Un libro para que los taficeños descubran sus orígenes
Historia tucumana
Esta noche se presenta en Tafí Viejo la obra del investigador Luis Caro Zottola que indaga en la genealogía de los primeros habitantes de la localidad. ¿Tus ancestros son taficeños de pura cepa?

La familia de José Luis Padilla y Ascensión Velardez, descendientes de la primera cepa taficeña, foto de la década de 1940.
Desde adolescente, el investigador de CONICET y abogado, Luis Caro Zottola conserva una obsesión: cuando se cruzaba con algún familiar o vecino de Tafí Viejo le preguntaba por sus ancestros ¿Quiénes eran? ¿De dónde habían venido y qué hacían en esa tierra de limones y vagones? Sus abuelos maternos habían llegado de Italia, pero en la rama paterna, su tía abuela María Luisa Padilla solía responder a esa pregunta de manera tajante: “Nosotros no hemos venido de ninguna parte porque somos taficeños de pura cepa”. Ese fue el origen de esta larga investigación en la genealogía de los primeros habitantes de su tierra y el título del libro que presentará este miércoles a las 20 en la Hostería Municipal de Tafí Viejo. La presentación de la obra estará a cargo del intendente Javier Noguera.
“La identidad taficeña tiene un ADN multicultural. Los habitantes de Tafí son bajados de los barcos, pero también de las montañas”, reflexiona Caro Zottola para dar cuenta del origen de los primeros habitantes de la localidad donde se mezclan raíces indígenas y españolas. Ese es el punto de partida de “Taficeños de pura cepa. Aportes desde la genealogía para la historia e identidad de Tafí Viejo”, el libro que refleja los resultados de una investigación en la que estudió distintos registros como actas de bautismo, de matrimonio y de defunción que se encontraban archivadas. Ahí descubrió que la primera mención a la localidad como Tafí Viejo se remonta a un documento de 1770.

Una de las cuestiones que ayuda a desmitificar esta obra es el famoso lugar común que establece que Tafí Viejo nació como villa veraniega. Según explica el investigador, esta expresión niega un rico pasado que identifica al pueblo. La creación de la villa veraniega fue la realización de un importante proyecto urbanístico dentro de un pueblo ya conformado que inició su desarrollo más de un siglo antes de la creación de la “estación veraniega”. Como se aclara en el mismo proyecto de ley presentado, se trata de la creación de una villa veraniega “en Tafí Viejo” y su área está perfectamente limitada entre las actuales avenidas Roca, Perú, Alem y Sáez Peña, en una extensión de 80 hectáreas, es decir, mucho menor que de lo que comprende y comprendió el pueblo de Tafí Viejo.
La imagen de la tapa del libro refleja ese origen marcado por el carácter pluricultural. Según constata la investigación, después de la expulsión de los jesuitas del continente en 1767, los primeros compradores de las tierras de Tafí Viejo fueron los hermanos Juan Clemente Méndez y José Martín Méndez, hijos del Capitán Clemente Méndez de los Reyes, quien era un hacendado importante con contactos políticos, religiosos y políticos. La particularidad es que Juan Clemente figura en los registros parroquiales como indio, y su hermano José Martín como español. La condición indígena de Juan Clemente Méndez y de su esposa Agustina Heredia, es confirmada en un acta de bautismo de 1781 de la Iglesia Nuestra Señora de la Encarnación, actualmente Iglesia Catedral. Hasta esos registros y esos documentos se remonta Caro Zottola en su investigación.
“Creo que es un aporte a la identidad taficeña. Somos un conglomerado de imigrantes, pero con una base indígena. Es un aporte para que cada uno pueda reconstruir su propia historia familiar”, destaca el investigador. El libro vuelve en sus páginas a revisar el primer censo nacional de 1869, realizado en el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, para identificar a las primeras familias nativas de Tafí Viejo. Se trata de 320 personas que integran 54 familias: los Vaca, Padilla, Fernández, Velárdez, Ríos, Martínez, Chavarría, Romano, Mena, Velis, Gómez, Rocha, Cuenca, Alzogaray, Sosa, Laza o Lara, Alderete, Sánchez, Aparicio, Ponce, Juárez, entre otros.
Recién en el segundo Censo Nacional de 1895 se encontrarán las primeras familias de inmigrantes. como las provenientes de Austria como la familia Marsilli, Vidas, Zar, Briccio y Manistar; de Francia como losKreyenbulh, Delaquier, Piebou, Jeul, Astie, Roy, Ficher, Morlet, Condina y Buscez o Busqués; de Italia como las familias Martinei, Perleon, Matiussi, Hilario, Morandi, Goradini, Francisas, Perlisa, Bisma, Pastinino, Otonello, Gadina, Rogi, Morandini y Bellini; de España como los Estapé y Rodríguez; de Bolivia como algunas familias Jiménez y Pérez; de México como los Rivera. Para entonces ya son 904 habitantes que integraban 169 familias. Ellos serán testigos de la construcción en 1902 de los gloriosos Talleres Ferroviarios, y luego de su apertura en 1910.
Luis Caro Zottola demuestra así que no todos somos “hijos de los barcos” como se ha llamado a los hijos de inmigrantes que formaron aquel país que se definía como un crisol de razas. Su obra es parte de una curiosidad personal y profesional que lo ha llevado a preguntarse por el origen y la historia de aquellos primeros taficeños; los taficeños de pura cepa, como los llamaba su tía.
