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"No le contés al médico": Malvina descubrió el rumor que sobrevuela en Tucumán

HISTORIAS DE ACÁ

Necesitaba seis dadores de sangre con urgencia, tiene obra social pero cuando fue al doctor se encontró con una sorpresa: pese a lo delicado de la denuncia, decidió hacerlo público.

Sangre.





María Malvina Carrizo se hizo un bypass gástrico hace cuatro años. Bajó 110 kilos. Sufre una anemia crónica y sus glóbulos rojos son tan chiquitos que no transportan oxígeno. Cada dos semanas necesita seis dadores de sangre 0+ entre 18 y 55 años, que pesen más de 60 kilos, que no hayan sufrido hepatitis y que puedan ir en ayunas. Deja su número de celular y aclara a los interesados: “Obviamente no será gratis”.


“Es todo un negocio la sangre. Realmente es todo un negocio la sangre. Mi obra social (Sancor) paga la sangre. Mi obra social paga la ambulancia que lleva la sangre al sanatorio. La obra social paga todo, pero lo mismo ellos quieren que devuelvas la sangre. Cuando vas al banco de sangre, ¿sabés lo que te dice el tipo que está de encargado? ‘No le contés al médico, pero yo te puedo conseguir sangre porque todos los días viene gente’. Pero te cobra lo que quiere: hasta 3 mil pesos por donante”.


“En Tucumán hay 11 hematólogos nada más. Acá en Concepción hay dos médicos que hacen hemogramas, pero no son hematólogos. Sólo uno viene los martes a la mañana y después del mediodía atiende PAMI. Cuando me dice lo que me dice el tipo del banco de sangre, digo yo: ¿por qué le voy a dar plata a ese tipo que es un mafioso? Lo publico en el face, no me molesta pagar, pero capaz le doy un beneficio a alguien que lo necesita. El tema de la sangre es un negocio redondo”.


La denuncia de Malvina se da en un contexto sanitario crítico en Tucumán donde la sangre está en el ojo de la tormenta: ya en Salta hay denuncias en la Justicia por la comercialización de plasma en laboratorios privados ante la necesidad imperiosa de personas que necesitan plasma para curarse de covid. Las quejas en Tucumán a través de grupos específicos sobre donantes de sangre coinciden en que el Sistema de Salud público es lento: "Demora más de 20 días en colocar a los donantes que cumplen con todos los requisitos mientras hay vidas que no pueden esperar tanto tiempo".


“En general la gente está confundida. No le va a donar el plasma a cualquier persona. Tiene que ir al Kirchner a averiguar. Pero tampoco le informan los pasos a seguir. Hay errores de comunicación. Es más: a muchos pacientes no los internan. Yo lo solucioné con plata en 10 minutos, ¿pero qué hace la gente que no puede pagar? Insisto: no me molestaba pagar, pero no me gustó la actitud del hombre: en Concepción hay dos centros de sangre privados, pero en el hospital (vivo a dos cuadras) no me quisieron atender porque tengo obra social. No creo que estén tan desbordados como dicen”.

“Nunca vamos a saber cuántos casos hay de covid. Nunca lo vamos a saber. Sí sé que hay muchos casos de gente que está y ha estado internada. Fui al sanatorio Mayo y me dijeron que la planta baja está llena de gente con covid. Lo mismo pasa en el Sanatorio 9 de Julio. Pero lo que más me preocupa es lo que están haciendo con la sangre: yo soy 0+ que es una sangre universal, pero no es tan común, entonces es más carita la sangre. Ante la persona que me atendió, me aceleré, le dije qué hago y ahí fue cuando me dijo lo que me digo, tranquilizándome: ‘No te preocupés, me das 3 mil por cada uno y lo solucionamos’”.


“Están ahí, pero no los ves. De eso se trata. Están, pero no están. Así que cuidá el maletín, la valija, la puerta, la ventana, el auto. Cuidá los ahorros, cuidá el culo. Porque están ahí, van a estar siempre ahí. Chorros. No, no, eso es para la gilada. Son descuidistas, culateros, abanicadores, gallos ciegos, biromistas, mecheras, garfios, pungas, boqueteros, escruchantes, arrebatadores, mostaceros, lanzas, bagalleros, pesqueros, filos.”

La escena célebre de Nueve Reinas viene a la mente de Malvina: “Es tal cual. Desde que el tipo me dijo que tiene gente afuera parada aparentemente haciendo nada, empecé a verlos y son ellos los que donan la sangre a cambio de plata. Hay mucha gente afuera a la mañana del IPI, fijate. Es gente que no quiere ir a trabajar, o que les dan un certificado por 24 horas el mismo médico o encargado y arreglan: no creo que les den los 3 mil pesos al donante. Yo necesitaba seis donantes, pero ya tenía a mi hermano que me lo donaba gratis: entonces eran cinco por 3 mil cada uno. Me dice: ‘Por 15 mil pesos me encargo de todo’. Cada dos semanas me tienen que hacer la transfusión: cada dos semanas gasto esa plata o menos si el donante me cobra menos”.


“Es decir que necesitaba 18 lucas, sin contar que tengo las autorizaciones de los litros de sangre. Me dije a mí misma: ‘No les voy a dar con el gusto’. A los 10 minutos de haber publicado en Facebook, me han mandado muchos mensajes: una sola chica me dijo que no me iba a cobrar, dos que me querían cobrar de onda, y tres que sí. Les pregunté cuánto querían, y me dijeron mil pesos a cada uno. Pero ahí vino otra duda que me hicieron sobre el factor 0+ que yo necesitaba. Me lo dijo el donante: ‘¿Cómo confiás en mí? ¿Cómo sabés que mi sangre es la que necesitás?’. Le dije: ‘¿Y qué querés que te diga? Ya estoy jugada. Lo único que puedo hacer es escracharte si me fallás'. Sí, lo sé: todo es una mafia".