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Dos décadas sin el Maestro Avelino: "Fue sinónimo de alegría"

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Carlos Abel Gómez fue uno de los músicos más emblemático de Tucumán. Su legado familiar se mantiene vigente con su hijo Carlos y su nieto Javier: “Son 65 años de trayectoria sin parar”.

El maestro Avelino. (Crédito: gentileza Carlos Avelino Gómez)





Nombrar al Maestro Avelino en la provincia es sinónimo de muchas cosas. Para los tucumanos, es decir cumbia, fiesta, carnaval, casamientos, cumples de 15. Pero para su familia fue más que eso, “Fue sinónimo de diversión, de entrega profesional y de calidez”, como le dice su hijo Carlos Avelino a eltucumano.com, con el recuerdo latente de su padre, a 20 años de fu fallecimiento.


El 20 de diciembre de 1999 fue un día muy triste para la música tucumana. Carlos Abel Gómez fallecía y dejaba un legado tan grande que hoy arrastra 65 años de trayectoria musical sin parar, con 80 materiales discográficos, 15 discos de oro, 5 de platino y 3 doble platino: “El Maestro Avelino significa, con orgullo para los tucumanos, una tremenda leyenda musical”, recalca Carlos.


“Con su humildad y ritmos característicos llegaba no sólo al oído del público para moverse al compás, sino que también contagiaba alegría, desbordes de felicidad en cada show, porque tanto como artista y como en su vida personal fue admirable, ejemplar, y por ello muy respetado y querido. Hasta hoy en día, a 20 años de su fallecimiento la gente mantiene vivos recuerdos hermosos que los comparte con nuevas generaciones, o sea…”, agrega. 



¿Quién fue el Maestro Avelino?

“Fue un músico de alma, y pionero en formar una banda numerosa de músicos, allá por el año 54, cuando nació musicalmente. Desde entonces transcurrieron años de éxitos y realizaciones. Fue una Institución dentro de la música popular y galardonado con varios discos de oro, platino y doble platino. El Maestro, con su tesón, audacia, experiencia y pasión por lo que tan bien hacía, supo sobrevivir en un ambiente cambiante y difícil”, dice contento el hijo de uno de los músicos tucumanos más reconocidos en la historia.


Cuando cumplió 15 años, Don Avelino se mudó a Corrientes para estudiar música y formar, un tiempo después, su primera banda, llamada Doce Estrellas del Ritmo. Así comenzó a pisar poco a poco. Nueve años después retornó a Tucumán con un previo paso por Córdoba, donde nació su primer hijo, Abel.


Para todos, el Maestro era un innovador no solo en la música: “Incluso hasta en la vestimenta había innovado: él impuso a todos los músicos de la banda a usar trajes. Mi viejo era así; andaba siempre bien vestido. Creo que es lo único que nos obligó a hacer a mi hermano y a mí. ¡Si hasta en la casa andaba vestido con traje y corbata!", recuerda Abel Domingo, el mayor de los hijos del Maestro, en la crónica que realizó Juan Pablo Sosa para Tucumán Zeta.



Su imagen siempre presente

“Recuerdo tener cinco o seis años y que me lleve a un escenario, compartir toda su música con él. Me hizo muy feliz. Es donde le encontré sentido a la música y me di cuenta que era mi pasión. Desde ahí, todos los días que él salía a trabajar, a hacer cosas al centro, yo le sacaba los instrumento y me ponía a practicar, a investigar, a encontrarle el gusto”, relata Carlos sobre cómo comenzó con el legado familiar.


“Todo el repertorio lo iba ensayando sin que él se dé cuenta, hasta que con tan solo 12 años, que había cumplido, Lavan Orquera, el tecladista, se enferma. Ahí es cuando me dice ‘Carlitos tenés que ensayar todos los temas porque no puede tocar más y vas a tener que tocar vos’. Yo le contesté ‘Papá, no te hagas problema, yo me los sé a todos los temas’. Ahí es cuando se sorprendió y vio el interés que yo tenía para con la música. Ese fue mi debut en la banda, en el año 1989”, agrega.


Carlos comenzó tocando el teclado, pero Don Avelino quería que uno de sus hijos cante: “Y yo decía que no era lo mío, lo mío era el instrumento, el teclado. Y bueno, hoy en día soy el cantante y le encuentro la razón de porqué. En una banda el primer integrante que se te va es el cantante. Mi papá era inteligente y sabía por qué uno de sus hijos tenía que ser el cantante para no renegar en el día de mañana. Hoy en día lo estoy haciendo con mi propio hijo, Javier Avelino, que es el saxofonista de la banda”.



Las tres generaciones de Los Avelinos y sus 65 años en la música

Carlos relata cómo su hijo comenzó a meterse desde chiquito en el mundo de la música: “Tenía cuatro años apenas cuando muere mi papá y años anteriores a su fallecimiento compartían mucho. Le había regalado un saxofón de juguete y lo imitaba en la casa, hacía todos sus gestos. Mi papá le decía que tenía que ser el saxofonista el día de mañana y hoy en día ocupa ese lugar tan importante que dejó el Maestro Avelino tocando el saxo”.


Además del ritmo y la alegría, Avelino es sinónimo de Atlético Tucumán. “Hincha decano a muerte. Hoy en día, si mi papá estuviera en vida, lo feliz que sería al ver a Atlético a dónde está ahora. Grabó en 1975 la primera marcha. Luego en el 94 se la volvió a grabar, ya conmigo, con los Avelinos. Y hace un año, año y medio lo volvimos a hacer, porque los Avelinos es Atlético”, sentenció Carlos Avelino Gómez.