la época de la dictadura ellos le quemaron un cuadro de Eva y de Perón, y los echó corriendo a patadas sola a los milicos junto a otra señora que es una mujer que se llamaba Esperanza Nieva, cuyo femicidio no está aclarado hasta ahora. Luchaba contra las mineras, ha viajado a Buenos Aires a marchar con los originarios, era muy combativa”, nos cuenta Gasparini, con una inmensa emoción.

      “Era una gran coplera e hiladora, dejó una familia muy numerosa con todos los hijos, nietos, bisnietos y los hijos de corazón que desparramaba por ahí. La humildad que tenía era inmensa, defendía a los humildes, a los pobres”.

      La mañana de este lunes, todos los vecinos de Amaicha y de otras zonas del valle se acercaron al último adiós la que fuera Pachamama hace algunos años, intentando quizás reflexionar en las enseñanzas sobre el respeto a la naturaleza, y la filosofía ancestral del sacrificio con las manos propias para producir el alimento, que llevaron a esta sabia mujer del Valle a vivir casi un centenario.

      Felisa Arias de Balderrama fue internada el 1 de agosto por una falla renal y estomacal. Tras un poco más de una semana internada, falleció a las 17:30 del domingo 8 de agosto en la capital tucumana. Casi de inmediato, sus restos fueron trasladados a su Amaicha nativo.