No estamos llorando: nos entró la inolvidable publicidad de Mulki en el ojo
HISTORIAS DE ACÁ
Un niño con cara de pícaro se acerca despacito a la maestra en el aula: “Señorita, debo confesarle una cosa: alguien me ayuda con los deberes”. El resto está en esta nota. Mirá los videos.

El coro de alumnitos acompaña al protagonista de Mulki.
Un niño con cara de pícaro se acerca despacito a la maestra en el aula. Está peinado con la raya al medio, el guardapolvo impecable. No se copia del compañero ni sacó del bolsillo el machete escrito a mano, pero hay un secreto que lo carcome: “Señorita, debo confesarle una cosa: alguien me ayuda con los deberes”.
A la maestra de grado, delgada y con la rectitud del tono, se le están por caer los anteojos ante la noticia que el pequeño alumno al que llamaremos Matías y no puede disimularlo: “¡Quién!” Es entonces cuando entra la magia de una de las mejores publicidades animadas tucumanas de todos los tiempos: vuelan los papeles del alumno Matías y un coro de cinco compañeritos se encarga del resto con el jingle: “Para que en la escuela te vaya bien, quedate con Mulki, con Mulki, con Mulki, con Mulki harás buen papel. Mulki, Mulki, Mulki...”
La publicidad fue rescatada de los archivos familiares por Pablo y su hermano Cristian Mulki, quien la compartió en Porqueno?, el gran grupo de Facebook que ayuda a pasar la cuarentena con recuerdos de un pasado inolvidable en Tucumán: con fotos de los pantalones nevados, las permanentes, las colas en Yogurt Place, los collares de chapitas, la noche que llegó Roxette, los pasos en La Fábrica y ahora también publicidades que marcaron un antes y un después como la de la librería Mulki.

El abuelo Schicri Mulki y toda la familia.
“Esa publicidad es de Schicri Mulki, mi abuelo. Él funda primera librería en lo que era su casa, en la Córdoba al 800, lo que es actualmente una de las entrada del Mercado Persia. Mi abuelo ya falleció, pero cuando era chico llegué a entrar a esa casa donde nacieron mi viejo y mis tíos. Conocí las piezas donde ellos dormían y el piso original. Al menos me dí ese gusto”, le cuenta a el tucumano nuestro compañero Matías Mulki, el de carne y hueso, al que también llamamos Multi por la multiplicidad de tareas en las cuales se desempeña.
“La primera publicidad es el mismo chiquito que quiere hacer una carta a fines de los 70 y principios de los 80. Yo no la viví, pero mis hermanos y mis primos grandes se la cantaban todo el tiempo: iban a distintas escuelas. Mi prima Sandra, Edith, Carlos, Cristian que es el que postea el videíto, Esteban, Johanna y la que ya no lo escucha casi nada son Janet y Pablo. Después sigo yo con Federico y después Facundo y Julieta ya ni idea tienen”, se ríe Mulki.
“Después del local en la casa de la Córdoba, se empieza a agrandar de a poco y Mulki se convierte en un mayorista en la calle Junín. Mi tíos Daniel y Raúl Mulki son los que hacen la primera publicidad mientras Mulki ya se impone como el mayorista más importante del noroeste", dimensiona.
"Desde Tucumán se mandaba todo a Jujuy, Salta, Santiago, Catamarca. Luego mis dos tíos hicieron la publicidad sumando el negocio de la Muñecas, que se termino llamando solamente Mulki”, relata Matías, mientras el niño de la publicidad se prepara para volver a entrar al aula, susurrarle a la señorita el secreto, dedicarle una sonrisa cómplice al coro de compañeritos y despedirse cantando: “Para que en la escuela te vaya bien…”

Todos los primos Mulki reunidos en una imagen familiar de archivo: Matías no quiere saber nada con la foto y es el niño que llora en la fila de abajo.