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"Yo sé lo que sufre Tucumán": el recuerdo del Potro Rodrigo y su paso por el Hospital de Niños

A 20 años de su muerte

Se cumplen dos décadas del trágico fallecimiento del cantante cordobés, que cada vez que piso suelo tucumano, dejó una huella imborrable.





El recorrido podía variar, pero cada vez que visitaba Tucumán, el Potro Rodrigo brindaba, como mínimo, seis o siete shows en diferentes puntos de la provincia, haciendo vibrar cada escenario y desparramando su alegría y su simpatía, algo que lo hacía único.


Hoy se cumplen dos décadas de aquella madrugada del 24 de junio en la que el Potro perdió la vida. El accidente se produjo en la autopista que une La Plata con Buenos Aires, a la altura de Berazategui. Ahí, el cantante perdió el control de su vehículo y perdió la vida, al igual que el hijo del humorista Alberto Olmedo, Fernando.


El cordobés venía de unos dos años increíbles, con una carrera que se encontraba en su pico máximo, luego de llenar 13 veces consecutivas el estadio Luna Park, justo dos meses antes de su partida.


Previamente, ese mismo año 2000, el Potro visitó dos veces la provincia, en la primera parte para los carnavales y posteriormente para sus acostumbradas giras interminables, donde se subía a los escenarios de Monteros, Simoca, Lules, Leales, Banda del Río Salí, San Miguel de Tucumán, Bella Vista, Yerba Buena y donde lo inviten. El Potro siempre estaba.



En esos últimos viajes fue en donde abrió su corazón por los más pequeños. “Al país lo recorrí de punta a punta. Yo sé lo que sufre Tucumán, lo que sufre Salta, lo que sufre Santiago”, decía ante las cámaras, mientras les firmaba autógrafos a los pacientes del Hospital de Niños.


El cantante estaba en ese establecimiento porque, como pocos, había hecho una donación de objetos para el mantenimiento del hospital. “No me agrada para nada hacer publicidad de todo esto, no sé por qué los dejaron entrar”, señalaba cuando llegaba al lugar a los periodistas que lo esperaban.


Ese era el Potro, un tipo de perfil bajo que remándola, y mucho, llevó su música y su diversión a todos los rincones del país. Nacido en Córdoba y adoptado en todos lados. “La Mona es Córdoba, yo soy Argentina”, decía con su sonrisa pícara y sus ojos celestes, o verdes, o rojos, o negros con un “8”, emulando una bola de pool; porque sus ojos cambiaban como él quería.


Pasaron 20 años, dos décadas, 7.305 días de la partida del Potro y su recuerdo, sus frases, su música y su alegría se mantienen intactos en todos los tucumanos que lo disfrutaron.