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Michael Jackson vive en Tucumán: quién es Ramiro Frías, el Rey del Pop

HISTORIAS DE ACÁ

Con sombrero, camiseta blanca, guante brillante y el parlante al lado de sus zapatos negros, un joven tucumano tomó el legado de los bailarines de la peatonal que ya no están. Los videos imperdibles aquí.

Ramiro Frías, el Rey del Pop.





El día de la noticia, Ramiro miraba a su papá mientras tomaba un café en una estación de servicio de la avenida Roca. Recuerda como si fuera hoy Ramiro qué pasó aquel jueves 25 de junio de 2009 cuando su papá terminó el café y juntos vieron la noticia: “Conmoción mundial: a los 50 años, ha muerto Michael Jackson”.

Un año antes, la noche de Halloween del viernes 31 de octubre, Ramiro tenía 8 años cuando entró a Paseo Macarena o alguna de las tiendas donde venden disfraces por la calle Junín. Allí consiguió con sus primas máscaras de terror, pero tuvo que quitársela para ver lo que vio por primera vez: “Vi el video de Thriller y no paré más. Mis primas lo ponían una y otra vez y yo lo veía todo el tiempo. Ese tema junto a Billie Jean y Beat it son mis preferidos”.

Ramiro también canta como los dioses y pueden seguirlo en Instagram en este link. Mientras tanto, su pasión por ser Michael Jackson crecía de la mano de su papá: “Un día íbamos caminando por la peatonal y lo vi a Miguel Fuenzalida, el primer Michael que bailaba en el centro de Tucumán. Le pregunté si podía bailar con él y me dijo que sí. Ya no lo hace. Ahora se dedica a nuevos ritmos”.

Es tan grande el legado del Rey del Pop que hay un legado heredado, una posta que pasa de mano en mano, de guante en guante, un guante que ha recogido Ramiro Frías desde marzo del año pasado cuando empezó a bailar en la peatonal Mendoza, con la farmacia La Unión de fondo y el Mercado del Norte de frente. “Todavía tengo el guante que me regaló mi prima Fernanda”.

La familia siempre estuvo presente en la transición de Ramiro Frías a Michael Jackson: “Mi abuela Nélida cose y ella me hizo la chaqueta de Billie Jean, la negra con lentejuelas. Yo compré la tela, las lentejuelas, le mostré la foto y me hizo la campera. Se reía de buena manera mi abuela cuando le contaba que era para bailar. A la chaqueta la llevo en el bolso junto al sombrero. Pero me subo al colectivo ya vestido con el pantalón negro, los zapatos, la camiseta blanca y el parlante”.

"Le agradezo a mi mamá que me apoya y me ayuda con lo económico, vestuario, para cargar la tarjeta del colectivo y otras cosas".

Para comprarse el parlante que conecta al celular con la canciones de ya saben quién por bluetooth, Ramiro vendió la bicicleta. Es en esos gestos que el joven de 19 años demuestra la pasión que lo lleva todas las semanas a dejar su casa del barrio Las Acacias, en Yerba Buena, tomarse el 100 cartel Nicolás Avellaneda, y llegar al centro: “Me bajo en la Catamarca. Ya vengo escuchando la música que voy a bailar, pero también me gustan Los Beatles, Queen, la base del buen reggaetón y el folklore. Menos la cumbia y el trap, de todo”.

Una vez en el escenario, rodeado de gente que viene y que va, de la cola que hay en la puerta de la farmacia, de los vendedores de barbijos, de las personas que andan con barbijo, Ramiro Frías coloca su lata sin tapa con el signo $ dibujado con marcador y baila para llevar un poco de alegría en estos tiempos tan necesarios.

Y cuando baila, brilla: “El paso más difícil es el sidewalk (camino de costado). Al moonwalk (camino en la luna) lo saco: la clave empieza por poner los pies juntos, deslizás el pie izquierdo para atrás mientras el derecho sigue en punta, la presión la ejercés con los muslos sobre el pie de apoyo y vas alternando los pies. Hay que hacerlo despacio, unos dos metros está bien”.

Pese a las críticas y demandas legales que ha afrontado el Rey del Pop, Ramiro lo defiende: "Se han dicho muchas falsedades. Se sentía un niño. Muchas cosas de las que denunciaron en el rancho de Neverland no son ciertas. La Justicia lo declaró inocente en 2006. Mi padrastro a veces me carga al respecto, pero no le hago caso. Artísticamente, para mí Michael Jackson es el mejor de todos los tiempos. Es mi inspiración y, hasta que pueda conseguir un trabajo, también me permite ganar unos pesos en la calle cuando bailo. Miren".