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"Tucumán es la capital del fantasma": quién es Mario, la voz viral de la provincia

Historias de acá

Habla sin pelos en la lengua y sus audios hacen furor en las redes sociales. Dispara contra los bikers, los que compran termos Stanley, los que caretean en los valles y se pregunta: ¿Dónde han visto cerveza de miel culiao? Este es Mario, el rey de los monólogos picantes.





Filosa, aguda, mordaz y reflexiva, la voz se replica de teléfono en teléfono y es parte de la vida cotidiana de los tucumanos que reciben y viralizan los audios. Esa voz, hasta ahora anónima, invita a pensar sobre algunas modas y nuevos hábitos de consumo. No se trata, claro está, ni del eslavo Žižek ni del surcoreano Byung-Chul Han ni del porteño Darío Sztajnszrajber, sino de un filósofo local que apela a un lenguaje llano, claro y directo, sin pelos en la lengua y a calzón quitado. Ese es nuestro Mario C quien por primera vez revela su identidad, sus deseos y los secretos de su arte. Es Mario el que se pregunta como se preguntarán muchos de ustedes en sus casas: ¿Para qué pingo compran bicicleta? ¿Ahora son todos bikers? ¿Qué les pasa culiao? Esas y muchas preguntas más se hace Mario, filósofo contemporáneo de la tucumanidad y de la mundanidad.

Mario C tiene 36 años, es empleado de comercio y viene desde el interior de la provincia a la capital de lunes a viernes en colectivo. Mientras algunos pasajeros todavía cabecean de sueño, se sacan las últimas lagañas o piensan en los trámites que les depara la jornada en ciernes, Mario observa detenidamente con ojos de antropólogo el comportamiento de quienes lo rodean. Aquellos que lo acompañan circunstancialmente en el viaje seguro lo han escuchado alguna vez sin saber que era él. Quizás han reído hasta las lágrimas con algunas de sus reflexiones. Acaso lo admiran por ser un gran divulgador de certezas. Pero nadie sabe que Mario es la voz más viral de la provincia; la voz que ya ha trascendido las fronteras; la voz que los usuarios de las redes sociales imitan. Ahora y por primera vez, habla Mario; esta también es su voz.

“Yo no escribo, no soy actor ni nada… Lo que digo no está guionado, es todo improvisado. Soy empleado de comercio, tampoco es que quiero vivir de esto. Cuando era joven hacía monólogos, siempre hablaba pavadas con mis compañeros del laburo y me decían vos deberías hacer algo, pero si tengo que poner la cara me da vergüenza”, revela Mario la razón de su anonimato. Es que todos conocen su voz, pero no saben quién es ni cómo vive el portador de la verba incontenible. Él prefiere, por el momento, mantener esa intriga, aunque revela su método: “Viajo todos los días en bondi y veo las costumbres de la gente. En el camino al laburo paso por seis cervecerías y veo cómo se comportan”. 


Todo comenzó al inicio de la cuarentena, Mario fue hasta el patio de su casa, se refugió en el quincho, ese sitio al que define como su lugar en el mundo y ahí mandó el primero de una serie de audios que lo convertirían en una especie de celebridad en el arte de los monólogos virales. Como extrañaba a sus amigos, les dedicó unas palabras sobre un tema que entonces lo desvelaba: la proliferación de las cervecerías artesanales en la provincia y de nuevos expertos en la materia. “Pasa que me ha dado bronca de que sean tan fantasmas. Están criados a porrón con Coca y ahora hablan todos de las Honey, Ipa, Epa, Upa…”, confiesa. ¿Qué decía aquel monólogo? Así comienza: “La verdad que los desconozco a los fantasmas de amigos que tenía porque no sé en qué se han convertido, culiao. Si están criados acá en la aldea, acostumbrados a tomar porrón con Pepsi abajo de la planta de mora, en la cancha de Colonia Dos… ¿Me entendés? Ahora no, ahora son químicos elaboradores de la mejor cerveza… hablan de cebada, de fermentación, de malta ¿Qué les pasa culiao? Ridículos hijos de puta, fantasmas, si están acostumbrados a tomar agua del río ¿Qué pingo se hacen los finos ahora?”. 

Después de los fanáticos de la cerveza artesanal, siguieron los nuevos adeptos al ciclismo que trajo la pandemia: “Ricardo ha comprado la bici con lo que ha cobrado el IFE y la otra mitad la ha pagado con el sueldo de la madre, con la jubilación, porque Ricardo no hace un choto, en la vida ha hecho un deporte ¿Para qué pingo compran bicicleta?”. También la moda de los glamorosos y ostentosos termos Stanley: “Yo la verdad estoy podrido… del consumismo, del caretaje… no sé, no entiendo el fantasmerío… Me tienen harto ¿Cuál es la diferencia de tomar mate en el termo verga ese Stanley que todos tienen a tomar mate calentándolo en la pava, calentado una ollita? Escuchame una cosa hermano, si te vas a los chinos y comprás un Lumilagro, el Lumilagro se cae y se hace cajeta, pero no importa porque tenés los repuestos… viene amarillo, fucsia, rojo, verde… el color que se te canten los huevos”. Los turistas que caretean en Tafí del Valle, los que se volvieron aficionados al trekkinn, los que viven pendientes de los altibajos del dólar o los que descubrieron ahora el gin tonic también fueron objeto de análisis en los audios.

Lo que empezó como una broma; una chanza entre amigos, en poco tiempo se volvió un fenómeno viral insospechado: “Cuando mandé los primeros audios todos se revolcaban de la risa, pero me sorprendió la repercusión que tuvieron. A los ejemplos siempre los saco de algún amigo o de algo que he visto y de cosas que me pasan”. En las redes sociales muchos comenzaron no sólo a replicar los audios, sino también a dramatizarlos, incluso llegó a la popular serie animada “Gente Rota” donde Gabriel Lucero recrea audios de WhatsApp virales. “Me da satisfacción saber que a muchas personas les gusta lo que hago, me gusta saber que hago reír. Por ahora, gracias a Dios, nunca me han bardeado. Sé que hay gente a la que no le gusta. Yo respeto a todo el mundo, simplemente es humor, pero hay gente que no tiene humor. El mundo ahora no pasa por su mejor momento y están todos revolucionados. La gente está muy sensible y es entendible. Hoy capaz que te lleva más tiempo explicar el chiste que hacerlo”, comenta Mario que, gracias al inesperado éxito de sus monólogos, empezó a grabar publicidades para distintos comercios que requieren de sus servicios.

“El tucumano es hermoso porque es una persona que no vive sin los bares, es cholulo, careta y es extremadamente fantasma, hace un montón de cosas solamente para sacarse la foto… Tucumán es la capital del fantasma. El tucumano tiene una cabeza evolutiva, te juro, nosotros tendríamos que haber descubierto la cura del coronavirus, pero nos hemos dormido. Creo que deberíamos tener un puerto acá para exportar tantas ideas”, reflexiona Mario acerca de una de sus principales inquietudes: la esencia que define a los habitantes de esta comarca; eso que, a falta de mejor nombre, llamaremos “la tucumanidad”. Y para explicar las particularidades de nuestra identidad provinciana, acude de manera recurrente al concepto de “fantasma” ¿A qué se refiere este filosofo de ojotas y musculosa cuando dice que los tucumanos son fantasmas? Así lo explica: “Fantasma es la persona que tiene una vida aca y vive del consumismo que promueven las redes sociales. Porque te compres una bici de 150 mil pesos eso no te vuelve biker. Además, para hacerlo vos tenés que ir a empernarte con la tarjeta en mil cuotas. Muchos quieren volcar eso en su vida, pero la tragedia de su vida es que su vida es una vida aca”. Las palabras de Mario buscan desentrañar el oasis artificial del consumo y las ficciones que se tejen en las redes sociales donde, muchas veces, ser equivale a parecer. 

A pesar de la densidad filosófica que desarrolla en sus audios, sus principales influencias provienen del ámbito del humor. Entre sus referentes destaca al Oficial Gordillo, el personaje que encarna Miguel Martín, Pablo Granados y Alfredo Casero, no el humorista liberal que ahora lidera el Club del flan, sino el alma mater del antiguo Cha Cha Cha: “A mí me gusta mucho el humor de VideoMatch de la década del 90, esa ha sido la mejor televisión que he visto en mi vida”. Mario cree que todavía tiene mucho dar en el palo del humor, pero, para seguir progresando en el rubro, siente que necesita de un señor Miyagi que saque lo mejor de él. En sus sueños y proyecciones, ese sensei tiene nombre y apellido: “Tampoco pienso vivir de esto, pero me gustaría que algún día el Oficial Gordillo me haga un coaching, para mí él es maestro en lo que hace y me gustaría tener un guiño de él”. 

Desde su casa donde vive junto a su esposa y sus dos hijos, Mario C, la voz más viral de Tucumán, habla una vez más para todos los que están del otro lado. Ustedes no lo conocen y él tampoco a ustedes, pero ya saben quién es y qué es lo que quiere: “No soy actor ni escritor, soy sólo una persona creyente, laburadora, humilde, lo único que hago es sacarle una sonrisa a la gente”. 
 
Escuchá sus audios y mirá los videos: