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"Seño yo la escucho a la clase en la casa del vecino porque no tengo radio"

Historias de acá

Docentes de una escuela El Siambón dan clases a través de la radio para llegar a sus alumnos que no tienen señal de internet, pero algunos no cuentan con aparatos para sintonizar las transmisiones: “Para que haya equidad educativa los chicos deben disponer de herramientas tecnológicas”. Cómo colaborar con los alumnos.

la Escuela 163 Doctor Abel Antonio Peirano de El Siambón.





Aunque internet parece la tecnología que mantiene al mundo girando en tiempos de pandemia, su poder no llega hasta algunas de las casitas solitarias desparramadas entre los cerros tucumanos. Ahí desde donde no se puede subir una foto a Instagram, hacer un posteo en Facebook o abrir un mail, el arrullo chispeante del dial de las radios lleva las noticias, las voces y las músicas. Ahora, con las escuelas cerradas, también es el medio que acerca las tareas a algunos estudiantes tucumanos. Cinthia Lorena Díaz Smiderle es profesora de la Escuela 163 Doctor Abel Antonio Peirano de El Siambón y ha encontrado en la radio la forma de seguir en contacto con muchos de sus alumnos: “La radio nunca va a dejar de existir porque acerca a la gente mucho más que otros medios de comunicación”.

Ante la llegada de la pandemia de coronavirus, el aislamiento social y la suspensión de las clases presenciales, los directivos de la Escuela 163 -a la que asisten 121 alumnos primarios de las localidades de El Siambón y Raco-, se preguntaron cómo continuar en contacto con los estudiantes de aquellas zonas rurales donde no hay señal de internet o donde no hay computadoras ni teléfonos. Entonces, la directora de la institución, Claudia Zelarayán, propuso valerse de un medio popular como la radio. La emisora FM Raco 88.9 se volvió también aula. “Honestamente, nunca me imaginé trabajar desde la radio. Esta ha sido toda una experiencia nueva a la que uno se ha tenido que amoldar y hemos tenido que aprender para que esto sea viable. Con el tiempo, este proyecto fue tomando forma”, comenta Cinthia cómo surgió esta iniciativa que hoy acerca su voz a sus alumnos todos los martes a partir de las diez de la mañana.

¿Cómo se convirtió Cinthia en docente-locutora? Aunque ya está más adaptada al formato, confiesa que los comienzos no fueron fáciles: “No soy locutora, una hace lo que puede… una ya está acostumbrada a hablar en el aula, pero cuando empecé estaba muy nerviosa. Voy a ser honesta, para las primeras clases preparé relatos que yo había ensayado. Primero hice las clases grabadas y, después, las empecé a hacer en vivo”. Cuando los docentes empezaron a recibir los comentarios de sus alumnos advirtieron que la modalidad estaba funcionando: “Esto era una prueba piloto y la primera sorpresa, que ha sido muy enriquecedora para mí, fue una nenita de Anfama que se comunicó diciendo que me estaba escuchando y que le había gustado mi clase. Es muy rico cuando hay devoluciones de los alumnos”.

Según confiesa, en sus 14 años como docente, Cinthia nunca se enfrentó a un desafío pedagógico similar: “Es muy difícil esta situación para todos, incluso para los mismos docentes, muchos colegas se sienten agotados porque estamos todo el tiempo buscando estrategias para llegar a los chicos. Es muy desgastante porque la educación se tuvo que volver más personalizada. Ahora nos enfocamos mucho en cada chico y en cada realidad. Nos volvimos instrumentos de la educación que sí o sí necesitamos la colaboración de los papás para poder llegar a los alumnos”. En ese afán de continuar en contacto con los estudiantes, llegó a llamarlos para jugar al “pare carrito” y así trabajar la lecto-escritura.


Más allá de las clases, la docente destaca la necesidad humana de continuar en contacto con sus alumnos y de zanjar las desigualdades que la pandemia ha puesto en evidencia: “Antes que docentes y alumnos, somos personas y estamos viviendo una situación que nunca nadie se imaginó y que causa mucha angustia, por eso es importante estar y acompañar a los chicos. La radio nos mostró la realidad de los chicos de otra manera, pero tiene pros y contras: el pro es que llegamos hasta ellos y la contra es que se hacen más notorias las necesidades económicas y tecnológicas de los chicos. Para que haya equidad educativa los chicos deben disponer de las herramientas tecnológicas”.

En alguna de las casas de los alumnos no hay internet ni teléfono. Incluso hay quienes no tienen radio y deben ir hasta la casa de los vecinos para poder seguir las clases. “Una chiquita me dijo: Seño yo la escucho en la radio del vecino porque no tengo radio”. Así pudieron detectar que hay al menos unas cinco familias que no cuentan con radios en sus casas y lanzaron una iniciativa para quienes quieran donar artefactos.

“Aunque sea un solo chico que escuche las clases, creo que ya estamos haciendo mucho. Estos momentos de crisis es cuando surgen las necesidades, sobretodo, en la parte emocional. Esta pandemia nos hizo volver a lo realmente importante: valorar la vida, la familia, el amor. Yo soy muy creyente y creo que saldremos de esto si rezamos todos juntos y pidamos que esta pandemia se aleje”, destaca Cinthia que no está sola en este proyecto del que participan otros docentes de la Escuela 163 y de otras escuelas cercanas de El Siambón y Raco; maestros que se valen de la radio para seguir enseñando y acompañando a sus alumnos.

Cómo donar radios a los chicos de la escuela

Desde el programa A Contramano que se transmite por Radio Belgrano 106.5 lanzaron una campaña para aquellos que quieran donar radios a los alumnos. Quienes deseen hacerlo pueden comunicarse con Matías Funes, operador y productor del programa, al teléfono 3816544526. Los organizadores de la campaña esperan poder llevar los artefactos la semana que viene a las familias de los chicos.