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¿Mamás y papás superpoderosos?

ENTRE LÁPICES Y EMOCIONES

La psicopedagoga Cecilia María Lozano escribe sobre los errores y equivocaciones de los padres.





Mamá y papá son perfectos, completos y no se equivocan. Mamá tiene superpoderes y papá lo resuelve todo.


Todos los padres (aunque hay excepciones) deseamos hacer las cosas bien con nuestros hijos y estar en la crianza de la mejor manera posible.


Iniciamos la maternidad y la paternidad deseando ser maravillosos con nuestros hijos y, luego, la realidad nos coloca en el sitio. Cuando transcurre el tiempo, vamos sintiendo y nos damos cuenta (que imponente es darse cuenta) que nos equivocamos y nos abruma la sensación de ser los peores padres.


En ese momento, paramos la película y pensamos: "En realidad, no soy la mejor madre. Soy una mamá normal, aunque no me siento buena madre". Esas expectativas altas culminan convirtiéndose en la frase tan repetida: "Soy el o la peor madre/padre".


Con esa mirada, la crianza de nuestros niños está atravesada por el sufrimiento, por el sentimiento de la culpa -nuestra por supuesto- y es ahí donde quiero hacer un paréntesis. Esta culpabilización nos estanca, nos lleva al vacío, no nos permite avanzar. Y ustedes me preguntarán: Entonces, ¿cuál es la fórmula?


Primero vamos a hacer un ejercicio: Escriban en un papel, el error (en el mejor de los casos) o los errores (aunque lo escriban con culpa) de eso que creen que hacen mal con sus hijos.


Ahora si ya avanzamos, ya se dieron cuenta que cosa no les gusta como padres.


Pensemos un poco. Y les hago otra pregunta: ¿Ustedes perdonan los errores de sus hijos? Si eso es así, entonces: ¿Por qué son tan duros con ustedes mismos? ¿Por qué exigirse ser perfectos? Sepan perdonar-se, dejen ese lugar y acepten la equivocación. Desde aquí, sin culpa, pero con convicción, les mostrarán a sus hijos, en testimonio, que en la vida terrenal somos aciertos y desaciertos.


En esas experiencias de piedras (así llamo a los errores) aprenderán cómo resolver problemas. Ustedes verán si le dejan herramientas para crecer o no.


Una de las formas en la que personalmente, y profesionalmente, resuelvo situaciones es desde el humor, la sonrisa y la carcajada. Es tan sanadora y beneficiosa que les sugiero que la incorporen. Tomen la vida con risas. Acepten que se equivocan.


Los padres no tenemos superpoderes. Hacemos lo que podemos, pero no pierdan la meta, el objetivo, el acompañar a sus hijos y el amarlos incondicionalmente. Pero, ojo aquí, si ustedes no se quieren a ustedes mismos, si no proyectan su vida propia y la de nuestros hijos (porque es de ellos), si no se animan a cumplir metas, si no se aceptan con deseos, necesidades, tristezas y alegrías, no pretendan que puedan amarlos como ellos merecen.
  
Mostrándonos imperfectos que los errores son parte de la vida, que nos hacemos responsables de las veces que nos equivocamos y tratamos de remendar, les enseñamos el valor de la resiliencia, el perdón, la habilidad de tolerar las frustraciones y sobre manera, como se resuelven los problemas.


La vida se trata de eso; de caer y de levantarse; de reír y de llorar. Que no es perfecta y que en el camino encontramos piedras. Lo importante es que hacemos con ellas porque nuestro paso por la vida como padres no es criarlos perfectos, sino que es criarlos felices.