Top

"La casita de Tucumán es una p...": no le gustó la Casa Histórica y así le respondieron

VIVA LA PATRIA

Un joven turista caminó por el Paseo Histórico de calle Congreso y, lamentablemente, parece que no tuvo una linda experiencia al conocer el emblemático lugar donde se juró la Independencia de la Argentina. Publicó la foto y se armó el debate.

¡Lamentamos que no te haya gustado, Ruso!





Será el color azul de las puertas, las columnas salomónicas, o el Paseo Histórico que nos conduce a ella, tal vez el sabor del praliné del Turco Alí en la esquina de Paco García, o el aroma a los libros usados con reliquias incunables (hay libros de Historia, también) entre sus anaqueles, o el patio cervecero del frente que explota hasta las 12 de la noche.

Será el banner de doña Sara Figueroa inmortal moviéndose al compás del viento, las empanadas de carne que siguen vendiéndose en una bolsita de cartón, o quizás sea el señor que pasa vendiendo masas árabes en bandeja de madera, o el juego de mate de calabaza forrado en cuero con detalles de alpaca (quizás no toma mate). 

O en una de esas puede ser que la placita de los artesanos no lo convence, no le gusta el palo santo, ni las randas, ni los ponchos, ni el sonido del manisero, o la música que sale por los parlantes con la voz de Mercedes Sosa. Tal vez son los lustrabotas que juegan al truco en los bancos de la esquina a la siesta.

Tal vez no le gustó la milanga ni la milonga que se arma los fines de semana al compás del 2x4, o los bancos nuevos de madera barnizada bajo el sol mientras la señora de calle San Lorenzo alimenta a los perros que custodian la Casa Histórica, perros gordos, viejos y buenos que pueden llegar a ladrar, pero que no muerden. Los perros buenos no muerden ni rabian contra la agonía de la luz.

Tal vez no sintió nada cuando entró: cuando una sonrisa tucumana lo recibió, lo guió, le mostró el salón de la Jura, le enseñó a contemplar la historia, caminó sobre los pasos que dieron nuestros próceres, tomó una bocanada de aire fresco en el solar y nada, che. La nada misma para un querido turista de otra parte que simplemente no logró conectarse con la Casa Histórica, que tal vez ni siquiera entró y siguió de largo ajeno a toda la magia que rodea a la calle Congreso.

Quizás no le tocó una fibra todo ese mundo al Ruso, un joven fornido que posó en la puerta del lugar emblemático donde se juró la Independencia de la Argentina, una foto sin sonreír mucho que digamos y dedicándole unas emotivas palabras como epígrafe al momento vivido: "Este año conocí la Casita de Tucumán y la verdad que es una poronga".

Las respuestas no tardaron en llegar en una publicación que logró muchos corazoncitos y comentarios. Hubo comentarios elogiosos a su físico, otros continuaron la corriente pollística del meme, algunos se fueron un poquito de tono, palabras que no repetiremos, claro, mientras que otros coincidieron de hecho con el muchacho. 

La foto fue tomada antes de la cuarentena y publicada justo el 9 de julio: la publicación llamó la atención de los tucumanos y tucumanas, quienes seguramente lamentarán la mala experiencia del joven y añorarán que, cuando las rutas del país también se liberen con fervor patrio al compás de una zamba, vuelva a visitar Tucumán. Las puertas siempre están abiertas. Azules y de cualquier color.