Los zombies le dieron vida a la tarde dominguera de Tucumán
¡QUÉ MIEDO!
La caminata de los muertos-vivos rompió con la rutina del último día del fin de semana en el centro y las plazas Urquiza e Independencia se llenaron de personajes terroríficos. Lo lúdico se mezcló con una causa solidaria una vez más en la décima edición del evento. Mirá en imágenes cómo fue el encuentro.

¡Zombies!, los protagonistas del domingo.
Guasones y catrinas. Sangre. Lastimados. Cuchillos. Caras pálidas. Risas. Padres e hijos. Amigos. Abuelas y nietas. Esos ingredientes y otros comenzaron a mezclarse poco después de que arrancara la siesta de este domingo en la plaza Urquiza. Con el paso de las horas, el grupo fue agrandándose. Y cuando la luz natural comenzó a desvanecerse, comenzaron a marchar sobre 25 de Mayo, para sembrar el terror y la diversión en plaza Independencia. En el festejo de su primera década la Zombie Walk fue un éxito.
Jorge Gaete, uno de los organizadores de décima edición de la Zombie Walk, explicó que la iniciativa surgió en 2009 "imitando las movidas que hay en todas partes del mundo en relación a Halloween". Si bien el evento hace alusión a los muertos vivos, los disfraces están atravesados por temáticas más amplias relacionadas con la cultura popular. Hay personasjes de series animé, ciencia ficción y terror, entre otros. La iniciativa, explicó, tiene que ver con "la idea de disfrazarse, salir de lo cotidiano e impresionar a la gente". "Al día de hoy nadie se asusta, pero muchos entran en el juego de sacarse fotos y darse cuenta que Tucumán también es de esas ciudades en las que podés salir a pasear y encontrarte algo fuera de lo común", evaluó.
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"Si bien es parte de una cultura importada, creo que es lo único que hay en Tucumán con una fecha fija que podés cortar la calle, con colaboración de los agentes policiales, y jugar, hacer una intervención teatral. Es colectivo, se organiza como una flash mob a través de las redes sociales y de repente estamos acá", agregó. El organizador, además, valoró especialmente la actitud de los padres, a los que quizás no les atrae tanto el mundo de los zombies, pero que de todas formas se prenden por sus hijos y recuperan las ganas de jugar. En ese sentido, señaló Gaete, lo lúdico es central en la propuesta. Por último, invitó a la reflexión. "El concepto de zombies si bien lo entendemos como muertos vivos, por ahí veo gente trajeada con un maletín o gente que uno cruza en el centro con cara de piedra y vos decís '¿qué tan vivos están?'".

Amigos que dan miedo
Maquillaje profesional, amigas, abuelas y más
Lautaro Exequiel Paz tiene 15 años. Recibió su diploma de maquillaje artístico de terror hace algunas semanas. En el ómnibus que lo llevó desde Villa Mariano Moreno hasta la plaza Urquiza todos lo miraban. Lógico: ensangrentado, con la cara herida y un ojo colgando de una de sus manos, no era para menos. Llegó temprano y muchos le pidieron posar.

Aldana y Macarena, dos amigas, también se dieron cita en la plaza. "Por lo general nos juntamos dos horas antes de salir y hay chicas maquillando antes de la marcha", contaron. "Yo estuve reciclando toallitas húmedas de bebé, sólo compré témperas y plasticola para adherir el maquillaje, se puede usar labial y sombras", comentó una de ellas. Sobre los cuestionamientos y críticas que genera el festejo, Macarena comentó: "Me parece estúpido que se insulte algo traído de afuera porque somos consumidores del capitalismo, consumimos cosas del extranjero todo el tiempo, entonces criticar una fiesta porque supuestamente viene de afuera no tiene sentido, si están usando maquillaje o comiendo comida o viendo series de otros países también".

Silvina, una de las mamás que llegó a la caminata zombie con su hijo explicó que llevó a Fausto, su niño, porque lo enloquecen los zombies. "Tiene cinco años y le encantan, juega a los videos de zombies, no sé por qué lo enloquecen. El año pasado le daban miedo, ahora no, nos pedía que lo traigamos a la fiesta. A mí me gusta que venga", compartió. "Es para que se diviertan, socialicen, no es nada violento, los chicos mismos los maquillan", agregó. Además, destacó el valor de que se trate de una actividad con un trasfondo solidario, ya que se realizó una colecta de alimentos y ropas para ayudar a quienes lo necesiten.

A Fausto lo pintaron cuando llegó a la plaza. Toda la tarde hubo largas filas de niños que esperaban que las y los maquilladoras le pusieran el toque terrorífico que ameritaba la reunión.
Liliana, con sus 61 años, no dudó en disfrazarse cuando su hija mayor le comentó del evento. Fue pintada, con la cara pálida y algo de sangre -artificial, por supuesto- al igual que su nieta. "Es un ambiente hermoso, la gente linda, con buena predisposición. Es lindo compartir un momento con la familia, en mi caso con mi hija y mi nieta, me parece extraordinario", valoró.

Milagros Santillán, al igual que otras familias, cargó el coche con su bebé y a su sobrina Morena. "Me encanta esto, por más que la gente diga que es una costumbre de Estados Unidos los niños vienen y se divierten. A pesar de la pequeña lloviznita vale la pena venir y pasar un rato diferente con los chicos. Te piden fotos, o vos le pedís fotos a alguien y por ahí les preguntás de dónde son y quizás es tu vecino y no lo reconocés", describió.

Después de una siesta de encuentros, flashes y charlas, los zombies, catrinas, guasones y demás personajes comenzaron la organización para partir hacia la plaza Independencia. Ya sin luz natural, en cada esquina, hubo enfrentamientos -actuados, por supuesto- entre un grupo uniformado y los muertos-vivos que avanzaban imparables entre carcajadas y a las corridas. Así llegaron para invadir el centro ante las caras de sorpresa que los miraban desde los bares y los autos en un domingo de lluvia en el que los zombies le dieron vida a la tarde del microcentro tucumano.
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