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"El miedo es un elemento fundamental para el sometimiento"

Filosofía para todos

La filósofa Susana Maidana se confiesa sin filtros y habla de todo: el pánico del coronavirus, el lenguaje inclusivo y cómo vivir en la incertidumbre de un mundo complejo. “La filosofía tiene que tener una función emancipadora”, reflexiona la académica que mañana arranca con un ciclo de pensamiento apto para todo público.

Susana Maidana y su filosofía para todo público.





Susana Maidana es tan filósofa como filosa porque piensa sin pruritos y habla sin pelos en la lengua. Quienes la conocen, confiesa, la llaman como una actriz. No precisamente como la blonda conductora televisiva, sino como la artista trans Susy Shock. Así la conocen por la contundencia de sus palabras; palabras que invitan a pensar la realidad de un mundo poblado de incertezas: “Yo tengo una mirada disruptiva. La gente me dice así porque trato de producir el shock, si no producís un shock en el otro, al otro no lo moviliza lo que vos decís”.  La Doctora en filosofía y profesora emérita de la Universidad Nacional de Tucumán, entre otros lauros académicos, compartirá sus reflexiones en el ciclo “Filosofía apta para todo público” que comienza mañana jueves a las 20.30 en la Sociedad Francesa (San Juan 751). Se trata de una serie de clases que buscan sacar a la filosofía de las aulas para compartirla y que la entiendan todos. Antes, aprovecha para contar algunas de sus verdades. 

“La filosofía y el conocimiento no dejan nada como está, intentan transformar, voltear prejuicios, tienen que tener una función emancipadora. La que yo propongo es una filosofía que no es arqueología, sino que da cuenta de lo que pasa y de lo que la gente se pregunta en la actualidad. Yo hice investigación desde siempre, pero no me quedo sólo con la investigación, sino que estoy siempre dialogando con el presente. Creo que mi mayor fuerza es poder expresar con claridad”, reflexiona Susana que busca pensar y hacer pensar con palabras que lleguen a los demás y los atraviesen como rayos. De hecho, parece que en estos tiempos que corren la filosofía vive cierto momento de auge con figuras que la difunden por televisión como Darío Sztajnszrajber o colma auditorios como lo hace la conferencista Pilar Sordo; de quien Maidana se ubica en las antípodas: “Es importante porque la filosofía está siendo más escuchada, pero también se la usa con fines oscuros como esa filosofía fundada en la ética del consumo que piensa cómo hago para que compres más. O como la usa Pilar Sordo que la utiliza para que la gente siga como está: sometida y vapuleada”. Está claro que no todo lo que brilla es oro en la viña del pensamiento y que aquellos que aclaran, muchas veces, también oscurecen. 

Para qué sirve entonces la filosofía se preguntará el vulgo. ¿Acaso es posible que el pensamiento nos haga más fácil la vida en un mundo que parece cada vez más alejado de las cuestiones etéreas? Como para todo, o casi todo, Susana tiene su respuesta: “La filosofía no sirve para evitar la complejidad del mundo, sino para aprender a movernos en la complejidad y en el ámbito de las incertezas. Ya no hay valores universales, ese suelo más estable de los grandes relatos permitía que el hombre viviera más tranquilo. Para uno siempre es más tranquilizador tener certezas. La filosofía sirve para amigarse con la incerteza. Los seres humanos somos inciertos, no se puede trabajar con leyes generales con los seres humanos”. Hace bastante tiempo, cuando tenía apenas cinco años y vivía en un hogar humilde de la zona de Plaza Italia en Buenos Aires, Susana se había creado un alter ego llamado Catia Karens y daba clases imaginarias parada en una silla. Ya entonces tuvo una certeza que la acompañó hasta estos días: el conocimiento es una forma de poder. “Siempre tuve claro que, para no ser maltratada por ser pobre, el conocimiento iba a ser mi salida. Antes de ir al colegio, agarraba el diccionario y aprendía palabras nuevas. Yo necesitaba defenderme de alguna manera ante la vida y te juro que no me equivoqué: el poder ser me lo dio la filosofía”, confiesa. 


Y como la filosofía sirve para reflexionar acerca de la realidad en la que nos encontramos inmersos, la pensadora no esquiva el tema del momento: la amenaza del coronavirus que se cierne sobre todo el planeta: “Creo que lo que está pasando con el coronavirus es muy preocupante y que le tendríamos que prestar atención. No pasa por inundar las redes con informaciones, sino que hay que tomarlo con más seriedad. Es un problema que está más banalizado acá, pero se ve con preocupación afuera. La presencia de la muerte es una situación límite que genera la negación: acá no va a pasar. O bien te aterroriza y te lleva a tomar cualquier medida por absurda que sea. La posibilidad de la muerte saca lo peor del ser humano, por ejemplo, los que ahora ven a un oriental y no se acercan o los corren de los lugares; esas son cosas que están pasando. El miedo es un elemento fundamental para el sometimiento, es aquello a través de lo cual te puedo manejar”. 

Susana insiste en que habitamos un mundo muy distinto de aquel de otros tiempos y que la clave para adaptarse a este momento está en la educación, aunque esa no sea precisamente la que se brinda en nuestro sistema educativo: “Es necesaria una educación que no se fije tanto en qué métodos aplicar, sino en cómo cambiar el modo de pensar de las personas. Todos los problemas de discriminación están relacionados a la educación y educación quiere decir también aprender a vivir con las diferencias, que es lo que más le cuesta a esta sociedad donde tenemos, por ejemplo, una cultura machista que está muy metida. Cuando digo escuela es todo el sistema educativo. Tenemos una escuela que encasilla y que discrimina desde la forma en que se encuentran distribuidos los bancos en un aula”. 

Otro de los debates recientes en el que se ha visto involucrada es en el uso del lenguaje inclusivo. Hace poco, Maidana le contestó al autor de una carta que se volvió viral en la que calificaba a este uso del lenguaje como “inclusión de cotillón”. Fiel a su estilo, la filósofa salió a responderle con la verba de punta: “Yo todavía no lo uso al lenguaje inclusivo con naturalidad. Ahora, este tipo con el que me puse a discutir, dice que es una inclusión de cotillón. No sabe que el lenguaje instaura realidades. Es un mundo de significados. El lenguaje inclusivo no es una moda tarada, es una forma de reafirmar la diversidad, no hay que tenerle miedo. Tampoco tiene que ser obligatorio porque nada de lo obligatorio me gusta. El lenguaje es rotulador y estigmatizador porque le pongo etiquetas a las cosas y pierdo de vista la multiplicidad y la riqueza”. 

La charla y el pensamiento siguen una deriva que puede resultar inagotable. Muchas de todas estas cuestiones son las que abordará Susana en las cuatro clases del ciclo “Filosofía apta para todo público”. El primero de estos encuentros que comienzan mañana lleva por título “El post post en la actualidad”. La pensadora se explaya al respecto: “El concepto de los post es muy común y muchas veces poco comprendido. Como dijo Marx: Todo lo solido se desvanece en el aire y en la época actual se desvanecen algunas nociones como las de objetividad, verdad, determinismo y certeza. Sobre todo, valores absolutos sobre la ética y la estética. Hoy es muy difícil establecer valores universales en sociedades como las nuestras que son multiculturales. Todavía hay quienes siguen hablando de periodismo objetivo y no hay periodismo objetivo porque la idea de objetividad está cuestionada hasta en la física. Eso es imposible, todos estamos parados en una ideología, nadie puede ser apolítico, apartidario en todo caso”. 

“Pienso, luego siento”, “Del aislamiento a la solidaridad” y “Jóvenes apocalípticos o integrados”, serán las otras clases. Susana Maidana cree junto a Albert Camus que vivimos incomunicados entre nosotros, aunque los avances tecnológicos parezcan indicar lo contrario. “Esta sociedad actual está muy informatizada y poco comunicada”, dice una Susana que, cada vez que habla, comunica, se conecta al otro con toda la dimensión de las palabras. Ilumina. Produce el shock. Piensa y también hace pensar.