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"Se me llenó el portallaves de barbijos": Paola y las costumbres de una madre en Tucumán

HISTORIAS DE ACÁ

Cumple años este sábado 17 de octubre y mañana domingo celebra el Día de la Madre, pero antes de pasar la noche en vela haciendo una torta de hojaldre y dulce de leche viene renegando a atender a el tucumano. ¿Qué le pasa?

Portallaves portabarbijos.





Paola Morales cumple años este sábado 17 de octubre y mañana domingo celebra el Día de la Madre, pero antes de pasar la noche en vela haciendo una torta de hojaldre y dulce de leche viene renegando a atender a el tucumano porque casi se cae de culo con el precio de las naranjas: “Eran 30 naranjas por 100 pesos, encima chiquitas, medio medio, 150 mangos 1 kilo. Estamos en la cuna del citrus y mirá lo que cobran”.


Más allá de la renegada con el verdulero del barrio, las sanas costumbres de una madre en pandemia se han resumido en una imagen que se repite en muchas casas tucumanas y donde hasta febrero había llaves ahora hay barbijos. La publicación de Paola ha identificado a muchas familias: “La verdad que estoy sorprendida sobre cómo ha revolucionado esa publicación en Porqueno? Me gusta mucho ese grupo, por ahí comparto cosas”.


“Pero las reacciones de la foto de los barbijos en el portallaves me hicieron dar cuenta que no soy la única. Todos estamos pasando esta situación. Ese portallaves fue regalo de mi hijo para mi marido. Desde que iba al jardín de infantes lo tenemos. Y ahora se convirtió en el portabarbijo. Le dije: ‘Colgalo y lo usemos como portallaves’. Antes el llavero estaba lleno de llaves y ahora quedó solo unita, la del fondo”.


Las llaves en la mesa, los barbijos en el portallaves, más barbijos en la ropa del esposo de Paola, 10 barbijos siempre limpios que se van renovando al azar cuando sale solamente para el almacén o el verdulero carero de las naranjas chiquitas, y un repaso a todo lo vivido en estos 7 meses de cuarentena que se cumplen el lunes: “Al principio todo era una locura con el tema de los barbijos. Salíamos desesperados y no encontrabas en ningún lado. Las farmacias te arrancaban la cabeza con los precios. Empezás a ver tutoriales, cómo hacerlos. Hasta que empezó la venta ambulante”.


“Los primeros barbijos fueron los descartables. Ahora los voy renovando. No salgo a ningún lado casi porque tengo a mi hija no vidente. El que sale es mi marido. Él me hace trámites. Cada vez que entra a la casa, tomamos todas las medidas de desinfección. Y me trae un barbijo. Ahora tengo uno encargado que es todo negro con el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo”, explica Paola, nacida justo un 17 de octubre en este día histórico para el movimiento y en un momento donde, más allá de los barbijos en común, la grieta de la pandemia se ha profundizado más que nunca.


No es tan sano para Paola ver las noticias, dice, ni mucho menos las de los medios hegemónicos que invitan a las marchas como las del 12 de octubre pasado, pero analiza también desde su forma de sentir y pensar qué lugar ocupa la política en este contexto gobernado nuevamente por el peronismo que hoy ha convocado a una fiesta sin salir de casa a partir de las 17: “Todos sabemos que volvimos a gobernar porque fue una jugada magistral de Cristina: nadie se lo veía venir. Al principio de la cuarentena noté que el Presidente tenía un gran apoyo hasta de la oposición, pero en este último tiempo hubo un plan muy elaborado para que la imagen positiva de un 90% de Alberto caiga a un poco más del 50%. Toda esa operación gira en torno a las fake news y a los medios hegemónicos”.


“Durante esta cuarentena, como muchos, he aprovechado para volver a estudiar. Estoy estudiando Historia y Trabajo Social. Lo que te enseña la historia de nuestro país es que la grieta que vivimos ahora no es nueva. A las grietas las tenés desde las invasiones inglesas, a la Historia te la enseñan mal en las escuelas. Más que el virus me preocupa que esta grieta fue evolucionando y no hay tolerancia para nada. Si vos pensás distinto, nos vamos a matar. O sos o no sos. Y lo que me preocupa de verdad es que si seguimos así, tan intolerantes, vamos a terminar saliendo a matarnos”.


De vuelta al barbijo como objeto simbólico y antes de quitárselo para soplar las velitas, Paola expresa: “Hay que usar el barbijo y usarlo bien. Ya debiéramos saberlo. Si vos te contagiás, nos contagiás a nosotros. Voy y vengo con barbijo, tengo el spray con alcohol, puro, ya es todo un ritual. Ahora empecé a usar el desinfectante de citronela, entrás en la paranoia, hemos dejado de usar perfume, todo huele a jabón en pan. Pero la verdad es que creo que todo esto va a terminar cuando se tome conciencia y la gente sea empática: no salir por salir, ir a un gimnasio, a tomar un café, a ir a una iglesia, entiendo que hay una repercusión económica, pero hay que aguantar. Voy gastando una fortuna en barbijos, pero hay que aguantar”.