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"Estaba dispuesto a morir": Látigo Coggi recordó la escandalosa pelea en Tucumán

Polémica histórica

Es considerada la pelea más bochornosa de la historia del boxeo argentino y sucedió en 1993 en el Club Villa Luján. A casi 30 años del escándalo, el pugilista Juan Martín Coggi rompió el silencio: “Parece que fui el autor del robo del siglo”. Mirá el video.

El día que el campeón se fue a la lona y empezó el escándalo (Crédito: https://elroundfinal.com)





En una de las páginas más oscuras de nuestro deporte se encuentra la que ha sido considerada como la pelea más escandalosa de la historia del boxeo argentino y sucedió acá en Tucumán. Se trata del combate que disputaron el 17 de diciembre de 1993 en el club Defensores de Villa Luján Juan Martín “Látigo” Coggi y el colombiano Eder González por el título mundial. En esa sofocante noche tucumana pasó de todo: el árbitro estiró la cuenta cuando Coggi cayó a la lona, el boxeador Jorge “Locomotora” Castro tocó la campana antes de tiempo y el manager de Coggi le pidió al entonces gobernador de la provincia, Ramón “Palito” Ortega que corte la luz del estadio. Casi 30 años de aquel bochorno histórico, Látigo Coggi recordó el episodio: “Parece que fui el autor del robo del siglo. Yo solo quería pelear”.

Látigo Coggi está en lona, desparramado, tiene la mirada perdida, su alma tal vez se escapó de su cuerpo con ese derechazo que le acaba propinar el retador colombiano Eder González. La calurosa noche de Tucumán del 17 de diciembre de 1993 se hace oscura porque peligra el reinado del zurdo, el boxeador favorito del expresidente radical Raúl Ricardo Alfonsín. El campeón mundial intenta ponerse de pie, pasan los segundos, pero no hay caso. La cuenta del árbitro venezolano Isidro Rodríguez llega a diez, pero extrañamente, no termina allí, el conteo continúa. Y uno de los capítulos más negros en la historia del boxeo argentino empieza escribirse. “Decime a dónde está la llave, voy a cortar la luz”, le dice Osvaldo Rivero a Palito Ortega, el gobernador de Tucumán, que está sentado en la primera fila. “¡Estás loco, Rivero, vamos todos presos!”, le contesta al mánager, que abre el manual de las trampas, para frenar la paliza que está sufriendo el campeón mundial, en la quinta defensa de su segundo reinado. Esa misma estrella, –en los planes de Don King y del mexicano Julio César Chávez– está siendo estrellada por un ignoto pegador colombiano, que tiene al ídolo a un paso del abismo en el mismísimo Jardín de la República. Relata con maestría lo sucedido aquella noche Adrián Michilena en una crónica.

En primera persona y casi tres décadas después, Juan Martín “Látigo” Coggi da la cara y confiesa que siente que se lo culpó injustamente por un delito que nunca cometió. En una entrevista que realizó hace unos días el periodista Juan Cruz Russo para Izquierdazo, el boxeador rememoró los detalles de lo ocurrido esa noche en nuestra provincia: “Te puedo contar hasta el segundo round y del quinto al séptimo, del segundo al quinto, no me acuerdo nada. Todo, por un solo golpe, que fue el que me tiró. Después, vi todas las cosas que pasaron. Yo solo quería seguir peleando”.

Por el desarrollo del primer asalto de la pelea, todo parecía indicar que Coggi iba a ser el ganador de una corta contienda, sin transpirar ni despeinarse. Para sorpresa de todos, González metió una mano increíble. Al Látigo le costó levantarse, pero tuvo ayuda de todos lados. La cuenta se alargó, su entrenador lo puso de pie, la campana finalizó sonó a falta de un minuto y 20 segundos. Todo conspiró a su favor. Luego de recuperarse a lo largo de la reyerta, el oriundo de Santa Fe ganó por nocaut técnico en la séptima porción de la disputa y festejó en un ambiente apagado.

Osvaldo Rivero, el manager que es uno de los más grandes villanos del boxeo argentino y el personaje más odiado por muchos de los que componen este negocio, quiso resguardar a Juan Martín Coggi, pero no pudo. “Cuando el Negro Rivero me dijo que me sacaba de la pelea en el tercer round, le dije que, si él me sacaba de la pelea, yo lo cagaba a trompadas. Quería seguir peleando, y estaba dispuesto a morir. Si me tenía que morir arriba del ring, lo iba a hacer. No me iba a matar, estaba seguro”, sentenció.

Juan Martín Coggi recibió un golpe de nocaut, que lo sacó del lugar en el que se encontraba. No podía pensar, ver, razonar, pararse, y hasta le costaba respirar. No entendió nada de lo que pasó. Al día de la fecha, Látigo da explicaciones que no le corresponden, sobre un robo que se perpetró con su cuerpo, pero sin siquiera un dejo de su consentimiento: “Siento que fui culpado injustamente en muchas cosas, porque yo estaba en otro mundo. Lo que pasó, pasó fuera del ring, no dentro del ring. La campana, cuando me sostienen del pantalón... Todas esas cosas las vi después. Yo lo entiendo a Rivero, porque me defendió, aunque estuvo mal. A mí me culpan de esa pelea, y yo no me lavo las manos, ni nada por el estilo, pero hubo casos peores. Parece que fui el autor del robo del siglo. Yo solo quería pelear”.

Mirá el video con el informe de la pelea: