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"Cada uno tendrá al Perrone que se merece": reeditan al escritor más maldito de Tucumán

Literatura bien de acá

Este domingo La Papa presenta la trilogía de Eduardo Perrone, el escritor que es todo un mito en la provincia. De la cárcel al boom editorial, del éxito a la muerte solitaria en un vagón de tren. La voz de los especialistas y cómo seguir en vivo el suceso editorial del año.

"Buby" Perrone, fotograma de "Perrone, escritor" de Peri Azar.





Estuvo en la cárcel de Villa Urquiza acusado por abuso sexual, salió, escribió un libro que fue bestseller en la década del setenta, llegó a Buenos Aires y a la revista Gente, pero terminó sus días viviendo en un vagón de ferrocarril donde murió solo y prácticamente en el olvido. El periplo vital de Eduardo Perrone tiene todos los condimentos necesarios para erigirlo en un escritor maldito y en un auténtico mito de la literatura tucumana. A doce años de su fallecimiento, dos editoriales de la provincia se propusieron volver a publicar su obra. Esta vez es La Papa que este domingo a las 19 estará presentando la trilogía que reúne a tres de sus novelas. “Encaramos a Perrone como el escritor que fue y no como el mito que es. Quisiéramos que se lo lea como un escritor de los setenta que fue marginado por distintos motivos, pero tratando de esquivar todos esos bultos que están instalados en nuestro imaginario cuando se habla de él. En ese sentido, creo que cada uno tendrá el Perrone que se merece”, adelanta Facundo Iñiguez, productor del libro. La mirada de los especialistas. 

“Consideramos que no es lo mismo haber leído que no haber leído a Perrone. Para nosotros es un autor fundamental de nuestra literatura porque ha podido escribir sobre una ciudad desconocida. Los artistas hablan de aquello que los atraviesa y el único que podía hablar de eso era él. Nos preguntamos por qué de Perrone no se habla, por qué no se lo vuelve a publicar, por qué no aparece en las facultades… la suya no es una literatura menor. Creo que hay que leerlo como un artista que viene a traernos algo que nos perdimos de la realidad. La suya es una literatura muy bien trabajada porque era una máquina de mirar y una máquina de escribir”, comenta Iñiguez. La vida en la cárcel de Villa Urquiza, los antiguos puteríos que poblaban El Bajo, la marginalidad de los arrabales tucumanos y el submundo de los cafishos y vendedores de merca son algunos de los escenarios y de los seres que retrata su lente y que le valieron a su estilo el nombre de “realismo sucio” y a él mismo el mote de escritor maldito. Esos son los paisajes y protagonistas de las páginas que reúnen a sus tres primeras novelas: Preso común de 1973; Visita, francesa y completo 1974; y Días de reír, días de llorar de 1976. 



Eduardo “Buby” Perrone fue el autor tucumano más vendido a lo largo de la década del setenta. Sin embargo, mientras el mito del escritor maldito se agigantaba con los años, sus obras quedaron en el ostracismo. Según explica Iñiguez, el trabajo de recuperación de sus libros fue tan minucioso como laberintico. La última vez que sus obras habían circulado por la provincia fue en 2011 en la edición cartonera de la editorial El Cruce Cartonero (Asociación Civil Crecer Juntos), etapa donde fue fundamental el trabajo de curaduría y digitalización realizado por Martín Aguierrez y Maximiliano Cárdenas. En base a esos documentos, comenzó un nuevo proceso de edición y corrección encarado por La Papa. Otro gran hallazgo en este rescate de la figura de Perrone fue encontrar el último registro que se tiene del autor con vida. Se trata del film “Perrone, escritor” filmado y dirigido en el año 2000 y publicado en el 2010 por la cineasta tucumana Peri Azar. De esa película surgieron los fotogramas con la imagen que ilustra la portada del libro.

En la reedición de la trilogía que se presentará este domingo a las 19 de manera virtual y se transmitirá en vivo a través del Facebook de El Tucumano se destaca el prólogo escrito por el Doctor en Letras Martín Aguierrez. Así como también dan cuenta del cuidado de la edición la semblanza de la figura del autor en la pluma del escritor y editor Maximiliano Cárdenas y el análisis que ofrecen las palabras finales de la Doctora en Letras Verónica Juliano. En la presentación también estarán presentes el escritor y editor de La Papa Pablo Donzelli y el productor de la antología Facundo Iñiguez.

Según comenta Iñiguez, la editorial tucumana se propone continuar con esta tarea de recuperación de las obras de autores de la provincia que no han sido aún reeditados. Así como también publicar el resto de las obras de Perrone:  "Los pájaros van a morir a Buenos Aires" y "La jauría", ambas editadas originalmente en 1984. La gran sorpresa que Iñiguez nos adelanta de forma exclusiva y que, de seguro, será un hito editorial es el hallazgo de una novela inédita del autor: “Los espermatozoides del diablo” que pronto vería por primera vez la luz para los lectores tucumanos. 
 
Subsanar las ausencias de un texto
Por Martín Aguierrez
 
La reedición de los libros de Eduardo “Buby” Perrone no es sólo importante sino necesaria. Sus libros circularon por última vez en la provincia en el año 2011 de la mano de El Cruce Cartonero (Asociación Civil Crecer Juntos) quien se apropió del mundo narrado por Perrone para entrecruzarlo con el proyecto político y comunitario de una ONG asentada en un barrio popular (Villa Trulalá). La edición cartonera puso nuevamente el libro en las manos de lectores que se topaban con la palabra “agotado” cada vez que querían hacerse con un ejemplar o una copia (las únicas disponibles eran las de Ediciones de la Flor de las décadas del ´80 y ´90); sin embargo, al poco tiempo esa palabra volvió a resonar para referirse al autor. Ahora las ediciones de cartón suplantaban a las anteriores en su carácter de inhallables. Que un texto vuelva a permear los circuitos lectores y se encuentre disponible para su lectura y apropiación es clave porque alimenta la memoria literaria de una comunidad y la de sus producciones simbólicas. Asimismo, la puesta en lectura y movimiento de la máquina perroneana también sacude las fosilizaciones y los mitos de autor tan recurrentes ante la ausencia del texto.

En el caso de Perrone es notable el peso que tiene la figura de autor (su trayecto biográfico que se traza como el de un escritor famoso/consagrado que deviene lumpen/maldito) en relación con los textos en sí mismos. Más allá de que Perrone entrecruce vida y literatura como propuesta escrituraria, es interesante que decidamos hablar más de la vida del escritor que de su literatura. Por eso la importancia de que los textos vuelvan al ruedo; para que la potencia de la literatura/escritura que construye cada libro tome el centro de la escena y de la discusión. Por último, imposible no remarcar la importancia de reeditar/releer la obra de Perrone con las lupas del presente. Revisitar una serie de textos tan cosidos por el tiempo como son Preso común, 1973; Visita, francesa y completo, 1974; y Días de reír, días de llorar, 1976 supone el desafío de volver a amasar el pasado y con él, sus incomodidades. Los textos son ásperos, traen el sonido de un alboroto lejano pero que encuentra su eco en el ahora inmediato: la escritura dice y vuelve a articular la palabra injusticia, los atropellos de la ley, las crueldades del estado, la desprotección de las infancias, la educación de los machos, la violencia sobre los cuerpos feminizados, la inoperancia de la burocracia, la decadencia de sus instituciones, el ahogo de los afectos, las ficciones de la prensa.

Si la lectura detiene el tiempo y nos encapsula en el intervalo de un paréntesis, volver a Perrone es transitar la experiencia del cuerpo perturbado, sometido a los designios de un tiempo viejo pero que es muy parecido al nuevo. Se trae, entonces, un texto al presente para subsanar una ausencia y, al mismo tiempo, para que las nuevas generaciones lo engullan, lo saboreen y armen nuevos caminos con el hilo de palabras que allí se ovilla.