Equipo en (re)construcción: El Deca no debe perder la calma ni el Norte
Mal partido y segunda derrota al hilo de Atlético Tucumán. Todavía no hay sintonía fina en la cancha, pero hay motivos de sobra para encomendarse a San Pusineri. La dirigencia debe cumplir la palabra empeñada y el hincha no puede ni debe perder la cabeza.
Lucas Pusineri. (Foto: Twitter @ATOficial)
"Movete Decano movete, movete dejá de joder...". Van 25' del segundo tiempo, Talleres de Córdoba se acaba de poner en ventaja y después de muchas noches de alegrías y emociones, desde las tribunas de 25 de Mayo y Chile se escuchan reproches para con los jugadores. Atlético Tucumán jugó mal y confirmó su mal arranque, con dos derrotas consecutivas, con el campañón de 2022 en el retrovisor que todavía retumba en los corazones Decanos.
El año pasado, hace apenas algunos meses, Lucas Pusineri se convirtió en San Pusineri, el primer Santo Celeste y Blanco. En tiempo récord, le devolvió el alma a un equipo que estaba abatido y virtualmente condenado al descenso y lo llevó a pelear el campeonato y jugar de igual a igual en todas las canchas. Pero el 2022 es historia, se fueron muchas figuras de aquel equipo, otros se quedaron a dar pelea y hoy Atlético es un equipo en (re) construcción.
No jugó bien El Deca esta noche ante La T. En el primer tiempo lo más destacado fueron los destellos de jerarquía de De La Fuente, que demuestra que es profundo y peligroso por derecha. Lo mejor de Atlético llega cuando se juntan Coronel y Pereyra, pero el equipo todavía no logra abastecer con claridad a Estigarribia.
Todavía no hay sintonía fina entre El Chelo y sus nuevos compañeros: esto quedó demostrado cuando el picante 37 desbordó y mando centro atrás para el ariete Decano, que controló en el área pero no pudo girar y fusilar a Herrera pero tampoco pivotear para que un compañero de frente le rompa el arco al arquero visitante.
En la segunda mitad se notaba que la visita tenía cada vez más espacios, que el nerviosismo en 25 de Mayo y Chile iba en ascenso y que el gol estaba al caer: pase profundo, Sosa lo sacó a bailar a Orihuela y gol de Pizzini que llegó de frente para rematar y dejar sin chances a Marchiori y la defensa mal parada.
No bastaron los ingresos de Adrián Sánchez ni Ramiro Ruiz Rodríguez primero, ni de Kociubisnki ni Maestro Puch después. No era la noche del Decano, que no termina de engranar de mitad de cancha hacia adelante: los de Pusineri buscan controlar la pelota y ser punzantes con ataques fugaces, pero si no es la zurda de Pereyra falta claridad, y el Bebe Acosta - Di Franco se superponen demasiado en la mitad de cancha.
Sobre el final, el golazo de Nahuel Bustos y la imagen repudiable de la noche: un minúsculo grupo de hinchas calientes arrojó hielos y otros proyectiles a los jugadores de Talleres, y no está de más subrayar que eso está muy mal. Podría costarle al Decano quita de puntos o hasta perder su localía si es sancionado con el rigor de otros tiempos. Seguramente no pase nada, pero no puede ni debe repetirse esa escena en el José Fierro.
Hay que decirlo: El Pueblo Decano llegó crispado porque vio cómo se fueron sus figuras y llegaron los problemas con el sistema online para socios, la falta de opciones de pago, el precio de las entradas, la pantalla que al final no anda, la derrota ante Boca y hasta el torneo perdido en 2022, una herida abierta que no cicatriza aunque todo Atlético esté orgulloso de los laureles que supimos conseguir. La Dirigencia debe hacer la tarea y cumplir nada más y nada menos que la palabra empeñada.
Calma, Decanos. Hay que confiar en San Pusineri, nos sobran los motivos. Sobra la Fe Decana. Tras perder el invicto en El Monumental, Atlético no debe perder la cabeza. Los pies en la tierra, la mirada en el cielo que El Deca es muy grande y se viene el aniversario de la Hazaña de Quito, así que a dar vuelta la página rápido: todos con el corazón Celeste y Blanco y una cerveza helada en el camino de vuelta para bajar la espuma por la derrota y poner en el freezer tanta bronca. Para que una vez más tomemo somo Atlético. Pasamos muy malos momentos, los buenos ya van a venir, Viejo y Glorioso Decano.