Hasta cuándo: la pregunta que acompaña el regreso de los hinchas de San Martín
La derrota en la cancha habita con el triunfo en las tribunas, pero no alcanza. Un tema difícil de tratar para el Pueblo Ciruja, pero del cual hay que hablar para que no se repita | Por Alfredo Aráoz

Local como siempre. No alcanza. Foto: CASM Oficial.
"Cómo olvidarme de aquel día…”, retumba en Córdoba. Van 26 minutos del segundo tiempo, San Martín pierde 2 a 0 contra Racing y más de 10 mil hinchas conmueven al país, silencian al quinto grande y cantan como si nada más importara en el mundo.
Como si no importara ni el frío, ni la lluvia, ni la mentira a la jefa ni el portazo al jefe, ni la promesa a la pareja ni el favor al prestamista, ni la madre ni los chicos, ni la heladera ni las vacaciones, ni las 30 lucas que ahora no sabés cómo vas a hacer para devolver, con suerte, la semana que viene.
Los hinchas de San Martín cantan como cantan en Córdoba porque es lo único que pueden hacer. Empujan, aturden, ensordecen. Hasta parece que el descuento de Dening es de ellos. Pero no. No juegan los hinchas dentro del campo de juego. Todavía no.
Cantan como si no les importara nada y hay muchos a los que de verdad no les importa más nada que haber estado ahí, que haber dejado literalmente todo por estar ahí, pero todo, ¿eh?
El problema, uno de los problemas, es cuando te das cuenta que no alcanzó, que con tu aliento no alcanza. Calculá si alcanzara dónde estaría San Martín. Haciendo números, a muchos hinchas tampoco les alcanzaba para ir a Córdoba, pero fueron igual.
El tema es que a los jugadores de San Martín también les alcanzaba para ganarle a Racing, porque estaba para ganarlo, porque estaba para clavarlo, porque los apurabas un poco y volvías con el cheque, pero el planteo despilfarró otra noche para alegrar a un corazón golpeado que lleva cinco años sin alegrías.
Que Frontini y los jugadores nuevos no tengan nada que ver con media década de frustraciones es falso: todos saben adónde llegan cuando llegan a Ciudadela y el que no lo entiende se va sea quien sea, sea el técnico ideal para el ascenso o sea la figura de la noche. Pero eso, en todo caso, es problema de los jugadores y se resuelve con trabajo puertas adentro y con la autocrítica que debe habitar en Bolívar y Pellegrini desde este jueves. Porque que se entienda: no alcanza con tirar las camisetas transpiradas a la tribuna para seguir como si nada hubiera pasado.
Aquí, el problema que plantea la noche de Córdoba, es un tema más difícil de tocar y es un sentimiento que atraviesa a la hinchada de San Martín enamorada de la propia hinchada de San Martín. ¿Cómo olvidarte de aquel día? ¿Cómo olvidarte cuando conociste al amor de tu vida? Claro que no se puede. ¿Cómo no enamorarte del sacrificado, del ciruja, del infiel, del bardo, de la garganta ronca, del vaciá, del vení, del una más, del faltazo, del Ciudadé? Claro que no podés rechazar lo que llevás en las venas.
Ahora, ¿alcanza? Por supuesto que todo el esfuerzo vale la pena, ¿pero alcanza? Hasta cuándo San Martín va a seguir enamorado solamente de lo que pasa en las tribunas? Ya preguntárselo puede generar una ola de puteadas sin final. Pero hay que preguntárselo. Es necesario preguntárselo. Si lo decís en voz alta, te miran de reojo. Si lo gritás en la Pellegrini te pueden llegar a pegar una mano, pero en el fondo sabés que algo de razón hay.
“San Martín fue local en Córdoba y llevó más de 10 mil personas”, “Una locura la cantidad de hinchas de San Martín en Córdoba”, “Impresionante la hinchada de San Martín”, “El país habla de la banda que metió San Martín en Córdoba”. Titulares así se van a encontrar en todos los medios. Sí. ¿Y? Es el titular de un diario, pero no es una noticia. ¿Cuál es la noticia de que San Martín reviente Córdoba? Lo hace desde que cayó la primera naranja en el Abasto. No hay novedad.
Basta de asombrarse con lo que hacen los hinchas porque es fantástico, porque es histórico, porque es conmovedor, porque es pueblo, porque es carnaval, porque es San Martín, porque esto es San Martín, pero no alcanza. Esto no es solamente San Martín. San Martín es mucho más que tribunas reventadas de gente, San Martín es mucho más que protagonizar la B, San Martín es mucho más que todo lo que se está haciendo y que bienvenido sea de una vez por todas. Pero no es solamente eso.
Quizás lo único que sirva de la triste derrota de anoche en Córdoba por la Copa es terminar de conformarse con el vaso medio lleno y embriagarse con un equipo que se anime a lo que la historia le demanda: ser protagonista en todos lados, jugar en Primera, pelear campeonatos, hacer de todos los arcos los arcos de los milagros, vivir noches épicas, vivir mañanas felices, dejar la cancha exhausto, pero feliz, con ese sentimiento que te acompaña, con eso que no te olvidás desde aquel día.