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San Martín cambió y el Pueblo Ciruja ya está hasta las manos

Juega el santo

Con Dening a la cabeza, la hinchada está de la cabeza. Abanderado de la ilusión, el delantero marcó dos goles y el Santo ganó, gustó y casi goleó. Un equipo en constante crecimiento, gana terreno en la tabla y se calza el traje de candidato.

Foto Twitter/San Martín.-





"Apurame los ravioles que hoy juega el Santo", le decís a tu vieja antes de las 12. La sobremesa del domingo en familia tendrá que ser más apurada. Habrá que correr hasta Ciudadela para no perderse ningún detalle: ni la salida de los jugadores, ni el comienzo avasallante de un equipo al que empieza a calzarle el traje de candidato. 

Hiciste bien en llegar temprano, porque algunos recién están trepando la Pelligrini cuando Colazo mete un centrazo, un estiletazo que Dening lee a la perfección, anticipando a todo el mundo y empujándola para adentro. 

Recién van 10 y San Martín ya gana en Ciudadela que es una fiesta. Morón, pobrecito, intenta jugar, pero el Santo se lo come, con un Bucca y un Abregú inmensos que muerden, recuperan y juegan; con Andrada y Martínez que van y vuelven de arriba para abajo, y de afuera para el centro. Movilidad pura, dinámica total, vértigo absoluto. San Martín cambió, pibe. Son Ferraris".

A los 40, hay un penal, penalcito, penalazo. Lo mismo es. Penal al fin. Dening, goleador de todas las fechas, la acaricia con la cara interna y el segundo se grita desde la Bolívar hasta el fin del mundo. 

Qué fiesta, compadre. Estos es San Martín. Cantan todos, saltan todos. Juegan todos. Hasta Sand que de golpe se activa y salva el descuento que podía complicar las cosas. 

Para más placer, uno de ellos se hace expulsar y parece que no se sufre, se gana sin sufrir y también es San Martín. Por eso en el complemento la cosa sigue parecida.

San Martín domina, muerde y ataca. La goleada está al caer. ¿Se vendrá el 6 a 1 del 93? Capaz, pero entre el palo y el arquero, que dicen que era de Atlético, el Santo no lo sentencia. 

No importa, Ciruja. Lo importante es sumar de tres, ganar otra vez, hacerse fuerte acá, trepar en la tabla, acercarse a los de arriba. 

Todavía hay tiempo para algún lujo de Sand, para más trepadas del incansable Banegas, para que Sansotre vuelva a la cancha y las tribunas se vengan abajo. ¡Qué refuerzo que pega el Santo!

Tres triunfos consecutivos, cuarto al hilo en Ciudadela. Puntaje ideal para Frontini y San Martín más prendido que nunca: terceros y al toque de la punta. 

Ya sé, ya sé. Estás hasta las manos ya. Abrazado a la ilusión que condena. Y qué lindo que es. Si hace cuatro fechas te lo decían, no lo creías. Pero acá estás. Otra vez en La Quiaqueña y no sos el único. Ya se hizo de noche y llovizna, la lata fría entumece la mano. Es domingo, mañana se labura desde temprano. Algunos ya están en la cama, o mirando a River. Vos en cambio pensás: "Gracias a Dios que nací Ciruja".