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Tiempo de balance escolar en pandemia

ENTRE LÁPICES Y EMOCIONES

La psicopedagoga Cecilia María Lozano nos invita a reflexionar sobre el año escolar en este 2020





Agotados. Cansados. Esos  serían los adjetivos que podrían definir las sensaciones que considero que nos están invadiéndonos. Un año atípico, inesperado donde las respuestas improvisadas y las soluciones sobre la marcha fueron moneda corriente.

Se acercan las vacaciones y la época es ideal para que los padres reflexionemos sobre cómo le fue al peque en la escuela y, también, sobre qué es lo que podemos hacer en casa para que el nuevo año escolar que empieza en unos meses, sea fructífero, más exitoso si se quiere (en comparación al periodo anterior) y, por qué no, divertido para los hijos.

El fin del año escolar puede echar luz sobre algunos aspectos de la rutina escolar y doméstica, que quizás ameritan replanteamientos. Cuando se trata de apoyar a los hijos uno nunca termina de aprender. Ante este escenario donde el estar lejos es una política de cuidado, ahí están ellos, nuestros niños. Los mismos que no pudieron compartir recreos, celebrar  su  cumpleaños, visitar sus abuelos, jugar en las plazas. 

Familias trastocadas en su dinámica familiar, mamás y papás maestros, clases virtuales, horarios corridos, también desordenados, los pequeños, y adolescentes que tuvieron que aprender  través de  un pantalla. Si nos preguntamos cómo  aprendieron, le debo decir que la respuesta es no definida. Lo que sí puedo decir y garantizar  el esfuerzo y la perseverancia que nuestros hijos demostraron. Y ahí donde pretendo y me enfoco  para que ustedes puedan orientarse sobre como hacer un balance de finalización de clases escolares, en contextos de pandemia.

Preguntarnos si  aprendieron a sumar, a  leer, dividir, o interpretar un texto, quizás no requiera dedicarle tantos costos. Permítanme decirles que ellos lo que asimilaron fueron contenidos, pero  no de las materias o espacios curriculares, si de la vida, de los valores, y del esfuerzo que se necesita para estudiar.

Nosotros los adultos, padres de estos niños para hacer un balance, podrían tener presente:

  • Que los niños tienen un ritmo y una forma de aprender, y  eso debo respetarse. Haber compartido un escenario escolar en la cotidianidad de la familia, nos llevó conocerlos, debemos respetarlos en sus maneras de estudiar.
  • Que tuvieron que superar  distancias, sociabilizaciones, que en su etapa, son cruciales.
  • Que pasaron  aprender del cara a  cara, a una virtualidad.
  • Que ellos también están agotados, que ahora necesitan descansar y divertirse.
Por todo lo que aconteció un abrazo  un aliento y también felicitaciones, a nuestros hijos, que  sobrellevaron un situación, para todos y especialmente para ellos, inesperada.