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"No sabemos por qué el delegado le dijo eso": sin silla de ruedas y amputado, el drama de don Peña en Trinidad

HISTORIAS DE ACÁ

Santos Florencio Roldán vive en Nueva Trinidad, a 14 kilómetros de la entrada a Alberdi. Conocido por todos como Peña, baja con sus manos los cinco escalones que unen su pieza con su patio: “Necesita salir a tomar aire porque tiene el techo lleno de murciélagos y le cae toda la bosta en la cama”. Qué le dijeron. VIDEO

Peña vive en condiciones inhumanas. Fotos y video gentileza de su nieto Joaquín.





Santos Florencio Roldán vive en Nueva Trinidad, a 14 kilómetros de la entrada a Alberdi. Está bajando con sus manos los cinco escalones que unen su pieza con su patio: “Necesita salir a tomar aire porque tiene el techo lleno de murciélagos y le cae toda la bosta en la cama”.

Joaquín es el nieto de Santos Florencio Roldán, a quien todos conocen como Peña. Joaquín vio durante este tiempo de pandemia cómo su abuelo, de 67 años, sufrió la amputación hace cinco meses de la pierna izquierda por diabetes: “Y en la pierna derecha tiene cortado los dedos del pie”.

Peña era hachero. Trabajaba en el tabaco. Norte o sur tucumano, el sol le pegaba en el cuerpo igual. Ese cuerpo ya más delgado, de unos 60 kilos, es el que Peña traslada como lo hace en el video: sobre una silla de plástico a falta de una silla de ruedas. 

“Le ha pedido ayuda al delegado, pero le contestaba que no le podía ayudar, que no tenía fondos. No entendemos por qué dijo eso el delegado. Cinco meses estuvo así hasta que ayer le donó una silla de ruedas el legislador Lalo Cobos. Cinco meses así mi abuelo moviéndose así, de la pieza al patio, del patio al baño. Cuando yo lo iba a visitar, se ponía a llorar, se veía inútil”, se quiebra Joaquín mientras habla con el diario el tucumano.

“Mi abuelo tiene una pensión de adulto mayor: gana 13.500 pesos. Pero no le alcanza para nada. Para ir a cobrar hasta el banco Macro de Alberdi tiene que pagar 2 mil pesos a un remis. Con el resto sobrevive: son 25 kilómetros en total que hace para ir a cobrar”, relata.

Sentado sobre la silla de ruedas y unas muletas, entre tantas cosas que necesita don Peña está la prioridad: una piecita: “Necesita que le hagan una piecita, a la altura del patio, porque no puede usar más escaleras. Los escalones se están venciendo y él vive con mi abuela Mercedes, de 72 años, quien no tiene fuerzas para ayudarlo: para bajar y subir tiene que hacerlo. Y es pesado para mi abuela. Para todos lo que vemos a mi abuelo así, la verdad, es muy pesado”.