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Esta campaña volveremos a estar contigo: San Martín, un nuevo comienzo y la ilusión de siempre

análisis

Después de más de 100 días, el Santo volvió a jugar un partido oficial. Con un equipo totalmente renovado, se plantó en Río Cuarto y se trajo un triunfazo ante un duro rival. De menor a mayor, el equipo se fue aplomando y terminó ganando con justicia.





 Más de 100 días de espera larga, dolorosa, feliz con el Mundial de por medio y sedienta de gloria. Pasó tanto en el medio que es como si no hubiera pasado nada. Porque en el brindis de Años Nuevo miraste al cielo con el deseo de siempre que en el 2023 se tiene que cumplir ¡Por favor que se cumpla de una vez! Pasó tanto en el medio, pero Ciudadela nunca se fue del corazón, y el reencuentro era inminente, inevitable, maravilloso.  

Y entonces es viernes, vuelve a jugar el Santo y el cuerpo lo sabe. La Ciudadela lo sabe. Tucumán lo sabe. Todo el mundo lo sabe. Juega el Santo señores que aunque la TyC muestre el partido de Brasil contra no sé quién por el no sé qué del Sub 20, la tele está prendida, la heladera llena, y corazón encendido. 

Cantan el himno en la previa y nos recuerdan el Mundial que celebramos pero que ya nada importa, porque ya pasó, fue lindo, hermoso y nunca lo olvidaremos, pero ya pasó, ahora vamos con lo único importante: San Martín. 

No van ni dos minutos y se te estruja el pecho cuando ellos se meten en el área tan fácil que no lo podés entender, la salva Carrizo  primero y un defensor de la línea después ¡Qué cagazo! Y estamos sufriendo como perros y esto recién comienza. 

Después, mientras puteas a los centrales que no ganan una, tratás de aprenderte el nombre de los nuevos, solo Carrizo y Andrada sobreviven del año pasado entre los titulares. Los demás ignotos con los que irse familiarizando de a poco. 

Pero acá no importan los nombres, ni los hombres, acá importante los colores, y aunque no los terminemos de conocer bien todavía, es clarito que esos muchachos usan una roja y blanca con bastones verticales y el escudo de San Martín en el pecho y entonces, como dice el legendario periodista partidario Lengua: “El mejor jugador de San Martín es el que está en San Martín”. 

Esos primeros minutos de titubeo que dejan más dudas que certezas se van disipando y la paridad se va apoderando del partido. El Santo hace pie, empareja y ya no sufre, aunque tampoco ataca. 

Se nos va el primer tiempo y nos vamos preparando para recargar el vaso y las ilusiones, sin saber que todavía falta que Quiroga la aguante, Pombo la abra a la derecha, que Quilez tire un centro fuerte que quizás pretendió ser un tiro al arco, para que Pardo la punteé de zurda ¡Golazo! Y el grito sagrado ese atragantado tan distinto y tan lindo cuando es de San Martín. 

Qué lindo el entretiempo este, para cruzar opiniones con amigos, primos, hermanos, padres: “Me gustó el 4”, “Bien Quiroga que las peina a todas”, “Empezaron flojos los centrales, pero fueron mejorando”, “Movedizo Dening”, y como esas, miles de frases típicas de la primera fecha plagada de refuerzos. 

A la vuelta del partido, nadie se terminó de acomodar y Andrada ya le está metiendo un tiro al palo, errando un gol para morirse. Es el comienzo del complemento en el que el rendimiento va a seguir creciendo, mostrando un equipo cada vez más aplomado que empezó mal y fue reduciendo a su rival hasta terminar ganándole con justicia. 

¿Sufrir? Siempre un poco, pero está Carrizo para sacar las papas del fuego, para mostrar solvencia y para decir “acá estoy yo, el arquero titular de San Martín”.  Nos son grandísimas atajadas, pero si buenas intervenciones y buenas salidas, adueñándose de cada pelota que sobrevuela el área chica, como debe ser. 

Dening las corre a todas y tiene varias para liquidar pero siempre le faltan cinco pal peso y lo terminan cerrando. Quiroga se faja con los centrales y gana todas las que puede por arriba. Pombo crece cuando pasa a la izquierda, después de que entra Abregú a sumar marca en el medio. Los centrales se van afirmando y solo Banegas sufre cuando lo encaran. 

Después entra Verón y hace servir cada pelota que toca y hasta intenta una de crack que era para cerrar el Estadio si le salía. No tarda en mostrar que su velocidad y, sobre todo, actitud, lo van a tener con mucho protagonismo en esta temporada. 

Se nos va el partido y se nos viene la primera alegría del año. Gana el Santo y todo el año es carnaval otra vez. Es apenas el primer pasito de tantos que habrá que dar. Se viene un año largo, de idas y vueltas, de sufrimientos, ilusiones, desilusiones y ojalá muchas alegrías. Pero sea como sea, será un año más juntos porque Santo, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo.