"Tomaba todo el día": antes y después de Pichón, el joven que conmueve a Villa 9 de Julio
HISTORIAS DE ACÁ
Eduardo López se despertó un domingo a las 8 de la mañana en su casa en Villa 9 de Julio. En la esquina seguían los amigos desde anoche: “¡Eh! ¡Pichón! ¿Adónde vas? ¿A correr? ¿Qué te hace el Juan Pablo Juárez? ¡Vení! ¡Tomemo!”, le dijeron. ¿Cómo hizo para no volver a esa esquina? ¿Cómo hizo para superar lo más difícil? El profesor Luis Cuellar revela una historia para leer y emocionarse.

Antes y después.
Pichón se despertó un domingo a las 8 de la mañana en su casa en Villa 9 de Julio. En la esquina estaban los amigos, los vagos, la mala junta, los de siempre: “¡Eh! ¡Pichón! ¿Adónde vas? ¿A correr? ¿Qué te hacé el Juan Pablo Juárez? ¡Vení! ¡Tomemo!”
Pero Pichón no se detuvo en esa esquina donde él mismo había estado mañanas, siestas, tardes, noches y madrugadas: “Tomaba mucho. Primero una cerveza para disfrutar el momento. Pero ya después todo el fin de semana hasta perder la noción de dónde estaba y qué hacía”.
Luis Cuellar, el profesor de atletismo de la escuela Los Salvajes, habla con el tucumano para compartir la historia de Eduardo López, de Pichón, quien se entrenaba y corría hace diez años, pero la noche pudo más y lo venció por primera vez: “Por la mala junta, por tener amigos a los que le gustaba la fiesta, la cerveza, la noche, Pichón no encontraba una motivación en el atletismo”.
“Se juntaba los viernes, los sábados, los domingos, todo el tiempo. Hasta que un día le pasó algo grave: se le muere un amigo en una balacera. Pese a ese golpe en la vida, Pichón no encontraba una reacción. Seguía en la joda. Hasta que un día se encuentra con Walter”, relata el profesor Cuellar.
Walter es un vecino de Villa 9 de Julio que ya entrenaba con Los Salvajes en el Palacio de los Deportes del Parque 9 de Julio: de Villa 9 de Julio al Parque 9 de Julio había más que un par de cuadras de distancia para Pichón, hasta que un día tomó aire, caminó esas cuadras, se presentó ante el profe Cuellar y le dijo: “Quiero volver a entrenar”.
“Recuerdo el primer día como si fuera hoy: me dice si podía entrenar con Los Salvajes. Llega bien, no había tomado. Era un día de semana. Y en esas dos o tres semanas empieza lento. Tuvo una recaída uno de esos viernes. Entonces yo le decía que una cerveza no hacía mal, pero cinco o diez sí”.
“Pichón empezó como un amateur: trotar, caminar, trotar, caminar. Si quería dedicarse al atletismo, tenía que dedicarse en serio. No era solamente el rendimiento, era dejar la mala junta. Por ahí cuando sos chico, más allá del barrio, es más fácil incorporar los buenos hábitos y evitar que un chico de 10 años agarre una pistola o salga a robar”.
“El atletismo salva vidas. Cambia los destinos de muchos chicos en los barrios más populosos de Tucumán. Pero cambiar la mala vida en una persona de 29 años es más difícil. Por eso, cuando Pichón salía a la mañana, se encontraba con los amigos de la noche: ‘¿Qué te hacé el atleta? ¿Qué te hacé el corredor?’. Vencer eso fue el primer paso”
“Cuando los amigos del barrio lo invitaban a tomar, Pichón me contaba que sí lo seducía, pero no quiso caer en la tentación. Se puso mucho las pilas. Tenía ese contraste: hizo oídos sordos a los amigos, quienes quizás en broma, en serio o con maldad lo querían hacer volver a tomar”, relata Cuellar, quien se emociona cuando mira las fotos del antes y el después de Pichón.
Son dos fotos que elige el profesor para subir al Facebook: antes y después. Antes, en blanco y negro, en cuero, con una Quilmes de litro en la mano, una piola sujetándole el jean. El después ya en color, corriendo, cruzando la meta: “No toma ni una gota de alcohol. Ni para brindar. Come sanamente. Duerme las horas que tiene que dormir. Y solo tiene dos horas para entrenar. Hasta las 15 trabaja en La Corzuela, de 16 a 18 viene a entrenar en el autódromo, y de ahí vuelve al kiosco que puso con la familia en Villa 9 de Julio”.
“Pichón es una persona extremadamente obsesiva. Su mejor marca de los 10 kilómetros había sido en 44 minutos y ahora bajó 7 minutos su mejor tiempo. Hasta fumaba. Es más: no ha llegado a ser adicto, pero sí tenía amigos con problemas de drogas. El atletismo lo ha motivado. Y es muy lindo lo que ha generado. Le hizo muy bien al grupo de Los Salvajes”.
“Si sigue con su entrenamiento, puede llegar a estar entre los 5 mejores corredores de Tucumán y hasta correr a nivel nacional. No hay límites. Y la historia de Pichón demuestra que hay otro camino que no sea el del alcohol. Es una fuente inspiradora para todos en el grupo, para el que dice: ‘Estoy encerrado en el alcohol y no sé qué hacer’”.
La historia de vida que ha comparte el profesor Luis Cuellar, explica, es una respuesta al niño de Villa 9 de Julio que hace tiros al aire y acapara titulares de noticias en otros medios: “Pichón le ha inculcado a su hijo Nacho y a sus sobrinitos la pasión por el atletismo. Su hijo ha ganado la carrera virtual el fin de semana, y Pichón salió 5º entre los 15 mejores atletas de la provincia”.
“Ese ejemplo es el mejor que Pichón le puede dar a sus hijos. Yo hablé con él varias veces sobre el tema: era estar en la esquina tomando, lo cual no le hacía bien a sus hijos. Le dije: ‘O te quedás ahí a tomar o sos la mejor versión de vos, solamente depende de vos’. Hoy la podemos contar a esta hermosa historia. Más allá de la marca que ya ha superado, venció al alcoholismo, a la calle. Hizo el click. Dijo: ‘Hasta aquí llego y tengo que empezar a cambiar mi vida’”.
“Ver a ese niño con el revólver justamente en Villa 9 de Julio me ha dolido: la historia de Pichón es el contraste de ese niño. Esa noticia es una mala noticia, la de Pichón es una buena noticia. Que los niños y los padres de esos niños sepan que a través del atletismo se puede cambiar la vida. Para Pichón es triste ver a sus amigos fundidos en el alcohol: por eso él quiere que se conozca su historia. Aquí está”.
“Ese ejemplo es el mejor que Pichón le puede dar a sus hijos. Yo hablé con él varias veces sobre el tema: era estar en la esquina tomando, lo cual no le hacía bien a sus hijos. Le dije: ‘O te quedás ahí a tomar o sos la mejor versión de vos, solamente depende de vos’. Hoy la podemos contar a esta hermosa historia. Más allá de la marca que ya ha superado, venció al alcoholismo, a la calle. Hizo el click. Dijo: ‘Hasta aquí llego y tengo que empezar a cambiar mi vida’”.
