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Bien tucumano y tracción a sangre: el joven trapero que busca el primer millón

historias de acá

Gabi tiene 17 años y acaba de lanzar el video del tema “Maicarro” que ya la rompe en YouTube. Con rimas muy de acá apunta bien alto, pero aclara “soy un vago de barrio”. Quién es el trapero del Elena White que arriba del carro le pica a la C90 de Jhon C.





“Mandale Gabi, que se haga culiá”, se escucha al comienzo del videoclip y Gabi le manda mecha nomás. Una sucesión de rimas frenéticas que llevan una indudable marca de origen; ese tucumano que de básico no tiene nada y que suena a todo ritmo por las calles empedradas del barrio Elena White, el mismo donde vive el emblemático payaso Tapalín y ahora es la cuna de esta joven promesa del trap. Con 17 años, Gabriel Nicolás Sorroza se sube al carro para hacer su propia historia en la música y, como canta la banda Bacilos, pegar su primer millón: “Yo tengo unos sueños que son muy locos, apunto muy alto y siento que tengo lo necesario para conseguirlo. Ahora aspiro a conseguir un millón de visitas y conseguirme un nombre, demostrar que tengo mucho para dar”. 

Se me cagan de risa con la Nike trucha,
 hermano no me doy ni una ducha,
 ya parezco la pulga de mucha lucha,
 en Tucumán se cagamo de calor hasta en el invierno
 me hace falta una bombucha.

A Gabi no hace falta verle el domicilio en el documento para sacarle la ficha de tucumano, sólo hay que escucharlo rimar. “Yo he sentido que me he tirado un lance muy abuso por el acento bien tucumano en el tema. Creía que a alguno no le iba a gustar, que lo iban a insultar, pero no he leído ningún comentario bardeando o tirando mala onda. Me ha sorprendido como la gente me ha tirado buena onda”, comenta el artista acerca del videoclip de “Maicarro” que se estrenó el viernes pasado y ya tiene más de 31.000 vistas en YouTube. Y si bien todavía faltar mucho andar para ese millón con el que sueña, de a maíces se hace el pollo y el video ya la rompe en las redes. 


Flaco y de pelo platinado, sin toda la parafernalia de los tatuajes y las cadenas de oro que adornan a otros traperos, el músico se define como “un vago de barrio”, de esos que se juntan a tomar una polarizada en alguna esquina del Elena White: “Yo lo que veo es que el hip hop es la cultura del barrio y muchos hablan con la jerga que se habla en Buenos Aires o en Centroamérica. Muchos hablan en una jerga neutra, yo tiro más por el lado de la representatividad de Tucumán. He intentado representar nuestra verdadera cultura. Quería hacer algo para que la gente tucumana se sienta identificada con el tema. Todos los artistas de acá empezamos de abajo, no vivimos en Nueva York, vivimos en Tucumán y nos juntamos con los vagos en la esquina”. En la cultura del hip hop se reivindica eso que llaman el “Hood”, el origen, el barrio, el lugar de pertenencia por excelencia y Gabi ha tratado de trasladar esa esencia a la canción y al videoclip que fue grabado en su propia cuadra y con los changos de por ahí: “Creo que la humildad no va por el lado de la pobreza. En el barrio la gente es buena, se acompaña, no se ve a nadie por encima del hombro… Quise reflejar un poco de eso, la vecindad, el amor que tenemos en el barrio”. 

Pero la letra de la canción también se mete en esas zonas grises de la cultura barrial y le dispara un par de versos filosos a la policía: “Desde mi perspectiva, más allá de que los chicos del barrio por ahí pueden andar en cosas delictivas, también hay que ver la otra cara de la moneda que es que la policía tampoco hace bien su trabajo. Es como dice Wos, la policía no tiene miedo a disparar. Por más que algunos de los changos están metidos en problemas, la policía acá es muy corrupta”. 


“El trap en sí habla sobre la droga, la calle y todo lo que es la cultura de la calle. Casi todos los traperos vienen de los barrios bajos y yo no me considero sólo un trapero. Si bien uso el ritmo, mis liricas apuntan a otro lado, también uso el trap para contar amores, desamores…  El trap muchas veces es muy explícito y yo intento no encasillarme en ningún género”, comenta Gabi que en sus canciones también ha incursionado en las baladas, el reggaetón y hasta la cumbia. 

En la casa del joven artista se respira música. Su padre, Ramón Sorroza, es integrante de la banda de folclore Alma Tucu y tanto su hermano como su hermana también han incursionado en distintos géneros musicales. A los nueve años, escribió “Complicado”, su primera canción. “No te voy a mentir, es una cagada”, confiesa entre risas. En 2016, participó en la plaza Urquiza de su primera y, hasta ahora, única batalla de freestyle, como para ver de qué se trataba. “Llevo menos tiempo con el hip hop que con otro tipo de música”, revela Gabi quien ha recibido la influencia de artistas como Duki, Khea y, acá en Tucumán, de Gonza Beltrán. “Antes te veían y te decían: ahh ese es el boludito que hace música. Acá siempre ha habido buen nivel, pero no había apoyo”, comenta el adolescente que cursa el quinto año del secundario en la Comercio 2. 


Cuando Gabriel empezó la secundaria, por entonces en la Comercio 1, en los últimos años de la escuela había un chango que hacía sus primeras armas en la música, un tal Juan Cruz López, mucho mejor conocido por todos como Jhon C. En aquellos tiempos, como Gabi es también diseñador gráfico, lo ayudaba con las portadas de las canciones. El año pasado, a partir del hit del tema “C90”, Jhon C se subió a la moto de un éxito que parece no haber alcanzado su techo en una movida que ya explota como fiesta patronal de talibanes. Gabi se sube al carro y también pide pista, pero tracción a sangre: “Después de lo que pasó con Jhon C creo que nos dan más lugar y ha cambiado la perspectiva de mucha gente, ha cambiado la mente de la gente. Me gustaría que haga que el ojo de su público, de su gente, venga para Tucumán y no tanto para Buenos Aires, yo creo que ahora él está más en la movida de allá. Claro que está todo bien con él, nos conocemos y no hay ningún conflicto”.

La changada se agita en las calles empedradas del Elena White como muestran las imágenes del video filmado por JK Records y Gabi le dice a la cámara: “Encima le he dicho al ura aquel que le ponga más autotune y no le manda ¿Ydiai?”. Y cuando vuelve al fraseo picante, a los versos vertiginosos, lo hace con la voz distorsionada. Pero no hay caso, sigue sonando tucumano. Muy tucumano. 
 
Mirá el videoclip de Maicarro: