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Defensa bajas y mucha bronca: Atlético Tucumán necesita un golpe de timón ya

ANÁLISIS DECANO

Del golazo de Coronel al error de Cabral y las dudas de un equipo con la mandíbula de cristal. Pusineri conduce el barco y de él depende. A poner el pecho y capear el temporal, que El Deca se juega mucho el viernes que viene.

Cabral despeja ante Loaiza. Mala noche del zaguero. (Foto: Fernando Gens)





No podría arrancar peor la semana. Ya es lunes, llueve, hace frío, hay que madrugar y laburar y -por sobre todas las cosas- volvió a perder Atlético Tucumán. Y volvieron a pasar esas cosas que vienen pasando y que te dan tanta bronca, y te hacen agarrarte la cabeza y querer romper todo esta noche de domingo que ya se hizo lunes. El Gigante del Norte mira con preocupación la tabla anual y la de los promedios también, y se impone un golpe de timón urgente en 25 de Mayo y Chile.

La victoria agónica ante Arsenal amagó con devolver la esperanza a todo el Pueblo Decano, pero una golondrina no hace verano. Atlético salió a jugarle de igual a igual a Lanús en su cancha y eso se aplaude. Nobleza obliga, el equipo de Lucas Pusineri estaba dando pelea, tuvo un primer gol de Marcelo Estigarribia que fue anulado por fuera de juego y luego sí encontró la ventaja en la bomba de Mateo Coronel.

Qué jugador El Picante Coronel, el 37 del Decano, el que se puede inventar un gol casi de la nada misma: Adrián Sánchez presionó, Estigarribia pivoteó y la pelota le quedó servida a Coronel, que se amacó y esperó hasta encontrar el remate. Un toque, dos toques, cinco veces tocó la pelota el 37 antes de sacar una bomba al ángulo de Acosta, que reventó la parte lateral de la red y las gargantas de todo Tucumán, porque El Deca pisaba fuerte en La Fortaleza de la mano del más picante.

Pero nunca es justa la felicidad. Apenas unos 10' le duró la alegría al Pueblo Decano cuando un pelotazo -a priori- inofensivo partió del pie de Esquivel en campo de Lanús. Un roce de Kociubinski desacomodó a Cabral, que tenía la situación controlada, hasta que se llenó de dudas y se le vino la noche encima.

"¡¡¡Sacalaaaaa!!!", le gritaste. Pero no alcanzó. El zaguero osciló entre jugar para Marchiori, cubrir la posición o intentar un pase imposible que terminó de la peor manera. Sus compañeros le dan apoyo mientras vos puteas a los cuatro vientos y Pepo De La Vega festeja el 1-1, mientras la imagen del central rodando tiene destino de meme.

Y ahí todo se fue a la mierda. El local se vino con todo al ataque y estaba cantado lo que iba a pasar, porque este equipo tiene la mandíbula de cristal y estos golpes suelen ser lapidarios. Otro pase de Esquivel, centro de De La Vega -una pesadilla para Tesuri y Orihuela, según la ocasión- y gol de Loaiza para dar vuelta la historia.

Te ilusionaste con una remontada, pero la ilusión se esfumó cuando viste el nuevo error de Cabral en la primera jugada del segundo tiempo. Se esperaba que Atlético extrañe a Bruno Bianchi, un verdadero símbolo Decano; a Nicolás Romero, el zurdo que se ganó su lugar y es presente y futuro; hasta a Marcelo Ortiz, que base a su entrega se afianzó como stopper derecho. Pero nunca nadie pensó que podía extranarlos tanto.

Lanús se replegó para liquidarlo de contra. Pusineri mandó a la cancha al Bebe Acosta y a Maestro Puch, el pibe de Selección, pero la historia ya estaba escrita. Los zagueros, Acosta, Pereyra, se pasaban la pelota sin encontrar por dónde entrarle a la pared Granate. Lema ganó todo por arriba, Belmonte cortó todo por el medio y el trámite se les hizo cada vez más cuesta arriba a los de Pusineri, que se quedan sin herramientas cuando deben protagonizar e ir al ataque ante un rival agazapado.

Casi se lleva Atlético un empate milagroso cuando El Bebe Acosta derribó la resistencia de Lanús con un pase entre líneas a pura clase, para encontrar a Braian Guille entrando por derecha al área, pero el zurdo la cruzó con su pierna menos hábil buscando al arco o a Estigarribia: la pelota cruzó el área y el centrodelantero voló y voló pero no pudo conectar y acariciar la gloria. No hay empate milagroso, esta noche no es Celeste y Blanca.

No te alcanzan las puteadas, la bronca es incontenible. Mirás la tabla y es peor todavía. La situación de Atlético ya no se aguanta y El Pueblo Decano demanda y merece respuestas. El Deca necesita ya un golpe de timón, un volantazo, un giro que renueve esperanzas en 25 de Mayo y Chile. San Pusineri supo hacerlo, pero 2022 queda cada vez más lejos.

San Lucas es el capitán del barco y de él depende hoy dar ese golpe de timón. Hay algunos rendimientos muy bajos que se repiten, y jugadores que merecen muchas más oportunidades de las que tienen. Para putear a otro y no renegar siempre por los mismos, al menos. Como para tirar una buena: a ver si al menos Atlético Tucumán vuelve a usar su camiseta tradicional, que si no usarla es una especie de cábala no está funcionando.

Volviendo a lo que más importa. Fuerza Decanos para hacer frente a una semana que ya está arruinada. A poner el pecho, capear el temporal y salir adelante. Es hora de estar todos juntos y tirar para el mismo lado, que Atlético se juega muchísimo el viernes en 25 de Mayo y Chile.