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"Sigo en shock": Miguel estudió Biología, es canillita, almacenero y le robaron su sueño

HISTORIAS DE ACÁ

Miguel es el alma del barrio: se desloma de sol a sol, pero nunca había perdido la sonrisa hasta lo que le pasó la última madrugada. El corazón de su amiga Belén y el testimonio clave de un taxista.

Miguel.





Son las 4 de la mañana y Miguel está en la calle Crisóstomo con su bicicleta cargándola de diarios La Gaceta para vender. Llegó hace 20 años del Perú, se recibió como profesor de Biología, pero no tuvo tiempo para ejercer: el hambre llamaba y el hombre trabajaba de sol a sol, como hasta la última madrugada del martes. Ese día, a Miguel le robaron el sueño.

“Miguel es un tipazo que labura de sol a sol. Con sus ahorros y todo el esfuerzo de vender diarios pudo poner un pequeño almacén de 2x2 en la Crisóstomo y Bernabé Aráoz donde apenas entra. Trabaja tanto Miguel que a veces, para no volver a su casa en la Roca, tira un colchón atrás y ahí duerme”, relata Belén Navarro, una de las vecinas del barrio que más quiere a Miguel.

“El fin de semana, de hecho, Miguel había dormido en el local que alquila, pero el lunes a la noche se fue a su casa en su bicicleta para intentar dormir un poco mejor. Durmió poco y ya a las 4 estaba listo para buscar los diarios y salir a repartirlos. Pero cuando pasó por el local, vio la cortina corrida y supo que había pasado lo peor: le robaron el freezer, la fiambrera, toda la mercadería y hasta los cajones de Coca Cola con los envases”.

Belén acompañó a Miguel a realizar la denuncia a la comisaría 1era: a su lado, Miguel apenas decía “sí”, “sí”, “sí”, “estoy en shock”, “me cortaron las piernas”. Como pudo, sin hambre ya, Miguel y Belén compartieron una pizza mientras repasaban los hechos de lo que le había pasado: “Rompieron los candados, no sabemos cómo sacaron el freezer, le dejaron vacío el local. Miguel sigue pagando el freezer y está dos días sin laburar. Pero esto es una zona desolada. Hay muy pocas cámaras”.

Pero lo que sí sabe Belén, la amiga de Miguel, es lo que le contó un taxista: “Vio que el martes a las 3.30, una camioneta Peugeot, vieja y destartalada, subió a la vereda. Le sorprendió al chofer por la hora que fuera una mudanza. Ya el freezer estaba subido en la caja. La perra de la obra en construcción estaba como loca y ladraba. Esto queda por mi cuenta, pero sospecho de un sereno. ¿Cómo puede ser que no haya visto nada?”

Miguel, mientras tanto, sigue sin caer. Todo el esfuerzo de los últimos años se fueron en esa camioneta vieja y sucia: “Estaba muy preocupado por la mercadería, el fiambre, el queso, todas las cosas que perdió. Estos últimos días no trabajó en el local y vendió la mayor cantidad de Gacetas que pudo. Pero no le alcanza. Miguel es más que un vecino querido: durante la pandemia, cuidó de muchos vecinos que no podían salir: les llevaba la mercadería a cualquier hora. Entonces decidimos hacer algo”.

Una rifa de 200 números a 100 pesos cada uno está disponible para ayudar a juntar plata para que el sueño de Miguel no termine de convertirse en una pesadilla: “Anoche decidimos hacer la rifa, fuimos a buscar los talonarios, son 200 números, está abierta la colaboración con lo que sea, se puede pagar en efectivo, hay gente que hace transferencias por Mercado Pago, pero lo importante de la nota para nosotros también es saber si hubo testigos del robo. El taxista no se quiso comprometer y no quiere declarar lo que vio”.

“Cuando pasa una persona en situación de calle con hambre, Miguel le hace un apretado y no se lo cobra. Hasta en esas cosas piensa: le robaron la fiambrera y si bien un vecino quiere prestarle una, Miguel me dijo que tiene que arreglarla y va a tardar en volver a trabajar en el almacén. Ayer, sin ir más lejos, no vendió absolutamente nada. Siguen sumándose premios para la rifa como docenas de empanadas, ropa interior, prendas, y vamos a ver si seguimos sumando premios. Quien conoce a Miguel sabrá de quién estoy hablando. Y quien llegue a conocerlo, no tendrá dudas: Miguel no se merece lo que acaba de sufrir. Él, no”.





Quienes deseen ayudar a Miguel pueden comunicarse con Belén al teléfono: 3834 21-5740