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Asalto en La Boca: El Deca, entre la bronca y el vaso medio lleno

ANÁLISIS DECANO

Atlético Tucumán no pudo tomarse revancha y se fue con las manos vacías de La Bombonera, donde no le cobraron un penalazo. Más allá del dolor por la derrota, hay mucho para rescatar para los de San Pusineri.

El cabezazo final de Orihuela, casi es el empate. (Foto: Olé)





Con la frente en alto debe volver Atlético Tucumán de La Bombonera. La derrota ante Boca será difícil de digerir, pero el equipo de Lucas Pusineri dio pelea con sus armas nobles en una batalla que se sabía iba a ser como siempre complicada. El penalazo de Figal a Estigarribia que Baliño y el VAR no quisieron ver desató la furia Celeste y Blanca, y aunque el equipo se cayó en el segundo tiempo hay razones para volver a creer y soñar en grande.

Atlético volvió al lugar donde recibió un duro golpe en pleno frenesí del campañón histórico de la mano de San Pusineri del año pasado. El Decano fue por su propia revancha, a vengar aquel penal a Maestro Puch que no le cobraron sobre la hora, a demostrar(se) que le puede ganar a Boca y a cualquiera que se le ponga en frente, y que dando el golpe en La Bombonera se puede volver a ilusionar.

El Deca fue a tomar La Boca por asalto, y después del tiro libre de Romero al travesaño antes del minuto de juego, se plantó en campo contrario a meter y luchar cada pelota, a presionar y morder mucho y atacar y atacar impulsado por esa sed de venganza. "Acá estoy yo", dijo El Deca, como quien da un golpe en la mesa. Pero Boca, con sus jugadores bendecidos por la amnistía de AFA, volvió a demostrar que no necesita mucho para lastimar e hizo pesar su jerarquía, con ayuda de Baliño.

De La Fuente mostró buenas credenciales y lanzó peligrosos centros desde la derecha, Joaquín Pereyra demostró que la 10 no le pesa y le queda pintada, y volvió a ser el armador de juego que necesita Pusineri. Audaz para lasimar desde la izquierda o apurar un córner, el zurdo ratificó que le sienta mejor arrancar desde afuera y soltarse. El técnico apostó por Acosta - Di Franco en el eje y por momentos rompió el circuito de juego interior de Boca, que solo lastimaba con la velocidad o pegada de Villa.

Mateo Coronel, el más picante de todos, buscó espacios y se tiró a los costados y por momentos se convirtió en una pesadilla para los defensores de Boca, exhaustos de tanto luchar contra un Marcelo Estigarribia, que se impone en el roce. El 37 y el 19 se buscaron mucho, no se encontraron tanto, y en su mejor conexión, cuando Mateo pícaro aprovechó un error de la defensa, pero la bomba del delantero se estrelló contra Chiquito Romero en el complemento.

Lo mejor de Atlético aparece cuando Coronel se tira atrás y no le da referencia a los defensores, cuando Pereyra se suelta y aparece por cualquier lado para construir sociedades, cuando Tesuri no para de correr y pisa el área con decisión, mientras El Bebe Acosta se planta en el círculo central y mete pausa y limpia el juego entre tanto vértigo, cual director de orquesta. Los laterales pasan y lastiman y todos trabajan para abastecer a Estigarribia. Hay un plan, hay una idea, hay intérpretes de lo que quiere Pusineri.

El Decano empujaba y empujaba buscando romper el cero, mientras Varela, Pol Fernández y Ramírez no tocaban la pelota. Tampoco es que "¡el mediocampo del Deca vuela, es otro fútbol, Presidente"!, pero era muy superior. De tanto ir, Atlético debió encontrar el gol, pero falló en el último pase y además no le cobraron un penal grande La Bombonera: claro agarrón de Figal a Estigarribia, pero clarísimo. Baliño no vio o no quiso ver, el juez de línea tenía que mirar para ahí, ¿qué estaba haciendo? Del VAR ni noticias, nunca un llamadito para revisar una jugada para Atlético.

Pero bueno. En el segundo tiempo, a excepción de la que Romero le tapó a Estigarribia, el partido entró en un bache del que casi no salió hasta el gol de Villa. En segundos, El Deca pagó caro las chances erradas y de un pelotazo a priori inofensivo el equipo de Ibarra hizo pesar su jerarquía y encontró la ventaja que sería triunfo definitivo: peinó Orsini tras anticipar a Cabral, Villa aprovechó la espalda de De La Fuente, Bruno Bianchi fue a cubrir al 4 pero no logró impedir el centro, Orihuela se pasó, los volantes no retrocedieron con Romero y el paraguayo festejó haciendo el Topo Gigio y desatando tus puteadas.

Los cambios de San Pusineri esta vez no tuvieron el efecto deseado, y El Deca pareció quedarse sin nafta para ir a por el empate. Pero nunca lo den por muerto a este equipo que ya demostró que se repone de los golpes y está dispuesto a vender caras las derrotas: sobre el final, gran conexión a pura velocidad y ahora sí "TS TS TS": De La Fuente engancha y manda centro de zurda para El Polaco que se la baja a Sánchez que la mete de primera al segundo palo y Orihuela -que se había perdido una en el primer tiempo- le comió la espalda a Advíncula y llegó solo por atrás de todos, pero su cabezazo se fue por arriba cuando todo invitaba a soñar con romperse la garganta gritando un empate agónico.

No hubo tiro del final, la historia ya estaba escrita. Tras la amnistía Boca tenía que estrenarse con el pie derecho y El Decano no podía tomar La Bombonera por asalto, tomarse revancha y pisar bien fuerte ante los más fuertes. Ya llegará el momento, tengan paciencia. "Acepten la injusticia, traguen el veneno, que todo se equilibra al final". Elijo creer. 

Hay razones para creer: está San Pusineri, el primer Santo Celeste y Blanco. Están los jugadores que volvieron a dar pelea con hidalguía. Y si alguno no quiere estar, que se vaya. Acá siempre va a estar el Pueblo Decano, que va a reventar el José Fierro el próximo domingo para agradecer y alentar hasta el final. Para que después, todos juntos, tomemo somo Atlético. Tomemos que el vaso está medio lleno, y hasta más. Porque cuando la noche se pinte de Celeste y Blanco, cuando se junten Pereyra y El Bebe Acosta y Coronel para tocar y tocar, cuando vengan los goles de Estigarribia que ya van a venir, no habrá amnistía ni penales no cobrados que valgan.