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A 431 años del milagro, el "Pozo del pescado" en Trancas sigue siendo un espacio sagrado

RELIGIÓN

La historia cuenta que en un espacio marcado por la sequía y la falta de lluvias, San Francisco golpeó el piso son su bastón e hizo existir un pozo de agua en Trancas.

La Iglesia de San Francisco Solano en Pozo del Pescado.





Hace 431 años, un acontecimiento marcaba un antes y un después para un pequeño  lugar que queda a 3 kilómetros de Trancas. Un hecho que aún en estas fechas continúa atrayendo a personas de todo el mundo a concretar el turismo religioso en nuestra provincia.

Estamos hablando del conocido “Pozo del pescado”, espacio que es considerado como milagroso por quienes lo visitan. Carlos Néstor Gómez, Guía y Técnico superior en Turismo e investigador de las huellas dejadas por Solano Argentina, contó en diversas ocasiones la historia que cubre a este lugar que se ha convertido en un punto turístico:

Se cuenta que un día de verano había una larga sequía, las lluvias no llegaban, la tierra se partía de tanto como en los desiertos, mientas los animales morían o migraban a tierras altas en busca del agua, ya no había que cazar para comer, ni agua que beber, todo seco, todo muerto. De pronto, a lo lejos se escuchó una rara melodía, los nativos embelesados, perplejos, no sabían que pasaba, hasta que por un sendero vieron la silueta de un hombre vestido con habito marrón y con un extraño instrumento entre sus manos, lejos de asustarse, les dio curiosidad y se fueron acercando poco a poco, atraídos por música tan bella, Francisco Solano comenzó a cantar con su voz de ángel. De pronto, se vio rodeado de una multitud de curiosos nativos que lo contemplaban como a alguien bajado del mismo cielo. En un momento el canto y la música dejo de sonar y Solano habló, pero no hablo en español, sino en la lengua nativa, todos quedaron impresionados. Aquel hombre los entendía y así fue como le contaron con amargura y tristeza, ‘padrecito, padrecito, aquí el agua no llega, no hay lluvias, las plantas se mueren, los animales ya no están, el hambre y la sed está matando el pueblo, no sabemos qué hacer’.
Dicen que Solano se levantó, acaricio la cabeza de un niño, contemplo a una madre que en sus brazos llevaba a un recién nacido, en medio de tanto espanto y dolor, agarro su bastón compañero de caminos y lo hundió en la tierra, pronunciando palabras que nadie entendía, con la cabeza levantada y sus ojos al cielo, (seguro rezaba pidiendo a Dios), mientas la vara se hundía en el suelo y de pronto, el agua brotó mojando sus pies y bañando el terreno. Atónitos los nativos no entendían lo que estaba sucediendo y una boca de vertiente cada vez más grande se habría en el suelo. Dejaron salir agua pura y cristalina, mientras la hondonada del lugar no tardo en llenarse como una pequeña laguna a la que el tiempo se llamaría "el pozo". No conforme con esto, ante la mirada atónita, se veía del charco saltar peces en el agua, una vez más el milagro había sido consumado y Dios utilizo las manos del Santo para hacerlo, cumpliendo con aquel mandato bíblico: Dad de beber al Sediento, y Dad de comer al hambriento, todo lo que hagas por uno de los más pequeños de mis hijos, por mí lo estás haciendo”.
 
La tradición que siguen los creyentes cuenta que san Francisco Solano Intercede en tres pedidos que le hagan a las personas que lo visitan por primera vez.
 
Al llegar al lugar, el paso obligado es tirar de una cuerda que pende desde el campanario de la pequeña capilla. Un poco más adelante un gran manantial de agua forma una extensa laguna que desborda en la zona más baja. Ese es considerado el único lugar de la provincia con una verdadera impronta de un santo. Como en cada lugar donde se considera que ha habido un milagro, lo habitual es encontrar allí ofrendas de agradecimiento al santo por los favores concedidos.
 
Los devotos de San Francisco Solano se dividen entre quienes lo recuedan los días 14 de julio, mientras otros tantos lo hacen cada 24. Lo cierto es que este paraje turístico de Trancas, cada vez que llegan estas dos fechas, recibe una visita extra a la habitual.