Top

"No rompan el pingo": la venta de un auto usado que es furor en Tucumán

Historias virales de acá

Maximiliano Mena se la rebusca con la compra y venta de vehículos usados. El vendedor prefiere los tratos claros y sin vueltas, como lo demostró con la publicación de un Corsa 2005 en la que advierte: “No rompan el pingo preguntando boludeces”. La historia detrás del hilarante aviso viral y las reacciones que generó.

Maximiliano junto a su máquina roja.





“Recién ha venido un señor a ver el auto y me ha dicho no lo hagas arrancar, lo quiero ver nomás ¿Qué es mecánico con la mente? Sale cada uno… todos los días tenés que renegar”, cuenta el tucumano de 24 años Maximiliano Benjamín Mena. El vehículo del que habla es un Chevrolet Corsa tres puertas rojo modelo 2005 que descansa en el garaje de su casa en Barrio Norte. Una joya, nunca taxi. Así lo anunciaría un aviso clasificado tradicional de los de antaño. Pero la publicación que el joven hizo en Facebook para vender el auto tiene muy poco de convencional. A tal punto de que, en pocas horas, generó un tsunami de reacciones, una más graciosa que otra. ¿Qué decía el polémico aviso viral que para muchos es una muestra cabal de tucumanidad?

“Vendo, vendo. Sólo efectivo. Corsa 2005 como se ve en las fotos. Está con escape completo, cables Ferrazi, filtro cónico, tiene espirales progresivos adelante y led Creed toda la trompa. Vienen y lo ven y se sacan la duda. No rompan el pingo preguntando boludeces”, reza la publicación que Maximiliano hizo a través de la cuenta de Facebook de su novia en un grupo de compra y venta. Contrario al espíritu del aviso, las preguntas comenzaron a llegar como un aluvión en ese mismo tono. “¿Tiene aire y dirección? Disculpá que te rompa el pingo, pero aclará eso cajeta”, le escribió Facuu Pavonee. “Dónde pingo se lo puede ver ura!!!”, puso Gustavo Jiménez. Y así siguieron las consultas, muchas de las cuales quedaron retratadas en la cuenta de Twitter del periodista Ariel Guerra quien dictaminó: “El tucumano es así. Ni buenos ni malos. Incorregibles”. 



Claro que Maximiliano no es el primero en indignarse ante una situación bastante frecuente en este tipo de publicaciones: el vendedor ofrece toda la información respecto al artículo que desea vender y, acto seguido, los interesados preguntan acerca de lo mismo que la publicación ya aclara. En este caso, el comerciante no sólo se anticipó a esas consultas insustanciales, sino que además lo hace en un lenguaje claro, directo, contundente y, sobre todo, bien tucumano. “Esa publicación la he hecho ayer y todos se cagaban de risa porque no falta el pelotudo que pregunta al pedo. Los changos de acá del barrio me gastaban. La verdad que es la primera vez que pongo así, había detallado todo lo que tiene el auto para que no estén preguntando tonteras. Está lindo el autito, pero tampoco lo voy a regalar”, comenta el vendedor que, una hora después de haber hecho el posteo, se vio obligado a bajarlo de las redes porque los mensajes no paraban de llegar a su teléfono. No eran precisamente interesados en el Corsa, sino gente que se contactaba para burlarse de la publicación. Según confiesa, se lo tomó con humor. 

Maximiliano se dedica a la venta ambulante mayorista de artículos de limpieza y de enseres plásticos. Desde hace un año que también se la rebusca comprando y vendiendo vehículos: “Desde los 13 años que trabajo. No tengo vicios, siempre he trabajado y, gracias a Dios y la virgen, se me ha ido bien”. Se fue haciendo de a poco en el oficio de vendedor. Con trece años adquirió su primera moto, una Honda C90 modelo 98, hoy todo un clásico, que compró entonces por sólo 500 pesos. Después pasó a una Honda CG y después vinieron los autos: un Peugeot 2008, un Fiat Uno, un Ford Focus y Corsitas como el de la famosa publicación. Todo se trata de estar siempre alerta a las oportunidades que se le presentan, instinto y olfato comercial bien entrenado aún con su corta edad y experiencia en el rubro: “De a poco se hemos ido haciendo”. Eso sí, también hubo algunos malos tragos, como el que tuvo que vivir semanas atrás al recibir una moto que, después supo, creían había sido robada. Hasta que se pudo aclarar el malentendido y pudo probar su inocencia, tuvo que pasar un tiempo detenido en la brigada. Gajes del oficio del cuentapropista.

En el rubro automotor, los experimentados vendedores de usados suelen denominar como “franeleros” o, en su versión apocopada, “franelas” a los supuestos compradores indecisos. Se trata de aquellos que miran, tocan, escuchan, prueban, preguntan y vuelven a preguntar, pero al final no compran nada. Como quien toca las paltas para ver si están maduras en la verdulería, pero después optan por una berenjena o no llevan nada. También están aquellos que a los que llaman “buscas” y son quienes siempre exigen rebajas exageradas. Ambos tipos de compradores son el terror de los vendedores con pocas pulgas. “Renegás porque piensan que les vas a regalar las cosas. La verdad que muchas veces cansan, no son conscientes de lo que preguntan, no saben nada, ni que sean mecánicos, pero no. Yo siempre les digo: sacate la duda, pegale una vuelta. A mí me gusta que vengan y lo vean y, si te gusta, traé la plata y hagamos negocio”, sintetiza de esa manera su filosofía comercial Maximiliano. 

Volviendo al auto de la publicación viral, ni lerdo ni perezoso, el joven aprovecha la ocasión de esta nota para promocionarlo por este medio: “Es modelo 2005 y tiene 166 mil kilómetros. Esta con todos los papeles: el 08 firmado y la VTV al día. Nafta, nunca GNC. Está lindo, cualquier pendejo que le pegue una vuelta le va a decir al padre que se lo compre. Le he hecho poner escape, filtro, bujía, está con leed, bajado, con llantas… como les gusta a los pendejos. Está para que lo lleven”. Con toda la música, el Corsa aguarda a la espera de una novia o un novio que lo arranque y se lo lleve a la casa. Los interesados pueden contactarse al 3813577104 ¿El precio? 250 mil pesos como consta en la nueva publicación, ya sin el pedido de que “no rompan el pingo”.

Con la pandemia, se ha puesto dura la calle. Maximiliano y otros tantos como él bien lo saben, pero el joven no le hace caso a ningún indicador económico. Para el que busca, siempre hay una oportunidad: “Está muy fea la cosa, pero el que quiere comprar algo, si trabaja y tiene plata, se da con el gusto. Nunca está fea la cosa si uno trabaja y trabaja bien. Acá no hay precio del dólar que valga para rebuscársela”. Ante el inusitado alcance de su aviso, el vendedor se ríe. Ahora, quizás lo considere como una nueva estrategia de marketing, aunque no falte quien se escandalice con las palabras utilizadas. En el amor, la guerra y la venta de autos usados, todo se vale: “Yo lo he escrito como en joda, no hay que tomárselo mal tampoco. Después de todo, no le hacemos mal a nadie”.