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"Ahí empezaron las lágrimas": Agustín debutó en Boca y a su familia se le arrebató el asado

historias de acá

Fue tal la emoción que los Lastra se olvidaron de la parrilla cuando Agustín debutó el sábado en el arco de Boca. La historia de un changuito muy alto de Famaillá que aspira a llegar muy lejos: “No pudo ni hablar, lloraba mucho”. Video.

La familia de Agustín siguiendo el partido en Famaillá.





Que no podía ser, les decían. Que estaba mal anotado, insistían. Que el documento era apócrifo, especulaban. Que había alguna trampa, acusaban. Para Nalia Núñez y Jorge Lastra, inscribir a su hijo Agustín en los mundialitos infantiles que se disputaban en Famaillá era tan burocrático como un trámite en la Dirección General de Rentas, por eso, además del DNI, llevaban siempre el acta de nacimiento que certificaba que el changuito había nacido el 2 de enero de 2001. Sólo así podían vencer la incredulidad y las suspicacias de los organizadores que, a ojo, le desconfiaban la edad. Es que el lungo arquerito se destacaba entre sus compañeros a quienes les sacaba una, dos y hasta tres cabezas. Agustín siempre fue alto; muy alto, como hecho a medida de uno de los arcos más grandes del país. Así lo demostró este sábado cuando debutó en la primera de Boca y que, sin tiempo ni ganas de dormirse en laureles que supo conseguir, tendrá que seguir validando esta noche cuando sea el tucumano que defienda el arco xeneize en La Bombonera. 

“El tío lo llevaba a los campeonatos y lo quería hacer jugar de nueve, pero él decía que no, que quería quedar. Siempre hemos tenido el mismo problema porque Agustín sobresalía mucho entre los demás chicos. Por eso tenía que ir con el documento y el acta de nacimiento porque no creían que tenga esa edad, era muy alto. Él arrancó jugando en un mundialito acá en Famaillá y tuvo la valla menos vencida”, recuerda Jorge Lastra los inicios de su hijo en el fútbol cuando Agustín Jesús Lastra todavía no era el arquero de Boca ni medía 1,95 metros de altura. De esos campeonatos infantiles en Famaillá pasó a Ñuñorco y de ahí a Monteros Voley hasta que un reclutador le echó el ojo y lo llevó a Buenos Aires para probarlo en Independiente: “Estuvo siete meses ahí hasta que jugaron una final con Boca, justamente. Independiente ganó esa final y de ahí se comunicaron con nosotros porque querían llevarlo a Boca”. Ni la familia ni el propio Agustín lo dudaron un instante, en su casa son todos venenos boquenses. Y ahora más que nunca. 

Agustín partió a Buenos Aires siendo muy changuito con apenas once años y ese desarraigo no fue nada fácil, sobretodo, para su familia. Así lo confiesa ahora Jorge cuando recuerda aquellos tiempos: “Usted no sabe lo que era el sufrimiento nuestro. Todos los días lo llamaba por teléfono. Acá la que lloraba era la madre, yo por ahí me hacía el duro, pero me costaba mucho también. Así fue hasta que nos hemos acostumbrado. Él estaba bastante bien, nos decía que nos quedemos tranquilos, pero la verdad que para nosotros era difícil”. Tanto Jorge como Nalia hicieron de tripas corazón mientras su hijo mayor se afianzaba en las divisiones inferiores de uno de los clubes más importantes del país. Para el promisorio arquero tampoco fue fácil, así lo revelaba hace un tiempo en una entrevista: "Me vine desde muy chico, la verdad que el primer año que me alejé de mi familia fue muy difícil. En Independiente me costó mucho acostumbrarme. Pero cuando llegué al mundo Boca la verdad que no me quería ir a mi casa. Me pude adaptar a todo esto que es hermoso. A pesar que era el más chiquito de la pensión, pude salir muy rápido adelante". Se sabe que el fútbol profesional es una industria que deja a muchos jóvenes talentos en el camino; muchos chicos como él que migran desde las provincias con el sueño de jugar en primera división; el sueño de muchos, pero con lugar para muy pocos. Ni su familia acá en Tucumán ni Agustín allá perdieron las esperanzas. 

El nombre de Agustín Lastra comenzó a sonar en el universo Boca Juniors en 2018 cuando, jugando para la Sexta División, fue una de las figuras del Torneo Sub 17 Evergrande International Football Championship. En la final de ese campeonato, el tucumano atajó un penal contra el Valencia para que Boca se quede con el título. También formó parte de la selección argentina Sub 20 que en 2019 disputó el Torneo de L'Alcudia y fue sparring de la selección mayor. Ese mismo año hizo su primera pretemporada con el primer equipo xeneize convocado por el Director Técnico de entonces Gustavo Alfaro, luego de que Esteban Andrada sufriera una lesión. Pero el debut con la camiseta de Boca en primera división se haría esperar. 

“Ya tenía que dársele, era la tercera oportunidad…”, dice Jorge en un suspiro y agrega: “Él viajó a Bolivia con el plantel de primera para jugar la Copa Libertadores. Jugando con la reserva se golpeó el estómago, viajó a Bolivia, pero sentía un dolor en el estómago. Cuando regresaron le hicieron los estudios y tenía el bazo fisurado. Estuvo internado casi 20 días, más quince de reposo. Se vino para aquí y lo cuidamos”. La otra oportunidad a la que hace referencia el padre del arquero fue en septiembre del año pasado cuando se produjo un brote de casos de Covid en plantel boquense que afectó a 18 futbolistas, entre ellos, cuatro de los arqueros. Pero no fue entonces tampoco. 

Que sí. Que no. Que se posterga. Que juegan los integrantes del plantel profesional. Que juegan los juveniles. El partido que Boca jugó el sábado ante Banfield estuvo colmado de incertidumbre y de revuelo mediático, tras la polémica eliminación del primer equipo en Brasil contra el Atlético Mineiro por la Libertadores. Por disposición del Ministerio de Salud y de la Liga Profesional, los integrantes del plantel y del cuerpo técnico que viajaron a Brasil deben cumplir con una cuarentena obligatoria, por lo tanto, la presentación del equipo de la reserva que dirige Sebastián Battaglia era una posibilidad concreta. Sin embargo, cuando Jorge vio que el plantel de la reserva jugó el viernes pasado su partido, creyó que, otra vez, se esfumaba el sueño del debut en primera de su hijo. Mantenía la ilusión, pero tampoco quería comerse el amague: “El viernes lo tenían ahí… Él estaba preocupado y emocionado a la vez porque decían que iba a debutar, pero no se sabía nada. Como el equipo ha jugado el viernes, ahí me digo ya no creo que jueguen… Hasta que al fin se le ha dado. Al otro día, se entera de que sí debutaba. Nos mandó un mensaje y ahí fue que empezaron las lágrimas”. 

“Yo lo que le digo a Agustín es usted siempre agradézcale a su mamá que ha andado con sol, con lluvia, con frío; llevándolo a todos lados cuando era chico para que pueda jugar. Yo por mi trabajo casi nunca podía”, se lamenta Jorge que trabaja de capataz en el ingenio Famaillá y que en dos días cumplirá 42 años. El mejor de los regalos ya lo recibió por adelantado en la concreción de ese sueño por el que tanto la remó su hijo. En la previa del partido contra Banfield hubo muchas lágrimas de ambos lados, pero también consejos y palabras de aliento: “Cuando hablamos con él le deseamos muchos éxitos. Usted ha visto como son los periodistas… Algunos defendían a los chicos, pero otros los querían marginar. Yo lo que le he dicho es que, cuando salga del arco, salga seguro. También le he dicho: papá, vos desde donde estás ves toda la cancha, toda la jugada, vos siempre gritales a los changos… Más que nada le dije que disfruten de la camiseta que llevan, el gran logro que tuvieron y el sueño de jugar en primera”. ¿Cuál fue la respuesta que recibió Jorge del otro lado de la línea con la emoción a flor a piel?: “Vamos a hablar con los chicos y vamos a salir a jugar. Este es nuestro sueño y se nos cumple a varios así que vamos a dar todo”. 

El sábado fue un día de fiesta para los Lastra; expectativa que se extendió por todo Teniente Berdina y Famaillá. La familia vivió un tiempo en ambas localidades y ahora vive en el barrio famaillense de El Cruce, donde nació Agustín. A la celebración por el debut, se sumó el cumpleaños del tío del arquero, Julio Lazarte, uno de sus mentores cuando el futbolista daba sus primeros pasos en los torneos infantiles: “El tío es fanático de él… Siempre está pendiente. Le dije mirá que este es el mejor regalo para tu tío y lloraba Agustín. Fue algo muy emocionante. Es una cosa de locos lo que hemos vivido, nos pasamos todo el partido llorando de la emoción”.

La cita fue en la casa del tío Julio en El Cruce y nadie se quiso perder el momento cumbre. Estaban los hermanos menores de Agustín, Agostina (de 18 años) y el también arquero Jonás (de 11), Jorge, Nalia, primos, más tíos, amigos y vecinos. La mayoría con la camiseta de Boca y una gran bandera azul y oro que le dio a la juntada clima de pequeña cancha, de hinchada, de todo un pueblo pendiente de uno de sus hijos pródigos. Tampoco faltó el asado en la parrilla como tributo a la doble celebración. Pero, una vez que empezó el partido, sólo hubo ojos y oídos para lo que pasaba en el estadio Florencio Sola. Y entonces fue que sucedió la pequeña tragedia que no lograría empañar lo épico de la jornada: “Mire, era tanta la emoción que hemos comido la carne arrebatada y los chorizos crudos. No podíamos dejar de ver la tele…Llorábamos mientras comíamos”. 

El sábado los chicos de Boca pegaron el estirón de golpe y se hicieron grandes para jugarle de igual a igual a Banfield. Lejos de pesarles la camiseta, dieron una lección de madurez futbolística. Ni pibes, ni changuitos, ni pendejos, ni juveniles; futbolistas de primera con todas las letras. Y en ese grupo de jugadores que tuvo que madurar de una vez y a la fuerza, el arquero tucumano de 20 años fue un gigante imbatible. Poco importó el cero a cero para los que siguieron el partido como una autentica proeza. Así lo vivieron Agustín en la cancha, los Lastra en El Cruce y también todo un pueblo: “Cuando finalizó el partido Agustín nos hizo una videollamada, pero no pudo ni hablar lloraba mucho de la emoción. Gracias a Dios salió todo bien. Acá todo el mundo nos felicita, todo el mundo me dice felicidades por tu hijo… Me dicen jugó muy bien, estuvo muy seguro y a uno se le ponen los pelos de punta. En el pueblito de Berdina chicos y grandes me dijeron: hoy somos todos de Boca por tu hijo y, con esas palabras, más le hacen caer las lágrimas a uno”. 

Hoy cuando sean las 21, Jorge se dará maña para salir antes del laburo y volver cuanto antes hasta la casa del tío Julio en El Cruce para ver el partido y ver cómo, en el arco de Boca y en la Bombonera, su hijo sigue creciendo. 

Mirá el video de las atajadas de Agustín ante Banfield: