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"No tengo más palabras de emoción": el conmovedor gesto del tucumano ganador del Telekino

HISTORIAS DE ACÁ

Gaby Torres recibió la noticia el sábado a la mañana y, con todos los cuidados del casos, esta noche rompe el silencio y no oculta sus lágrimas ni su nerviosismo: "Él siempre fue así, siempre tuvo un gran corazón".

Manos de Esperanza.





Las noches silenciosas de Gaby Torres cocinando para 240 personas en situación de calle; los mensajes de texto de una maestra jubilada que estudia abogacía y pone el auto para repartir las viandas; los whatsapp del compañero taxista que se queja de la nafta todo el día menos cuando llega la noche para escuchar a los olvidados. Todo cobra sentido.


O los hijos de Gaby: el de 19 años que ya esteriliza todas las viandas y el 6 de añitos que corta con la tijerita las servilletas, o la sobrinita con un retraso madurativo, pero con un corazón así de grande como cada uno de los 20 integrantes unidos bajo el nombre Manos de Esperanza, quienes se preparan para vivir un gran día este viernes a la mañana, un reconocimiento a ese trabajo silencioso, un conmovedor gesto del tucumano ganador del Telekino, un gesto que, admiten “nos emociona”.


“La verdad es que estoy muy nerviosa. Muy ansiosa. El sábado recibí la llamada del representante de Telekino. Me dijo que el ganador nos había elegido. Nosotros damos de comer a 240 personas en estado de vulnerabilidad. Salimos todos los viernes de mi casa en calle España, pero si durante la semana es necesario, también estamos. El ganador del Telekino le dijo a Telekino que nos quería donar a nosotros una tonelada de alimentos, mil kilos, lo cual nos permitirá alimentar a las personas durante seis meses, aunque la idea también es compartir con otros grupos solidarios”.


“Esta gran bendición del gran ganador del Telekino jamás la pensamos. Lo conozco de antes de haber ganado el premio y ya había colaborado con nosotros. Es un tucumano solidario, de un gran corazón, a quien le encantaría estar presente mañana cuando se nos haga la entrega de la tonelada de alimentos, pero no va a ser posible: nos pidió que le enviemos un video. Es un hombre maravilloso, que sabe que fuimos muy golpeados durante la pandemia. Sabemos que es una persona que tiene muy buen corazón, que siempre está para el que no tiene”.


Literalmente le tiembla la voz a Gaby, cultora del perfil bajo, madre soltera, humilde al igual que sus compañeros del grupo de acción solidaria, muchos de ellos en negro, muchas veces dispuestos a poner plata de su bolsillo para llegar a llenar la olla si las donaciones no alcanzaban: “Estoy emocionada, nerviosa, ansiosa, ver llegar toda esa mercadería significa mucho para nosotros. Somos muchos los que ponemos el corazón. Los hay de todas las edades: más chicos, más grandes, adultos, mayores, la solidaridad no tiene edad. Lo importante es que salimos a darles de comer, preguntarles cómo se llaman, ponerse en el lugar del otro, juzgar menos, o sino nunca vamos a avanzar, nunca los vamos a insertar nuevamente en la sociedad. No tenemos banderas políticas ni religiosas”.


“En lo que sí creemos es en la recorrida que hacemos por las calles, en lo que vemos: esa vianda, para mucha gente, es la única comida del día. Y a veces te dicen si podés darle otra. ¿Y cómo les decís que no? Yo no te digo que tengo un corazón de oro, pero sí mucha empatía con el otro. Por eso es que estamos como estamos a la espera de esta gran donación de este gran hombre. Desde que recibí el llamado, estamos ansiosos. Pero así como la solidaridad no tiene edad, tampoco tiene fin. Y quien quiera ayudarnos siempre es bienvenido. Sea el ganador del Telekino o un vecino. Las puertas están abiertas. Solo tienen que tener ganas de ayudar al que menos tiene, al que más nos necesita en este momento más que nunca”.


Quienes deseen colaborar: