Top

La promesa del heavy metal tucumano tiene doce años y es de Aguilares

Historias de acá

Lucas Morán es un crack de la batería y la rompe en Ancalagon, una banda heavy emblemática del sur de la provincia. “No me gusta la cumbia ni el reggaetón”, dice el niño más pesado del rock tucumano. Conocé su historia y mirá sus videos.

Lucas, el niño metalero.





- Pruébenlo a Lucas 
- Pero… ¿Vos decís?

La conversación podría haber sucedido al borde de una cancha y los protagonistas podrían ser el padre de una joven promesa del fútbol y un Director Técnico de las divisiones inferiores. Pero ocurrió en la sala de ensayo de Ancalagon, una banda de heavy metal de Aguilares que pisa fuerte en el interior tucumano. El lugar en la batería había quedado vacante y Juan Carlos Morán reclamaba una oportunidad para su hijo. Los fundadores de la banda Dario Lupia, Rodrigo Díaz y Alejandro Amado lo miraron con cierta incredulidad. Después de todo, Lucas Morán en ese entonces tenía apenas diez años y ese género musical de guitarras distorsionadas y sonidos poderosos no es para cualquiera. Lo que sucedió después, cuando el niño agarró los palillos, los dejó maravillados. “Les dije que lo prueben porque se sabía los temas. Tocar heavy metal en la batería no es así nomás porque implica tocar con doble pedal. Fue una cosa de no creer, lo probaron y sacaba todos los temas… han quedado abriendo la boca, no creían porque es chiquito. Ellos sabían que tocaba, pero no así”, recuerda Juan Carlos a quien todos en Aguilares conocen como “Moris”

Lucas tuvo toda la semana para ensayar los temas y la prueba de fuego fue al siguiente fin de semana. El sábado 23 de septiembre de 2018 Ancalagon se presentaba en una fiesta en la localidad de Santa Ana y, en un momento del recital, invitaron al precoz baterista al escenario a interpretar dos temas de la banda Logos. “Estaba nervioso porque me quedaba pensando qué pasaba si pasaba algo mal, pero cuando empecé a tocar se me ha ido pasando”, recuerda con timidez Lucas que ahora tiene doce años y el look de un metalero de ley: pelo largo y lacio por debajo de los hombros y remera negra de alguna de sus bandas favoritas como Megadeth, Angra, Iron Maiden, Halloween o Azeroth. “Esa noche ha quedado en la banda, la gente se ha vuelto loca”, rememora, por su parte, con evidente orgullo paternal y sin pretensiones de objetividad Moris Morán.


Pero el debut de Lucas arriba de un escenario había sido muchos años antes y en un género que no tiene nada que ver con el heavy metal. Su abuela paterna, Keka Olivera, la mamá de Moris, es de Santiago de Estero y toda esa rama de la familia es aficionada al folclore. De muy chico ya era parte de esas largas tertulias con guitarra y bandoneón, pero la consagración llegó cuando, con apenas cuatro años, lo invitaron a subir a tocar el bombo en la fiesta de la abuela Carabajal, uno de los eventos más tradicionales del género que se realiza todos los años en la ciudad de La Banda. “Lucas es medio tímido, pero con el tiempo lo ha ido venciendo a eso. Como a él lo hacían participar de todos los actos de la escuela, eso lo ha hecho perder un poco la timidez. La tiene re clara, él no tiene problema en ponerse a tocar en cualquier parte”, comenta su padre. 

- Todavía me gusta el folclore, aunque ya me estoy olvidando de tocar el bombo porque hace mucho que no toco. Tenía dos bombos, al grande lo han venido y me ha quedado el chiquito nomás – confiesa el joven baterista. 
- Entonces… ¿Escuchás y tocás de todo?
- No tanto de todo… no me gusta la cumbia ni el reggaetón… nada de eso me gusta – marca la cancha. 


El amor por el heavy llegó cuando su padre le hizo escuchar a la banda Rata Blanca. Desde ese momento ya no hubo vuelta atrás en su pasión metalera que empezó a canalizarse desde la batería. “Veo videos de bandas para sacar algunas cosas o, si quiero hacer algún cover, tengo que ver al baterista para que salga masomenos igual. Tengo que pegar fuerte para acostumbrarme para cuando vamos a tocar en público”, comenta Lucas quien suele subir a las redes sociales los videos con sus versiones de temas de bandas como Iron Maiden, Megadeth, y Angra, entre otras. Entre sus sueños en la música está el de tocar algún día junto a la banda porteña Imperio, una banda ícono del heavy porteño. 

La vida de Lucas se divide entre las clases en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda por las mañanas y el conservatorio de música al que, antes de la pandemia, iba por la siesta: “Este año ingresé a tercer año del conservatorio, me dejaron elegir otro instrumento y yo elegí el piano”. Cuando no está ensayando con Ancalagon, practica una o dos horas días con la batería. Hincha de San Lorenzo como su papá y su tío, en su tiempo libre le gusta jugar al fútbol o a la PlayStation, sobre todo, al Mortal Kombat 11 y al Fortnite. A la hora de pensar un futuro dentro de la música, prefiere no apresurarse y confiesa: “Todavía no sé qué me gustaría seguir cuando sea grande”. 

“Mis amigos me dicen que yo no lo presione, pero nada que ver, a Lucas lo de la música le encanta. Antes él veía muchísimos videos de bandas, por ahí sacaba temas con la batería que son re saladísimos. Él siempre trata de sacar algo difícil, con mucha técnica y velocidad. A decir verdad, yo quería toque la guitarra, pero se le ha dado por la batería”, comenta Moris que también arrancó de chico su pasión sacando temas de rock nacional en la guitarra, de ahí el apodo que le pusieron cuando iba al secundario y sonaban las canciones de Moris Birabent. Pero, al igual que Lucas, lo que más le tira desde siempre es el heavy metal. Arrancó escuchando bandas de los ochenta como Metallica, WASP y Dio en los tiempos en que había que esperar que lleguen los cancioneros a las disquerías de Aguilares para poder sacar los temas en la guitarra. Pero los de esas bandas nunca llegaban: “Hasta el día de hoy me gustan más las bandas de antes. Antes era mucho más difícil conseguir esa música, venía un amigo que te traía un cassette regrabado de otro regrabado, olvídate de la calidad del sonido. Era muy difícil conseguir discos de heavy acá, un amigo de mi hermano más grande viajaba a Buenos Aires y siempre traía música”. 

Pelilargos, barbudos, vestidos de negro, con tachas y cadenas, durante mucho tiempo el heavy metal, el rock pesado como le llaman por acá, cargó con el prejuicio de ser un género musical cuasi satánico. A Moris le pasó que lo miren raro en las calles de Aguilares por su estilo metalero, pero eso también parece haberse deconstruido en estos tiempos y Lucas ya no carga con esa mirada demonizadora: “Yo la he pasado. Iba al mismo colegio que va Lucas ahora y me querían sancionar y poner amonestaciones por el pelo largo. Por suerte, ya no les dicen nada, gracias a Dios, a él no le han dicho nunca nada. Tiene el pelo largo desde los siete años y para ir al colegio lo usa bien prolijo”. 

Unidos por la sangre y por el metal, Moris Morán se dio el gusto de cumplir uno de sus sueños: tocar junto a su hijo. Para hacerlo, tuvo que vencer el miedo a tocar ante el público, algo a lo que nunca se había animado antes. Fue en octubre del año pasado, Ancalagon estaba convocado para tocar en Robert Nesta, nada menos que como una de las bandas teloneras de Azeroth que llegaba de gira a Tucumán. Más que compartir el escenario con una de las bandas más importantes de la escena metalera argentina, lo que a Moris más lo movilizaba era compartir banda con Lucas. Para esa tocada, se sumó como segunda guitarra de Ancalagon: “Fue hermoso, algo inolvidable… Te juro que es algo que no podía creer, hasta el día hoy es un orgullo que siento, una satisfacción impresionante. He dejado de lado mis miedos para tener esa experiencia de tocar con él y ahí ya he quedado en la banda”. 


Con la llegada del coronavirus, los recitales que la banda tenía previstos este año en Santiago del Estero y en algunas localidades del interior de la provincia quedaron en suspenso al igual que los ensayos: “Queremos hacer las cosas bien, cumplir con las medidas de prevención”. Ancalagon ha incursionado en la movida metalera de la provincia en 2012 y Moris considera que ya es hora de que cuenten con un material discográfico: “Esa es la idea, hace falta grabar algo, ya hay varios temas armados y quiero Lucas tenga algo para mostrar su música”. 

Y así como alguna vez las hinchadas vivaron a un púber Diego Armando Maradona cuando comenzaba su carrera en la primera división del fútbol argentinos, los hinchas del metal bien pueden ahora cantar: “Tiene doce años, se llama Lucas Morán y es la promesa del heavy nacional”. 

Mirá cómo la rompe Lucas en la bata: