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"Te va a tocar a vos": horror en el camping de San Pedro de Colalao

HISTORIAS DE ACÁ

Gonzalo Estrade y sus amigos de Villa Carmela fueron al camping ubicado a metros de la Escuela N° 44. Cocinaban un guiso cuando el espanto los aterró. Y dos días después, lo peor. "No vamos a atender esa llamada". EL AUDIO

Gonzalo Estrade (arriba) con su grupo de amigos, antes del terror.





Gonzalo Estrade ideó el plan con sus amigos y amigas de Villa Carmela la semana pasada: irse a pasar cuatro días al camping de San Pedro de Colalao. “Somos todos del barrio. Llegamos el jueves y nos quedamos hasta el lunes. Pero de lo que nos pasó el domingo a la noche no nos olvidamos más”.

Después de un día a pleno en el agua, llegó el domingo a la noche. “Estábamos cocinando un guiso de arroz con mis amigos. Cuando entro un segundo a mi carpa, escucho que la llaman a mi amiga y grita porque le tiraron el pelo bruscamente. Al principio le echa la culpa a otra amiga que estaba con el celular. Esta otra amiga le dice que no fue, que se lo juraba por la madre”.

Entre los amigos, relata Gonzalo, estaba el hermano de la chica que sintió cómo le habían tirado del pelo. “Se reía pero del nerviosismo. Estaba muy nervioso: vio cómo se le movieron los pelos a la hermana, cómo se le movió la cabeza del tirón”.

La escena iluminada por los celulares encendidos y el fuego para calentar la olla con el guiso de arroz transcurría en las últimas tres carpas del camping de San Pedro de Colalao, a diez metros de la Escuela 44 Provincia del Neuquén (donde en noviembre de 2017 se intoxicaron 80 alumnos), un establecimiento separado del camping apenas por un alambrado, una escuela con ventanas como las que aparecen en la foto donde los chicos sonríen para la foto, ignorando lo que pasa atrás.



Los chicos sonrientes (desenfocados por pedido) y la ventana de la escuela atrás.

Intentando olvidar el tirón de pelo, explicando la mechoneada como alguna jugada jocosa de algún pícaro o pícara, Gonzalo pidió calma: “‘Nos calmemos’, les pedí a mis amigos. Yo no tengo miedo. Pero cuando pasó una hora, se estaba haciendo el guiso de arroz y ya estábamos más relajados, pero se estaba por largar a llover y cuando me puse a acomodar las cosas en la carpa, en ese momento, pasó lo que me causa más escalofrío. Sentí una voz aterradora, femenina, susurrándome: ‘Te va a tocar a vos’”.

Mientras se escriben estas palabras el cielo también empieza a desplomarse sobre Tucumán y acaba de caer un rayo que casi infarta a este humilde servidor. Dicho esto, prepárense para lo que siguió en San Pedro a través del relato de Gonzalo Estrade: “Me quedo paralizado del cuerpo por unos minutos. No sabía qué hacer. Hasta que no se me ocurrió otra cosa y empecé a correr para la entrada del camping. A oscuras, agitado, del miedo, corría. De verdad no creía nada al principio. Llegué y les digo a las autoridades del camping. Ahí es cuando me avisan que podía ser de la escuela que está a la par”.

“Alumbrabamos con linternas el camino. Y nos acompañan para tratar de tranquilizarnos. ‘No tengan miedo, son los últimos del camping’, nos informan. Y nos comentan que ahí en la escuela  ha muerto una maestra hace mucho tiempo. Ante este escenario nos trasladamos al baño porque se había largado la lluvia. Estábamos ahí hasta que una amiga, que no está acostumbrada a dormir en el piso, decide irse a dormir sola. Unos minutos después pide que vaya yo. Ya en la carpa, los dos solos, sentíamos ruidos que te juro que me daban ganas de llorar: venían desde dentro del aula”, relata Gonzalo, y le tiembla la voz cuando lo cuenta en detalle para el tucumano.

Ese ruido dio inicio a una serie de sonidos que empezó a creer: “Sentíamos un fuerte choque, como de bolillas: ¡tac! ¡tac! ¡tac! No paraban hasta que se calmó el ruido. Con mi amiga, en la carpa, aterrados, tratamos de ver unas cosas en el Facebook para relajarnos, pero empezamos a sentir pisadas en el pasto. Al principio pensábamos que era un animal, un sapo, algo. Me paro con miedo, las pisadas se escuchaban claritas, cada vez más cerca de la carpa, salgo a ver… y no había nadie”.

Pero la noche de horror no terminó ahí. El miedo continuó durante el lunes en cada uno de los nueve amigos y amigas que habían quedado solos en el camping de San Pedro de Colalao el último domingo a la noche. Y fue ayer martes cuando el terror los volvió a invadir: “El lunes tratamos de volver a nuestras actividades. Algunos descansaron, yo fui a trabajar. Pero el martes apareció el gran misterio. En el grupo de WhatsApp que tenemos, un amigo que no había ido con nosotros al camping empezó a mandar unas capturas de pantalla".
 
"Eran unos mensajes y una llamada perdida realizada el sábado a las 10 de la noche, un día antes de todo lo que nos pasó. Mi amigo recién el martes la vio y nos mandó eso. Nosotros en San Pedro no le pasamos el número a nadie. El mensaje decía que era la vicedirectora de la escuela 44. Ahí está el número borrrado en la captura, sabemos cuál es el número, pero no queremos ni llamar al teléfono, digan lo que digan, a esa llamada no la queremos responder”.