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"Me da una pena terrible": la mano de Miguel a los afectados por el diluvio

Historias de acá

Es técnico en refrigeración y salió a recorrer los barrios tucumanos para reparar gratis las heladeras rotas por el agua: “Cuando vi la tormenta dije mañana voy a salir a ayudar”. Mirá el video en el que Miguel explica cómo hacer con los artefactos mojados.





Miguel Berns está agotado. Anduvo de una punta a la otra de la ciudad: de Alderetes a la Jujuy al 3300, de la Jujuy al 3300 a Villa 9 de Julio, de Villa 9 de Julio a la Colón al 2200. Así todo el día de hoy, sin parar. Ha recibido más de 200 mensajes de WhatsApp con pedidos de ayuda y ya no recuerda si ha reparado diez, doce o quince heladeras. De lo que no se olvida es de eso que ha visto en los barrios donde más ha golpeado la tormenta de anoche, en las casas de los que menos tienen y que ahora, en algunos casos, lo han perdido todo. Pero Miguel estuvo ahí para dar una mano haciendo lo que sabe: “En algunos lugares se han volado los techos, me da una pena terrible lo que ha pasado… Imagínate si podés hacer alguito en la casa, con mucho esfuerzo, y al otro día ya no tenés nada”. 

Todo surgió anoche, mientras el agua, incontrolable, abnegaba las calles del Barrio Victoria II donde Miguel vive junto a su pareja y a sus tres hijas. Sin sufrirlo en carne propia, imaginó el desastre que estaba provocando el diluvio en otros puntos de la ciudad y supo lo que vendría después: “Cuando vi la tormenta, lo primero que se me ha ocurrido es ‘mañana voy a tener mucho trabajo’. Después, he pensado en ayudar y no en lucrar con eso. Entonces dije mañana voy a salir a ayudar”. A través de su cuenta de Facebook, hizo una publicación en la que ofrecía de manera gratuita sus servicios para reparar las heladeras afectadas por el agua. En el mensaje aclaraba que la iniciativa estaba dirigida a las familias que más lo necesitaban. Nunca se imaginó el torrente de mensajes que empezó a recibir en su teléfono. 

“Tanto andar en la calle laburando pasa que, muchas veces, a la gente no le da el presupuesto para poder arreglar la heladera y por ahí pasa que, en esos casos, no les cobro nada, a veces, ni los repuestos. No es algo que se da todos los días, pero, cuando puedo, lo hago”, comenta el hombre de 34 años con la voz extenuada después de una jornada que lo tuvo arreglando heladeras casi todo el día. A todas las ha reparado gratis y, aunque ha hecho su mejor esfuerzo, siente que no ha sido suficiente ante la magnitud de la desgracia: “Me ha hablado mucha gente, debo tener 200 mensajes en el teléfono. Lamentablemente no he atendido esa cantidad de heladeras, debo haber llegado a ver quince. Siento que podría haber hecho más, pero he estado mucho tiempo mandando videos”. Como no le alcanzaba el tiempo ni las manos para atender la gran demanda de heladeras afectadas, Miguel implementó la modalidad de enviar videos explicando cómo tenían que proceder con los artefactos mojados: “No he dado abasto para la cantidad de necesidad que había y he mandado el video para que lo hagan ellos porque es fácil, es algo que lo puede hacer un adolescente, una mujer, cualquiera”. 

Según explica el técnico, cuando una heladera se moja el mayor peligro es el de sufrir un choque eléctrico al enchufarla: “Las bochas no se rompen porque están herméticamente cerradas, no les llega el agua, pero, si se moja el circuito eléctrico, la enchufás y podés quedar pegado”. Otro de los riesgos es que se produzca un incendio. En estos casos, explica, es fundamental lavar, limpiar bien, quitar toda la basura orgánica y secar para que no queden vestigios de humedad. 

“La gente que pedía ayuda es de bajos recursos. Son casitas donde viven varias familias y hay varias heladeras. No he ido a palmearles la espalda ni tampoco me he dejado sacar fotos. No soy Manzur, no estoy para la foto. De hecho, hago esta nota para ver si algún colega se contagia y ayuda también”, comenta Miguel que todavía no ha podido borrar las imágenes de las casas donde el agua ha arrasado con todo: “La gente deprimida, hecha pelota, muchos han perdido todo… Es algo que te da pena y uno ahí tiene que animarlos un poquito, sino imaginate”. 

Mañana Miguel tiene que volver a salir a llevar el pan de su familia. Lamenta no poder seguir dando una mano a los afectados por el diluvio. Sin embargo, se hará un lugar en su jornada laboral para seguir ayudando: “Mañana ya tengo que trabajar para mí, pero voy a hacer la excepción para ir a una casilla muy humilde donde tienen una heladera muy vieja que los técnicos no le van a querer ver”. Miguel es un tucumano más que ha visto con dolor como la tormenta ha hecho estragos en distintas zonas de la ciudad y quiere aportar su granito de arena, dar una mano a aquellos que la necesitan: “La verdad que no tiro manteca al techo, pero estoy bien y estoy agradecido con lo tengo. Yo no voy a ninguna iglesia, pero creo que es mi forma de cumplir con Dios, por eso hago esto para la gente”. 
 
Mirá el video de cómo reparar tu heladera mojada: