Se cayó en Lastenia: "Se me acaba el tiempo, se los devuelvo con trabajo"

A los 13 años, de la mano de su padre, Exequiel Morales empezó a trabajar como albañil y pintor en las casas vecinas. Ya de grande, el muchacho vive una situación económica crítica similar a la de miles de tucumanos: “Si yo no trabajo el día, no como. Por eso acepté el trabajo de una vecina por un precio accesible para subirme 14 metros y cortarle tres palmeras”.

“Cuando me quiero bajar, se me cierra la escalera. Al caerme de la escalera, me llevan al hospital. Primero al Centro de Salud y después al Hospital Padilla. No cuento con el oído izquierdo, y no sé si lo recuperaré: puedo quedar con secuelas y hay que esperar”, le cuenta Exequiel al diario el tucumano con el celular del hermano colocado sobre el oído derecho.

Podar una palmera cuesta 15 mil pesos, más o menos. “Déme 3 mil pesos por cada una”, le dijo el protagonista, quien se colocó el arnés, el cable de vida, elementos de seguridad que junto a su hermano fueron comprando con los ahorros de las changas y otros trabajos más grandes que salían. Pero nada pudo evitar la caída.

“La caída ha sido algo totalmente imprevista. Caí sin poder agarrarme a nada desde una altura de dos pisos y medio. Es una cosa que no le deseo a nadie. Es muy fiero. Al caerme quise agarrarme y no pude con nada. Yo ya no me acuerdo porque perdí el conocimiento durante media hora hasta que llegó la ambulancia. Caí de panza y con la cara de costado, por eso tengo como tengo el oído izquierdo”.

“Pero lo peor de todo es que me rompí la pierna derecha. El médico del Padilla me dijo que tengo rota la rótula y la tapa de la rodilla, que es una operación particular muy costosa. Yo no tengo obra social y en el Padilla, por el tema del Covid, no están haciendo este tipo de operaciones. Tampoco en el Hospital del Este. Cuesta 70 mil pesos. Tengo hasta el jueves para operarme porque se me puede formar un sobrehueso que complicará más la operación. Se me acaba el tiempo, por favor, se los devuelvo con trabajo”, ruega Exequiel, quien no quiere que nadie le regale nada.

“De hecho mi papá, que está en blanco, me colaborará, mi señora vende cosas dulces, consiguió una changuita en una verdulería, y unos amigos quieren organizar una rifa. Soy un trabajador, si no salgo, no comemos. Soy el único sustento de mi familia y no puedo doblar la pierna. Necesito operarme para volver a trabajar. Si llega a cicatrizar más, me va a complicar más la cirugía. Con trabajo devuelvo a quien pueda darme una mano. No se me ocurre qué más hacer”.