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Guillermo Siles vuelve con el Café Literario del Virla: "A este tiempo hay que oponerle belleza"

CULTURA

El poeta y académico es uno de los pensadores más lúcidos de esta actualidad signada por largas colas en los bancos, sirenas del 107 y un clima que a partir de hoy comienza a encontrar alivio, respiro y vida a través de una propuesta tan maravillosa como necesaria. Pasen y descubran de qué se trata.

Guillermo Siles.





Guillermo Siles llega para el café con el tucumano el viernes al mediodía. Hace mucho que no sale. Ha estado refugiado en las páginas donde el mundo puede o no ser más terrible, pero ni un verso parecido a la escena que rodea al poeta antes de pedir su café: ruido, máquinas, quejas, bocinas, topadoras, ambulancias, jubilados, abanicos, el tránsito cortado por la eterna cola del banco Santiago del Estero, los insultos entre una chica de Rappi y el señor de la Hilux, todo el mundo revuelto por la cuchara del café que ahora, en una esquina más alejada del caos de un viernes al mediodía en Tucumán, se sirve en un pocillo después de desinfectar la mesa con sanitizantes, las manos con alcohol en gel, después de que Siles se quite un barbijo, otro barbijo, deje la boca descubierta para el primer sorbo, para la primera palabra, tome una bocanada de aire y al fin sí: hable.


“Siempre he tenido una vida bastante solidaria. Salgo con muy pocos amigos, con colegas de la facultad. No me cuesta el hecho de estar en mi casa, pero sí extraño mucho el café espresso, ir a la café-librería a leer y preparar una clase. Esas cosas se extrañan”, dice Guillermo Siles, quien a medida que comienza a relajarse ya comienza a ser Willy, sin terminar de quitarse el barbijo totalmente, pero ya con la vida en la cara para celebrar que este sábado a las 19 horas vuelve de manera virtual el Ciclo 2020 del Café Literario y Cultural del Virla, la actividad que se hace de manera conjunta entre el Centro Virla y la facultad de Filosofía y Letras todo coordinado por Siles. 


Bienvenida sea entonces la excusa de la inauguración del café literario para sentarse a la mesa junto a uno de los escritores y pensadores más lúcidos de nuestra caótica actualidad signada por un estornudo que alarma, por un caño de escape que ahoga, por la lluvia que no llega, todo un tiempo que encuentra alivio a través de las formas que idea, propone y ejecuta Siles a través de lo que sucederá este sábado con Pablo Tobli como presentador, tres poetas invitados y la temática tan rica, vasta y fascinante de abordar como Poesía y disidencia: “Concretamente sobre disidencia sexual. Hemos aprendido los disidentes a sacar ventaja de la desventaja. Si bien es el primer café virtual en la historia del Virla desde la década de 1980, antes teníamos la posibilidad de invitar a una persona y ahora vendrán tres poetas: uno que reside en Río Cuarto, es marplatense, Gastón Malgieri; a Víctor Aybar, que es poeta y bailarín de la ciudad de Catamarca y ha ganado varios premios; y la visita y participación especial de Osvaldo Bossi”.


Es Bossi la estrella que brillará a través de zoom, uno de los poetas más necesarios y urgentes para intentar atrapar en un vuelo que ha potenciado a través de la visibilización de las políticas de Estado también necesarias y urgentes solamente pensadas por un gobierno nacional y popular capaz de impulsarlas, de hacer historia y de dejar en blanco cientas de páginas en blanco para colmarlas por los versos más tristes que se puedan escribir esta noche tan larga y oscura titulada con una palabra tan agria y carente de rima como Coronavirus. 

Entre tanto todo, escucharemos a Bossi, pero primero leeremos a Siles: “Osvaldo es un poeta que escribe sobre el amor, poesía y narrativa homoerótica pese a que él no quiere que se lo encasille en esa temática solamente porque escribe sobre el amor, sobre los sentimientos, sobre las máscaras. Otra característica interesante de la obra de Osvaldo es que tiene muchísimos libros publicados, tanto novelas o nouvelles y también libros de poesía: hay una apropiación de la literatura como el drama shakesperiano en Fiel a una sombra, el aprovechamiento de la cultura pop, o ya desde sus títulos como Adoro, donde hace referencia al bolero, o Las estrellas celosas, la última novela que publicó. Osvaldo es uno de los grandes poetas, en la línea de Cavafis, a quien le ha costado mucho ser visible y estar como está ahora en la escena literaria. Al principio le costaba publicar y eso fue mejorando a partir de las políticas de Género y de las leyes de Matrimonio Igualitario”. 


A la espera de una antología realizada por los investigadores del Conicet y colegas de Siles, Enzo Cárcano y Jorge Luis Peralta, una recopilación titulada La lira marica, adelanta Willy: “Será un recorrido con la historia de los poetas donde aparece el tucumano Gabriel de Iturri que tan célebre ha hecho Proust en En búsqueda del tiempo perdido.  Si bien Iturri no era poeta sino amante y secretario del Conde Robert de Montesquiou, La lira marica comienza con el poema que el conde le dedica a él. No es una condición ser marica para escribir sobre la temática: de hecho, hay autores que no se identifican como tales y también escriben en esa cuerda”.


El 107 y sus sirenas ya forman parte del paisaje natural mientras Siles toma con la punta de sus dedos la cola de una medialuna almibarada. Se limpia la yema de los dedos con las servilletas de papel, se pone un poco de alcohol en gel, y continuamos: “Pensé en hacer poesía y disidencia, los disidentes hemos aprendido a resistir, a sacar ventaja de la desventaja, me parece que es emblemático que la primera edición de este año tenga esa temática. La resistencia ha estado presente desde la resistencia en lugares como Stonewall y con figuras emblemáticas e históricas de la literatura argentina como Oscar Hermes Villordo que escribió La brasa en la mano, o Juan Rodolfo Wilcock que al comienzo escribía poemas neo románticos, uno de los más destacados del cuarentismo, pero que cuando se ha ido a Italia y en los últimos poemas escritos ya trabaja sobre la temática genérico sexual, poemas gays”.


La temática ya ha tenido distintas representaciones donde el tucumano Juan José Hernández ha sido bastión fundamental: “Se ha permitido conocer su obra a través de las relaciones como José Bianco, muy ligados a través de Sur, o la obra de Puig que es un autor no trabajado en su momento y canonizado tardíamente, sí estudiado en Estados Unidos, con guiones en inglés, una novela en portugués, o el caso de Copi, que hacía transformismo, historietista, dibujante,  escribía en francés: salvo La internacional argentina y Cachafaz, que es toda una apropiación de la gauchesca, básicamente un chongo que se va a vivir con la marica se lo morfan en un asado al cachafaz”.


Antes del último sorbo de café (no le ha gustado demasiado), Siles responde una duda que flota en el ambiente ideal para un blíster de Loratadina: ¿hay un boom de la literatura gay homoerótica en Tucumán y la Argentina? “No quiero pecar de malicioso (¿o sí?), pero hay gente que no se identifica con la identidad gay, pero la han utilizado para visibilizarse. Hay estudios que dicen que hay momentos políticos donde las clases populares son vistas de una manera benevolente y otras veces las cultura los ve como sospechosos, como un peligro para las políticas de Estado: movimientos como los homosexuales y disidentes como las clases populares. Todo eso va cambiando a través de las políticas públicas que cada Gobierno instaure para su mandato. Pero hay estudios donde dicen claramente: la diferencia es usada para el mercado, eso dice Francine Masiello, la la autora de El arte de la transición, donde estudia la literatura del cono sur pos dictadura”.

¿Y la literatura post pandemia? ¿Qué tendrá para decir cuando todo esto pase? “La poesía, como decía Emily Dickinson y retoma Diana Belessi, es la voz del mundo. Creo que también es resistencia: se resiste al mercado, a las leyes del lenguaje. Esa idea me gusta más que la idea catártica, curativa de la poesía: el arte nos ayuda a mostrar otra faz de la Humanidad frente a estas cuestiones deshumanizadas del mundo actual: la mayor resistencia es oponerle belleza. La literatura no está saldada con el tiempo, es difícil hablar del presente, estas situaciones necesitan de una distancia. Gabriela Mistral decía que no se puede escribir sobre la carne caliente del asunto, por eso la poesía tiene que ver con el pasado, con la infancia, con los recuerdos, está muy presente eso en muchos poetas. No digo que no haya poesía que pueda dejar testimonio sobre cuestiones históricas. El Diario del Año de la Peste se escribió muchos añós después de la peste de la Edad Media. Estos tiempos necesitan tiempo de maceración”.


Este sábado cumple seis años el Café Literario: no será como el que comienza a terminar físicamente a un metro y medio de Siles sino a través de una pantalla. ¿Qué gana y qué pierde la poesía según los formatos? “Este ciclo se sostiene porque hay una institución como la Universidad por detrás. Y ahí estamos nosotros: la poesía en un rinconcito como el subsuelo del Virla para lograr una cuestión de intimidad. En el café está la presencialidad, el poeta se involucra con el cuerpo, la voz: es ritmo, es tono, pero ahora no tenemos eso. Será toda una experiencia. Es raro porque se extraña el calor del aplauso: ninguna lectura narrativa genera lo que genera el efecto de un poema, el efecto. Tal vez me equivoque, pero lo vivo así, lo vivo en ese silencio, pero frente a este estado de excepción ante la pandemia, me parece que era importante hacerlo, inauguralo, y estar presentes en otros lugares del país y del mundo. Eso me parece importante. Eso”.