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"Le dijeron que no podía": la increíble historia de Fernando Quiroz, determinación y pasión en el fútbol tucumano

HISTORIAS DE ACÁ

Nacido sin su brazo derecho, Fernando no ha permitido que su discapacidad lo detenga en su camino hacia la realización de su sueño: ser futbolista profesional. Su historia es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, la importancia del apoyo familiar y la capacidad de superar obstáculos aparentemente insuperables. | Por Jadir Hisa

Fernando Quiroz en Sportivo. Foto: gentileza Jadir Hisa.





Fernando Quiroz, un joven de 21 años, es un ejemplo de determinación y pasión por el fútbol tucumano. Nacido sin su brazo derecho, Fernando no ha permitido que su discapacidad lo detenga en su camino hacia la realización de su sueño: ser futbolista profesional. Su historia es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, la importancia del apoyo familiar y la capacidad de superar obstáculos aparentemente insuperables.

Desde niño, Fernando se enamoró del fútbol. A los 6 años, comenzó a dar sus primeros pasos en una escuelita de fútbol dirigida por su tío, llamada Atsa. Su pasión por el deporte era tan grande que se convirtió en su motor, impulsándolo a seguir adelante a pesar de las dificultades que se le presentaban.

Su camino no fue fácil. A los 8 años, Fernando se enfrentó a un momento crucial en su vida: la gente dudaba de su capacidad para jugar al fútbol con una sola mano. Le dijeron que era improbable que pudiera llegar a jugar profesionalmente, que su discapacidad lo limitaría. Sin embargo, Fernando se negó a aceptar esa realidad. Su determinación era inquebrantable, su pasión por el fútbol lo impulsaba a encontrar la forma de adaptarse, de superar los obstáculos que se le presentaban. Con el apoyo incondicional de su familia y amigos, Fernando se dedicó a entrenar con muchas ganas, buscando formas de compensar la falta de su brazo derecho. Su familia, fanáticos del fútbol, siempre lo acompañaron en su camino, llevándolo a las canchas a ver partidos, enseñándole a jugar y apoyándolo en cada paso de su carrera.

Fernando se adaptó al juego de una manera asombrosa. Aprendió a usar su brazo izquierdo con una destreza y velocidad increíbles. Desarrolló una técnica para parar y dominar la pelota con su pie izquierdo que lo convirtió en un jugador ágil y versátil.

Aprendió a usar su cuerpo para proteger la pelota de los oponentes, convirtiéndose en un jugador estratégico y eficiente. Y, por último, trabajó incansablemente en su condición física, logrando mantener el ritmo del juego durante todo el partido. Su determinación y su talento no pasaron desapercibidos. Fernando se unió a las inferiores del club San Martín, donde jugó durante cuatro años. Sin embargo, un año de ausencia de las canchas, debido a una lesión, lo obligó a volver a empezar desde cero. Le costó recuperar la velocidad que lo caracterizaba, pero su perseverancia lo llevó a regresar al fútbol.

Fernando jugó en el club Tucumán Central, donde se desempeñó en la reserva durante un tiempo. Su talento y su esfuerzo lo llevaron a debutar en primera división en un partido contra Ñuñorco. Luego, fue cedido a préstamo a Central Córdoba, donde demostró su valía y regresó a Tucumán Central.

Su talento y su pasión no pasaron desapercibidos. El director técnico Manuel Acosta lo vio jugar y lo invitó a formar parte del equipo de Sportivo Guzmán. Fernando aceptó con entusiasmo, listo para enfrentar nuevos desafíos y seguir creciendo como futbolista.

En Sportivo Guzmán, Fernando encontró un equipo con un gran futuro. Le gusta el compañerismo del equipo, el apoyo que se brindan los jugadores entre sí y el esfuerzo que ponen para ganar. Fernando se ha adaptado perfectamente al equipo, trabajando duro para mejorar y para contribuir al éxito del club.

Quiroz no solo es un ejemplo de superación, sino también un jugador con un talento innato. Su posición en la cancha es la de delantero o volante por derecha. Se caracteriza por su velocidad, su habilidad para regatear y su capacidad para marcar goles. Su ídolo es Lautaro Martínez, el delantero de la selección argentina, aunque reconoce que su estilo de juego es diferente: Lautaro tiene más potencia, mientras que Fernando destaca por su velocidad.

Fernando tiene un futuro brillante por delante. Su objetivo principal ya se cumplió: debutar en primera división. Ahora, su mirada está puesta en el siguiente objetivo: lograr el ascenso al Torneo Regional Federal con Sportivo Guzmán o con algún otro club argentino. Su ambición es llegar lo más lejos posible en el fútbol, dejando una huella imborrable en el deporte tucumano.

El camino de Fernando no ha sido fácil. Ha tenido que hacer muchos sacrificios: dejar de lado a cumpleaños familiares, a salidas con amigos, a momentos de esparcimientos . Ha tenido que entrenar con calor, con frío, con lluvia, siempre con la misma pasión y la misma determinación. Pero Fernando nunca se ha dejado llevar por la negatividad. Se mantiene motivado, concentrado en su futuro, trabajando incansablemente para mejorar sus habilidades y superar sus errores. Su fortaleza mental es tan grande como su talento deportivo.

Este chico es un ejemplo de que la pasión por el fútbol puede superar cualquier obstáculo. Su historia es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, la importancia del apoyo familiar y la capacidad de superar los desafíos que se presentan en el camino hacia la realización de los sueños. Fernando es un jugador con un futuro brillante por delante, un ejemplo inspirador para todos aquellos que sueñan con alcanzar sus metas.

Su historia es un mensaje de esperanza para todos aquellos que se enfrentan a dificultades en su camino. Fernando demuestra que con determinación, pasión y apoyo, cualquier obstáculo puede ser superado. Su historia es un ejemplo de que el fútbol puede ser una herramienta para la superación personal, para la integración social y para la construcción de un futuro mejor.

Es un jugador con un corazón gigante, un talento excepcional y un futuro prometedor. Su historia es una fuente de inspiración para todos aquellos que sueñan con alcanzar sus metas. Fernando es un ejemplo de que la pasión por el fútbol puede cambiar vidas, puede transformar sueños en realidad. Es un ejemplo de que el fútbol es mucho más que un deporte, es una pasión, una forma de vida, un camino hacia la realización de los sueños.