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"Es una planta mágica": Tucumán sale del closet cannábico

Marihuana legal

La tucumana Florencia Flores Fassola brinda talleres de cultivo y cultura cannábica. La nueva legislación y la superación de los prejuicios han abierto un nuevo horizonte para la marihuana en la provincia: “La idea es empoderar a la gente para que cultive”.





Acaso no es apenas una casualidad que Florencia Victoria Flores Fassola haya nacido hace 29 años un 20 de abril, fecha en que se conmemora el Día Mundial de la Marihuana. Según cuenta la leyenda, 4:20 PM era la hora indicada en que un grupo de estudiantes californianos conocido como “Los Waldos” solía reunirse a comienzos de los setenta para compartir un porro en torno a la estatua de Louis Pasteur. Tiempo después, el 420 se convertiría en todo un símbolo para aquellos que luchan por la legalización de la planta históricamente criminalizada y estigmatizada. Tampoco parece casual la significante sonoridad de un doble apellido que parece propio de un personaje de Peter Capusotto. Pero no, nacida bajo el signo astral del cannabis, Vicky es una de las referentes de la militancia cannábica en la provincia y una de las impulsoras de talleres que buscan empoderar a usuarios y cultivadores para que la marihuana termine de salir del closet en Tucumán.   

Cuando tenía quince años, Vicky tuvo su primer contacto la marihuana de uso recreativo. Cuatro años después, eso que empezó por curiosidad y placer, resultaría fundamental para mejorar su salud: “Empecé a fumar como toda adolescente intrigada por lo prohibido. A los 19 tuve una crisis epiléptica y, como en mi casa consumimos plantas de forma medicinal, empecé a investigar sobre el uso terapéutico del cannabis. Hice un pacto con mi psiquiatra para que me deje probar un tratamiento con el aceite. Ahí empecé a cultivar en mi casa y aprendí a hacer el aceite. Eso me ayudó a superar las crisis. Después, empecé con los talleres. Creo que todos nos merecemos la posibilidad de poder hacer nuestra medicina a partir de una semilla”. 

Desde hace cinco años, la estudiante avanzada de biología comenzó a dictar los talleres “Cannabis Cultura”. En aquel entonces, recién una hora antes de los encuentros daban a conocer entre los participantes la dirección de donde se iba a realizar para evitar problemas con la policía. Si bien no hacían más que dar a conocer algunos de los usos terapéuticos de la marihuana, las formas de cultivo y el aprovechamiento de la planta, lo cierto es que no había ningún marco legal que los ampare ante las arbitrariedades de la ley de estupefaciente todavía vigente: “Era para cuidarnos más que nada. Los talleres eran destinados al público en general y la mayoría de los que asistían eran amigos o conocidos”. De aquel tiempo a la actualidad algo parece haber cambiado. 

A comienzos de este año, los talleres se trasladaron al bar Pangea (Laprida 289) donde distintos especialistas abordan diversos aspectos de la cultura cannábica como cultivo, uso terapéutico del cannabis, legislación vigente, producción de aceites, entre otros. Este viernes y sábado a partir de las 20, los temas que se tratarán serán: Introducción al cáñamo, Aprovechamiento al máximo de la cosecha, Sistema endocanabinoide, Cosecha y postcosecha, Sustratos y esquejes. Además de Victoria, participarán Rita Ruíz y Santiago Díaz. Debido a los protocolos sanitarios, el cupo es limitado y quienes deseen participar deben contactarse al teléfono 381585413 para reservar su lugar. “La idea es empoderar a la gente para que tenga todas las herramientas para hacer su cultivo cannábico para todos sus usos como el medicinal y todas las aplicaciones terapéuticas. Además, el viernes vamos a hablar del cáñamo, una industria que en el pasado tuvo su esplendor, incluso acá en la Argentina”, comenta Victoria.


¿Qué fue lo que cambió de esos primeros talleres cuasi clandestinos a esta nueva visibilización y aceptación social de la marihuana? En septiembre de 2017 se reglamentó en nuestro país la ley 27350 que habilitaba el uso del cannabis con fines medicinales, pero sólo autorizaba el acceso a los pacientes con epilepsia refractaria. Esa legislación tampoco contemplaba el autocultivo por parte de los usuarios. Ante el reclamo por estas restricciones de parte de las distintas organizaciones que vienen militando el acceso al cannabis en el país, en noviembre del año pasado se cambió la reglamentación de la ley. Con las modificaciones instauradas a través del decreto 883/2020, se amplió la utilización del cannabis más allá de la epilepsia refractaria a un amplio abanico de patologías. A su vez, esta nueva reglamentación permite el autocultivo, garantiza la provisión para pacientes, fomenta la investigación y autoriza la producción pública y privada de aceite y otros derivados.

A través de la Resolución 800/2021 que se publicó el 10 de marzo pasado en el Boletín Oficial, el gobierno nacional creó un registro en el cual deberán anotarse las personas que posean plantas de marihuana para uso medicinal en sus domicilios. Para esto, se aprobó el Sistema de Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN) al cual deberán ingresar quienes necesiten obtener autorización para cultivar o para adquirir la sustancia mediante un cultivador o una organización civil habilitada. Según la normativa, será un requisito excluyente para los solicitantes contar con indicación médica de uso de cannabis y sus derivados por parte de un profesional. 

A este nuevo marco legal, se suma el anuncio hecho por el presidente Alberto Fernández en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de enviar un proyecto de ley para promover la producción de cannabis con fines industriales y medicinales: “El cannabis tiene propiedades de gran utilidad con fines medicinales e industriales. La industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos cinco años. El proyecto prevé la utilización del cultivo exclusivamente con fines de industrialización para uso medicinal e industrial”. 

Según explica Vicky Fassola, en noviembre del año pasado se realizó en el parque Avellaneda un encuentro que formó parte del denominado “Plantón Nacional Cannábico” donde se dieron capacitaciones sobre cultivo y cultura cannábica. En esa ocasión también se plantó un ejemplar de marihuana en el Monumento al Bicentenario. Para Vicky ese fue un paso muy importante para sacar al cannabis del ostracismo y de la estigmatización: “Creo que acá hay una salida del closet re natural de la planta. Yo ya no me escondo para fumar porro, por ejemplo. Claro que no lo hago en lugares donde pueda molestar. En Tucumán ha crecido mucho la cantidad de gente que cultiva. Hay muchos más grow shop (tiendas especializadas en productos de cultivo) y más información que antes, pero es necesario seguir informando. Es impresionante, todos los días de mi vida alguien me manda fotos de su planta para preguntarme algo. Mucha gente tenía miedo, pero ya no, hay más aceptación social de la marihuana”. 


“Hay mucha gente de la tercera edad que va a las charlas porque no ven una salida en la medicina tradicional. Mucha gente ya accede al cannabis como una opción, para calmar la ansiedad, para dormir, para el Parkinson, cáncer, migrañas, dolores menstruales, dolores de muelas… Son muchas las aplicaciones”, comenta a la vez que define a la cultura cannábica como un arte. En este sentido, lejos de diferenciar el uso medicinal del uso recreativo del cannabis, para ella ambos tienen un carácter terapéutico: “La gente que llega a su casa después de una semana ardua de trabajo y prende un porro para relajarse también lo hace de forma terapéutica. Es un derecho que tenemos a nuestra felicidad y a nuestro goce. La felicidad es salud y el porro te da todo eso”

“A los que no conocen les diría que se abran al poder de la planta porque es una planta mágica… los va a equilibrar a nivel salud y espiritual. Todavía hay que desmitificar las viejas concepciones que existen de la planta, eso es parte de un empoderamiento personal”, invita Vicky a los talleres que tienen a la marihuana como principal protagonista. La planta que en Tucumán también se planta.