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"Volvió a ser una niña feliz": la cajita musical de Alcira, la alegría del Hogar San José

HISTORIAS DE ACÁ

Es la abuela de 86 años más querida de la residencia en Tafí Viejo. Su historia es muy difícil, pero a través de un hombre mágico recuperó la sonrisa, se puso de novia y su mirada se volvió a maravillar con un sueño cumplido. VIDEO

La sonrisa de Alcira. Las fotos y el video es gentileza de su ángel guardián, Humberto Emilio Méndez.





Alcira tiene una historia difícil de vida, de cosas verdaderamente feas que le pasaron cuando era niña, asuntos familiares, delicados. Pero este capítulo de esa vida es el que tiene a Alcira como protagonista de un momento feliz, resumido cuando recibió el regalo que siempre había querido y nunca tuvo: algo tan simple y bello como una cajita musical.


“Alcira es residente del Hogar San José. Cumplió 86 años. Tiene sus problemitas cognitivos, de madurez. Ha regresado ella a su juventud. Tiene un sentido del humor, una vitalidad y un dinamismo impresionante en estos tan difíciles para nuestros viejos”, relata Humberto Méndez, Don Humberto, como lo llama Alcira, la persona mágica que apareció en el camino de Alcir un día a través de unas jornadas solidaria de tenis de 24 horas.


Humberto conoció a Noelia, enfermera del Hogar San José. Le comentó lo que hacía y su sueño de hacer una jornada solidaria en el Hogar San José. “Lo había hecho para el San Roque por primera vez en las canchas de tenis de San Martín. Y cuando llegué a San José conocí a Alcira, una persona muy especial desde el primer momento. Por lo bajo, le dijo a la enfermera: ‘Quiero jugar al tenis’. Con todas las limitaciones de una mujer mayor de 80 años, empezó. Esa jornada fue inolvidable: la recaudación solidaria fue un éxito con las donaciones de bolsas de pañales, fardos de azúcar, de arroz, de fideos, yerba y más”.


Luego de ese primer encuentro, Humberto se interiorizó más sobre Alcira: “No tiene familia”, le respondieron. Y entonces Humberto tomó una decisión: “Me prometí ir todos los fines de semana. Para muchos abuelos el fin de semana es triste porque no a todos van a visitarlo. El primer fin de semana fui: le llevé galletas, de a poco me empezó a reconocer y me pidió: ‘Traeme pelotitas de tenis’. Y después fue por más: ‘Don Humberto, quiero que me traiga una rasqueta’. Así decía: ‘Rasqueta’. Cuando le llevo las pelotitas, no sabés la alegría que tenía”.


La amistad fue creciendo con el correr de las visitas y Alcira ya trataba a Humberto como a un hijo: “Me contó que estaba de novia. Yo le preguntaba: ‘¡¿Cómo que estás de novia, Alcira?!’. Es muy presumida y coqueta: ‘Sí, estoy de novia. Se llama Juan. Vamos a buscarlo. Quiero presentártelo’. Insisto: ir a un Hogar de Anciano y ver la vitalidad que tienen, las ganas de vivir que tienen es increíble. Te piden cosas simples: caramelos de miel para después de la merienda de las 4 de la tarde, revistas. Vayan un día a visitar a un abuelo cuando se pueda, y lo comprobarán”.


Caramelo de miel va, caramelo de miel viene, Humberto decidió ir a pasar el Año Nuevo pasado con Alcira y los abuelos del Hogar San José: “A las nueve y media de la noche ya habían cenado, termina todo temprano. Pero la pasamos muy lindo. Vi que comparte la pieza con otra señora que se mueve en silla de ruedas. Y Alcira tiene en su mesita de luz una radio por donde escucha música todos los días. Ahí le comenté que yo era fanático de Sergio Denis y las fans también adoptaron a Alcira como una más. Yo trabajo en Rentas y tengo una compañera que se llama Magalí, quien la conoció y fue cuando le preguntó: ‘¿Qué te gustaría tener, Alcira?’ Le respondió: ‘Nunca tuve una cajita musical. Me gustaría tener una cajita musical. Eso me gustaría’. Cuando Magalí le entregó la cajita, Alcira volvió a ser una niña maravillada con los ojos grandes. Pese a que no está muy bien de la vista, se emocionaba y decía: ‘¡Veo a la bailarina! ¡Sí la veo! Sí la veo!’”


Son pequeños grandes gestos de amor que recibe Alcira de quienes la cuidan en el Hogar San José: “Es para destacar la atención del Hermano Gustavo Ferreyra, del Hermano Pablo, de la asistente social Noelia, de las enfermeras, las cocineras a las que Alcira les mezquina a veces las galletas, jajaja, de todos los que trabajan en el Hogar. La última vez que la vi me pidió que le regalara un trofeo y una medalla de tenis de las que gané. Y se paseaba por todo el Hogar la Alcira como una campeona de tenis. Otra vez me dijo que tenía otra cita importante por el Día Internacional de la Mujer: no sabés cómo se maquilla, se arregló el pelo, se puso su mejor ropa, sus zapatos de charol, estaba hermosa”.


Con la pandemia de por medio, Humberto hace rato que no ve a Alcira, pero se mantiene en contacto: “Tengo el teléfono de Juan, su novio, de otro residente amigo que se llama Miguel Diamante, y me dejaron tranquilo: está bien Alcira, gracias a Dios. Después de jugar al tenis, después de ponerse de novia, después de pasearse con la medalla y los trofeos, después de escuchar la radio y darle cuerda a la cajita musical, ahora Alcira tiene un sueño. Me lo confesó: ‘Don Humberto, venga, venga: sueño con cantar. Eso sueño. ¿Podré?’”


Miren la alegría de Alcira.

Alcira con sus amores: al lado, su novio Juan; atrás, el gran Humberto Emilio Méndez (doble y fanático número 1 de Sergio Denis) y las chicas del club de fans.