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"Una obra maestra": el día que un tucumano escribió la página más brutal y hermosa del fútbol argentino

Deportes en el recuerdo

Se cumplen 18 años del día en que Juan Krupoviesa ejecutó la acrobática falta que hoy es ponderada como la mejor patada de la historia de nuestro fútbol y que para algunos amerita un feriado nacional: “Me sigue emocionando”.





Dicen que la letra con sangre entra. La frase, que se le atribuye a Domingo Faustino Sarmiento, es tal vez la síntesis más perfecta de la forma en que Juan Krupoviesa supo esculpir su nombre en la historia grande del fútbol argentino hace exactamente 18 años atrás. Y aunque no se trate de una jugada individual ni de un gol extraordinario, la acción del ex futbolista tucumano ha logrado perpetuarse en la memoria de los hinchas como una de las páginas más brutales y, a la vez, más hermosas, del deporte en estas tierras. Tan salvaje como atlética. Tan violenta en su ejecución como poética en el recuerdo. Tan rústica como perfecta. Espontánea y, su vez, con la grandilocuencia propia de los sucesos destinados a la eternidad. No en vano la llaman la mejor patada de nuestro fútbol y, cada año, la efeméride devuelve a los futboleros a nostalgias cargadas de ensoñaciones con viejos tiempos mejores que ya no volverán. Gloria y loor al tucumano y su obra maestra. 

Volvamos ahora 18 años atrás al Clausura 2006 cuando el Boca de Alfio Basile recibía en una Bombonera repleta al River Plate de Daniel Alberto Passarella. El contexto del encuentro, el peso de los nombres involucrados y las vicisitudes del partido (Boca terminaría con nueve por las expulsiones del tucumano y de Roberto Abbondanzieri) bastarían para calificar al suceso como épico. Sin embargo, en los anales del fútbol autóctono, ese partido es recordado como “el de la patada de Krupoviesa”. Vale recordar: el xeneixe perdía por un gol del Tecla Farías al final del primer tiempo y todo se encaminaba para una derrota del local, pero llegaría el milagroso empate en el minuto 88, tras un penal convertido por Martín Palermo. La jugada la había fabricado un recién ingresado Guillermo Barros Schelotto. Punto fundamental en la carrera al título de ese Boca del Coco Basile. 

Pero nos detengamos ahora en ese instante que quedaría grabado a fuego en la memoria del hincha:  Rolfi Montenegro gana de cabeza una pelota en la mitad de la cancha y se dirige en soledad hacia el arco de Boca cuando, con el jugador riverplatense en el aire intentando controlar la pelota, Krupoviesa se lanza con enjundia y precisión samurái para impactar un planchazo contundente, brutal, letal, criminal y de perfección inaudita en su vehemente ejecución. El tucumano se retira expulsado de la cancha con el clamor que baja de las tribunas como la más maravillosa de las músicas. Lo que sigue después es historia, veneración y recuerdo. 

"Creo que no le quedaba otra a él, yo había tirado la pelota larga y ya me iba solo contra el arquero. Lo bueno dentro de todo fue que me agarró en el aire, porque si me agarraba con la pierna firme en el piso iba a ser mucho peor. Igual a mí cuando me preguntan, yo digo que me dolió mucho más la caída, porque caí de espaldas y con la cabeza, que la patada en sí", recordaba el victimario la vehemente falta que lo tendría como protagonista secundario. 

Por su parte, el tucumano evita referirse a aquel episodio que fue un parteaguas en su carrera. Si bien el defensor consiguió cuatro títulos internacionales, entre ellos una Libertadores, y tres locales con los colores de Boca Juniors, su nombre continúa asociado a aquella patada. "La gente de Boca me recuerda la fecha como si fuera mi cumpleaños, pero fue una circunstancia del partido y nada más", trató alguna vez de minimizar el suceso, aunque ya es demasiado tarde: la patada a Montenegro se ha constituido en un patrimonio intangible del fútbol argentino. 

Como cada 26 de marzo, ante una nueva conmemoración de la falta, los hinchas se vuelvan a las redes para recordar la patada.  “Me enamoré del fútbol por dos cosas, por la pasión que me transmitió mi padre y por la voladora de Krupoviesa”, confesó en X el usuario @GerZumo. “Me sigue emocionando como cuando la vi en vivo”, sintetizó @LuisitoCabjTw. “¿Cómo no es feriado nacional?”, se pregunta @guille_17GnR.

“Es una obra maestra”, pondera @2024Malvinas. “Arte en su máxima expresión”, expresó Erwin Romero. “No cualquiera puede pegar esa patada, hay que tener técnica”, dijo @Brunox48201116. “Que animal hermoso. Le pertenezco señor Krupoviesa”, escribió Pablo

Obra de arte para muchos, acción criminal para otros. Memorable para los hinchas y parte de un pasado oprobioso para el protagonista que, quiera o no, supo imprimir la marca de sus tapones en la historia grande del fútbol.