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"¡Mirá! ¡El Momo!": el titiretero que viaja hace 29 años llegó a Tucumán

PARTE DEL PAISAJE

Hace casi tres décadas, dejó su Río Negro natal y partió a recorrer Latinoamérica. Ahora está en Tucumán y piensa quedarse un tiempo en la región. Mientras busca espacios para dar funciones, vende las piezas talladas en goma espuma. Dinosaurios, cocodrilos, duendes, piratas y hasta Caperucita Roja aparecen en el paño que exhibe en la peatonal Congreso.

El Chino Rodríguez anda por el mundo desde hace 29 años con sus títeres a cuestas.





Hace 29 años, el Chino Rodríguez arrancó su viaje desde el sur con sus títeres a cuestas. Con ellos llegó hace algunos días a la peatonal Congreso. Y piensa quedarse por la región al menos algunos años para conocer las provincias que la componen. Durante la estadía, piensa hacer lo suyo: vender las figuras que cobran vida en las manos por un lado y dar funciones para grandes y chicos.


Casi tres décadas atrás, el Chino emprendió un viaje con amigos, pero el grupo se disolvió y él siguió solo. Primero, sólo hacía funciones con los títeres, pero desde hace 12 años comenzó también a hacer algunos para venderlos y, así, lograr un ingreso extra. 

El titiritero propone obras para niños, pero también para adultos, como "Osobuco soberbio a la parrilla", una obra de Roberto Espina. En su repertorio, también hay otros autores, como el reconocido titiritero argentino Javier Villafañe. Con sus muñecos, también cuenta leyendas mapuches y tehuelches, entre otros relatos que hacen a la cultura popular del país. "Son todos temas de alguna forma que tienen que ver con un contenido social", destaca en diálogo con eltucumano.com.


Mientras habla, el paño lleno de títeres de guante ubicado en la primera cuadra de la peatonal Congreso llama la atención de niños y grandes. "¡Mirá! ¡El Momo!", exclaman algunos niños y adolescentes al ver al tenebroso personaje luego de salir del colegio. También hay personajes alegres y clásicos, como Caperucita Roja y el Lobo Feroz y otros populares entre los más chicos, como cocodrilos y dinosaurios.

"A veces me lleva lo mismo hacer un títere chiquito que uno grande; uno grande a veces es más fácil que hacer uno chiquito porque quizás no tiene tiene tantos detalles", relate sobre su producción. "Un duende necesita un gorro, pelo, un pañuelo; eso hace que tardes más que en hacer un dinosauro", ejemplifica.


En cuanto a su intención de instalarse en la región por algunos años, el artista cuenta que como le faltan conocer algunas provincias y como "por ahí obras de títeres no llegan tanto" al interior, aspira a llevar las suyas a escuelas y otros espacios.  "Casa no tengo, el mundo sigue girando... Me lo estoy tomando con soda, no tengo ningún apuro, vine para estar un par de años en la zona y conocer un poco la gente", comenta. "No está mal venir a conocer la Casa de la Independencia, que es lo turístico, pero a mí me gusta ir, conocer los barrios, los pueblos, estar con la gente, comer lo que se come en la zona, poder compartir un poco más de lo que usualmente se comparte", agrega.



Títeres, una alternativa para jugar en las vacaciones de invierno

Las vacaciones de invierno están cerca y muchos padres comienzan a plantearse qué hacer conn sus chicos en el tiempo libre. El artista asegura que los títeres sirven de entretenimiento durante horas y hacer que los niños -y también los grandes- se olviden un poco del celular. 

"Hace 3 días me compré un teléfono que tiene whatsapp y todavía no lo entiendo", confiesa el titiritero. Y comenta que cuando los más pequeños agarran el guante para darle vida a alguna figura, se desconectan de la tecnología para desplegar la imaginación. 

"Entiendo que hay ua sensibilidad que rescata el títere. El celular es aburrido en cierta forma, no va a poder competir con el títere por la expresión del muñeco que se mantine vivo todo el tiempo.
El celular tendrá juegos, pero no deja de ser una máquinita que tenés en la mano", reflexiona el artesano, que destaca que estos muñecos hacen desplegar"la imaginación, la improvisación y juegos teatrales". 

"La gente que empieza a meterse en el mundo del títere y dice 'yo de esto no sabía nada' y se empiezan a enamorar", agrega para aclarar que no es una cuestión exclusiva de niños. "Por algo tienen miles de años, se han encontrado en ruinas de Egipto. Hubo muñecos artículados durante toda la historia en sus distintas formas. Uno de los primeros títeres artículados los usaba la iglesia", señaló.


Finalmente, entre expresiones de sorpresa o de curiosidad de los transeúntes de la Congreso, el Chino remarca que pese a estar vendiendo sus creaciones, el es, ante todo, titiretero. "Mi objetivo es poder llegar con los espectáculos a escuelas, jardines o teatros", anhela a unos metros de la Casa Histórica el recién llegado a Tucumán.